¿Puede una caja ser la respuesta a la pregunta de si hay vida en Marte?
La misión a Marte Rosalind Franklin tiene el objetivo de responder a la pregunta sobre si hubo o no vida en Marte
¿Es posible que haya vida en Marte?
Desde que la sonda Mariner 4 logró -con éxito- orbitar el llamado planeta rojo en 1965, se han enviado una serie de misiones espaciales que han permitido obtener valiosas informaciones sobre Marte.
Sin embargo, esas misiones aún no han dado una respuesta a la pregunta que realmente parece importarle a la humanidad: ¿hay vida en el cuarto planeta más próximo al Sol?
Pero actualmente se está desarrollando una tecnología que podría resolver esa inquietud.
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Se conoce como Cajón de Laboratorio Análitico (ALD, por sus siglas en inglés) y es una sofisticada caja tres-en-uno de instrumentos que examinarán rocas de Marte con la idea de hallar huellas biológicas que permitan determinar si hay (o hubo) vida en Marte.
La misión en la que el ALD llevará a cabo su encargo se llama Rosalind Franklin y será lanzada en 2020.
La sonda, un vehículo de 300 kilos encargado de transportar el ALD, ha sido desarrollada por las agencias espaciales rusa y europea y tendrá la capacidad de excavar hasta dos metros de profundidad en el suelo del planeta vecino de la Tierra.
La excavadora podrá llevar, como un brazo mecánico, la muestra de roca o de suelo hasta el interior de la caja ALD, donde se pulverizará y se analizará en pequeños contenedores.
Pasado de lado
Lo que hará el ALD será un análisis forense, que revisará varios parámetros de la composición de las muestras recolectadas.
Lo cierto es que las anteriores misiones han dejado de lado la pregunta de que si hay vida en Marte o no.
Estaban más bien orientadas a determinar las condiciones del planeta en la actualidad, o si en el pasado habían existido condiciones favorables para el desarrollo de vida.
Pero ninguna de las sondas enviadas a Marte contaba con tecnología para detectar los llamados biomarcadores, o señales biológicas.
En cambio, el ALD de Rosalind Franklin ha sido construido específicamente para que pueda hallar esas complejas moléculas que tienen su origen en los procesos de la vida.
El pasado jueves se realizó la instalación del ALD, que pesa unos 54 kilos, dentro de la sonda Rosalind Franklin.
“Es maravilloso ver que el corazón de la sonda ya ha sido instalado”, le dijo a la BBC Sue Horne, una de las líderes el proyecto.
“El ALD es fundamental para el análisis de las rocas dentro de la sonda y nos permitirá entender mejor la geología de Marte y potencialmente identificar señales de vida en ese planeta”, agregó.
Ojos de lince
Pero no solo es el Cajón de análisis el que podría responder a la gran pregunta sobre Marte.
En la sonda también viaja un sistema de cámaras panorámico llamado PanCam, que guiará al vehículo mientras esté activo en el planeta.
“Todo ha sido modelado en 3D y diseñado con mucha precisión, para que encaje de acuerdo a como se ha planeado”, dijo Chris Draper, quien participa en el proceso de construcción de la sonda en la sede de Airbus en Reino Unido.
El equipo encargado de la sonda debe tenerla lista para principios de agosto.
Después, será llevada a Toulouse para ser evaluada su capacidad de resistir el viaje desde la Tierra hasta Marte.
Tras eso, será trasladada al famoso cosmódromo de Baikonur, en Kazajistán, donde se realizará el lanzamiento entre julio y agosto de 2020.
¿Quién fue Rosalind Franklin?
En 1952, Rosalind Franklin estaba en el King’s College London (KCL) investigando la conformación atómica del ADN, especialmente por sus habilidades como cristalógrafa de rayos X, útiles para crear imágenes vitales para el análisis.
Una de las imágenes del equipo que lideraba, conocida como Foto 51, proporcionó las ideas esenciales para que Francis Crick y James Watson construyeran el primer modelo tridimensional del ADN.
Fue uno de los logros supremos de la ciencia del siglo XX, que permitió a los investigadores comprender finalmente cómo el ADN almacenaba, copiaba y transmitía el “código de vida” genético.
Crick, Watson y su colega Maurice Wilkins recibieron el Premio Nobel de 1962 por este gran avance.
La muerte prematura de Franklin, en 1958, significó que no pudo ser considerada para el premio (los Nobel no se otorgan a título póstumo).
Sin embargo, muchos argumentan que se ha minimizado su contribución y nunca se le ha prestado realmente la atención que merece.
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