¿Por dejará de ser prisión una de las mejores calificadas de México?

MEXICO –  Las Islas Marías, la cárcel que inmortalizó el escritor José Revueltas, en su obra “Los Muros del Agua”, en los años 30, dejará de ser la insignia de “penal infame” por decisión  del presidente Andrés Manuel López Obrador, aunque en su último reporte la Comisión Nacional de Derechos Humanos había calificado a tres de las cuatro cárceles del archipiélago como las mejores del país con más de ocho puntos porcentuales de 10.

En adelante será un Centro de Educación Ambiental y Capacitación para Niños y Jóvenes a 112 kilómetros del estado de Nayarit, pero, al mismo tiempo, dejará de ser el único centro penitenciario al aire libre en México que, entre altibajos de atención, había logrado en los años 90, por ejemplo, hacer que los reclusos vivieran en una especie de colonia con un orden propio.

La clausura de Islas Marías como prisión, dijo López Obrador en conferencia de prensa,  “es un homenaje a todos los presos del mundo y a dos distinguidos: José Revueltas (en adelante llevará su nombre) y Nelson Mandela (el ex presidente sudafricano) ambos considerados presos políticos y símbolos de injusticia nacional e internacional respectivamente.

“La política necesita símbolos y AMLO lo sabe: es su forma de gobernar”, advirtió Miguel Hidalgo, analista político de la Universidad Autónoma Metropolitana. “El cierre de las Islas Marías se presume así un símbolo de justicia del actual mandatario”.

Sin embargo a las Islas Marías llegaban más que presos políticos desde hace 113 años cuando el entonces presidente Porfirio Díaz decretó su construcción. Diego Pulido, autor del libro “Historia e una colonia penal” documentó que en el tiempo de Revueltas también llegaban por montones “vagos, rateros, toxicómanos, traficantes, disidentes, traficantes, disidentes políticos, cristeros y comunistas”.

En los años 90, Nelson Alvarez, investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, documentó cómo se había logrado establecer una colonia compuesta con 10 campamentos en la isla María Madre, una de las tres que componen el archipiélago, que se comunicaban por medio de una carretera (que construyeron los presos entre 1963 y 1969) de terracería que daba la vuelta a toda la isla con una extensión de 50 km.

Una década después, las condiciones de sobrepoblación se volvieron un problema ––igual que en el resto del país durante el gobierno de Felipe Calderón–– e incluso en 2013 hubo una huelga en el que se exigía mejores condiciones de alimentación, atención médica y cese a castigos, pero poco a poco la población volvió a disminuir y fue calificada por la Comisión Nacional de Derechos Humanos en su último reporte como “la de mejores condiciones del país”.

Con una población de poco más de 600, bien distribuidos, los problemas estaban más bien relacionados a falta de atención del director, espacios para la diversidad sexual y algunas condiciones de higiene.