Estudiantes mexicanos en la mira de secuestradores

MEXICO.- “Las Pelonas” es una banda de delincuentes muy peculiar. No sólo se han especializado en secuestrar a estudiantes de escuelas privadas , arrancarles uñas y dientes, sino que han hecho de su oficio y nombre una marca de la crueldad: cobra el rescate y mata a las víctimas. Aún así, lleva 30 años en […]

Norberto Ronquillo

Norberto Ronquillo Crédito: Twitter

MEXICO.- “Las Pelonas” es una banda de delincuentes muy peculiar. No sólo se han especializado en secuestrar a estudiantes de escuelas privadas , arrancarles uñas y dientes, sino que han hecho de su oficio y nombre una marca de la crueldad: cobra el rescate y mata a las víctimas.

Aún así, lleva 30 años en operación, según denuncia la organización civil Alto al Secuestro, especializada en el tema. Las Pelonas han superado crisis, persecuciones y arrestos. En cada golpe a sus miembros, otros toman el control como en las empresas que trascienden líderes.

En los últimos días, secuestró y asesinó a dos jóvenes de la zona sur de la Ciudad de México, su centro de operaciones. Uno era Norberto Ronquillo, estudiante de mercadotecnia oriundo de Chihuahua a quien raptaron al salir de clases en el turno vespertino; poco después, a Leonardo Avendaño, quien quería ser sacerdote. Por ambos solicitaron millones de pesos que las familias pagaron inútilmente.

Isabel Miranda, presidenta de la organización que fundó tras el secuestro y muerte de su propio hijo, Hugo Alberto Wallace Miranda, afirma que la explicación a esta violencia gira en torno a tres ejes: impunidad, falta de dinero (se redujo el presupuesto por las políticas de austeridad) y falta de capacitación de los policías.

Miranda contabilizó en los primeros meses del año un aumento en 103% en comparación con el mismo período de 2018.  A finales de abril de este año sumaban 68 casos, un promedio de 11 al mes en la capital mexicana, donde ha operado la banda de Los Pelones.

“La cifra es alarmante porque la Cdmx es la entidad que cuenta con el mayor número de policías a nivel nacional y con una red de cámaras de seguridad que deberían ser factores para disminuir la incidencia”, agregó Miranda de Wallace en una conferencia de prensa.

El ex jefe de gobierno y hoy senador, Miguel Angel Mancera, agregó un dato más: la liberación reciente de más de 15,000 presos por la aplicación del Nuevo Sistema de Justicia Penal (NSJP), muchos de los cuáles, están reincidiendo. “Lo advertimos, no se puede soltar antes de cumplida la sentencia”.

El caso es que Las Pelonas están en operación. Las autoridades han identificado a uno de sus más recientes líderes a quien apodan “El Barbas”. Claudia Sheimbaum, alcalde de la Ciudad de México, explicó que aunque su gobierno tenga presión social para resolver los casos, no piensa “violar el debido proceso” para culpar a gente. “Pedimos un poco de paciecia”, advirtió. Luego envió  a policías a vigilar las zonas de escuelas privadas.

Del otro lado de la moneda, Norelia Hernández, madre del estudiante Norberto, dijo que si el gobierno de la ciudad no quiere violar el debido proceso debe parar de dar información confidencial a la prensa, despolitizar el caso y centrar en adelante todo su esfuerzo en mejorar la procuración de justicia. “La policía de investigación no sabe ni guardar evidencias”.

La cuenta de secuestro de estudiantes por parte de Las Pelonas y otras bandas es más conservadora en las versiones oficiales.  Data de 2007 con el caso de Priscila, una estudiante de Economía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) cuyo padre transportista pagó para que la dejaran libre. Lo hicieron dos años después: el cadáver.

Por esas fechas siguió Antonio Equihua Peralta, de 16 años; meses antes, Fernando Martí, hijo del empresario Alejandro Martí, quien por su activismo e importancia en el mundo de los negocios, logró una sentencia (una de 100, según datos oficiales) y, en 2011, cayó Silvia Vargas, hija del ex director de la Comisión Nacional del Deporte (Conade), Nelson Vargas.

 Tras marchas, quejas y otras estrategias, pasaron algunos años con pocas denuncias, pero tras la información del modus operandi de “Las Pelonas”, madres de una escuela primaria pública afirman que la delincuencia tiene rato volteado a ver más a los estudiantes.

“Somos un nuevo blanco”, dijo una madre en entrevista radiofónica. “Nos esperan cuando vamos con los niños porque saben que no pondremos resistencia”

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