“35,000 cajas de vino en el almacén”, los costos de unos aranceles que no cesan
La tregua con China no rebaja el impuesto a las importaciones y se teme el que pueda afectar al vino europeo
La Fase I del acuerdo comercial con China firmado el miércoles no acaba con los aranceles que la Administración de Donald Trump ha impuesto a las ventas de productos chinos valorados en $360,000 millones. Es más, el presidente mantiene la posibilidad de elevar esta penalización a las importaciones desde este país si no se cumplen los términos de esta Fase I.
Y estos aranceles, los que ha impuesto a otros socios comerciales y los que amenaza con poner están pasando factura a los consumidores, tanto a quienes importan piezas o materias primas para usar en sus manufacturas como para los finales que compran en un centro comercial. Las alternativas son pagar un precio más alto por lo que se importa de China o que las empresas reduzcan su margen de beneficio (en el caso de consumidores no finales) al asumir esa tasa.
Y eso pasa factura.
Justo ayer la Reserva Federal hizo público el Libro Beige, que es un compendio de observaciones económicas regionales que se publica ocho veces al año, y hasta 17 veces se hace mención de los problemas que están causando estos impuestos sobre los consumidores estadounidenses.
Repasemos algunos de los comentarios:
- Actividad general: “En muchos distritos los aranceles y la incertidumbre comercial continua pesando en algunos de los negocios””.
- Boston: “Un productor de pescado dijo que los aranceles se ha estabilizado pero los costos resultantes han sido difíciles de pasar a los supermercados”.
- Boston: “Los contactos expresan alguna preocupación por que los mayores costos, ya sean relacionados a los mercados laborales o los aranceles, combinados con una competencia muy fuerte en el comercio al por menor, perjudique el crecimiento de las ventas”.
- Nueva York: “Algunos contactos en estos sectores [manufacturas y ventas al por mayor] han mantenido sus preocupaciones sobre aranceles e incertidumbre comercial además de por los aumentos de salarios mínimos”.
- Filadelfia: “Los aranceles propuestos para el vino europeo ha llevado a un mercader de la zona a hacer un stock con más de 35,000 cajas para intentar esquivar las sanciones de febrero y minimizar las subidas de precios”.
- Cleveland: “Los comerciantes dicen que los aranceles continúan imponiendo presiones en los costos como lo hacen también los incrementos de precios de materias primas”.
- St. Louis: “Contactos en la construcción reportaron que anteriores incrementos de precios por los aranceles en materiales de construcción como acero y aluminio han sido trasladados a los consumidores”.
- Minneapolis: “Un fabricante de productos de madreas con factoría en Wisconsin ha sido afectado significativamente por los aranceles y ha rebajado los salarios un 10%”.
No hay fecha para la Fase II del acuerdo ni hay certeza de la subida de los aranceles hasta el 100% a la importación de vinos europeos pero esta última posibilidad está en el aire. La asociación que une a restaurantes y bares de Nueva York a ha animado a sus miembros a que escriban a Washington solicitando que no suban unos aranceles que ya son del 25%. Pequeños importadores y distribuidores sufrirán mucho con esta medida, si finalmente se materializa, es posible que haya muchas más referencias en la próxima edición del Libro Beige.