“No se puede separar ni cuidar bien. Va a ser muy riesgoso y vamos a ver personas que van a fallecer en centros de detención”, aseguró Williams.
También pidieron medidas extraordinarias de seguridad para los abogados que visitan a los detenidos y para los empleados de los centros, ya que entran a diario a las detenciones desde el exterior.
Sin visitas de familiares
El servicio de inmigración dijo en un comunicado que “como medida de precaución para proteger a los extranjeros bajo nuestro cuidado y otros, ICE está suspendiendo temporalmente las visitas sociales en todos sus centros de detención”. Preguntada al teléfono, una portavoz de ICE aseguró que la restricción solo aplica a familiares y amigos, pero no a abogados y trabajadores sociales.
La agencia de inmigración también aseguró que “no hay detenidos en custodia con COVID-19 confirmado”, sin embargo, evitó decir cuántas pruebas se habían realizado. A principios de mes eran cuatro personas las testadas por posible coronavirus.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), quien tiene habitualmente en detención a miles de inmigrantes recién cruzan la frontera, dijo que no tienen ningún caso de coronavirus diagnosticado. También indicó que equipó a su personal con mascarillas para las “circunstancias apropiadas”.
Pánico adentro
Pero el coronavirus se ha convertido en la mayor de las preocupaciones para miles de inmigrantes en detención. Cualquier resfriado o gripe corriente se convierten en una fuente de rumores y miedos para los que están privados de libertad mientras esperan que se resuelvan sus casos de asilo.
“Hay tremenda preocupación”, dijo a Noticias Telemundo el cubano Yordel Fernández, que lleva diez meses preso en Catahoula Correctional Center, en Louisiana. “Si el coronavirus llega aquí, nos van a dejar morir a todos aquí encerrados. Si normalmente no te atienden, imagínate algo a gran escala”.
Fernández arrastra un resfriado y, debido a los escasos medicamentos que le habrían dado, dice tomar sus propias medidas: compró vitamina C en el economato del centro, bebe mucha agua y toma cáscara de naranja con agua caliente.
En Pine Prairie, también en Louisiana, inmigrantes dicen que no están recibiendo información sobre el coronavirus, pero que los oficiales llevan tapabocas y que algún inmigrante ha sido aislado u hospitalizado desde hace unos días.
En South Louisiana ICE Processing Center, en el mismo estado sureño, algunas detenidas se quejaron de que no tenían jabón y desinfectante para las manos.
Varias inmigrantes dijeron que seis detenidas fueron aisladas por motivos de salud, “nos dicen que influenza”, y que dos grupos de mujeres fueron puestos en cuarentena, “les dejan la comida en la puerta”. Noticias Telemundo preguntó a ICE sobre esto, y un portavoz reiteró que no hay casos de COVID-19 y que se difundieron “alegaciones falsas” sobre posibles casos.
Mientras, en el exterior, los familiares lidian con la preocupación por la crisis del coronavirus en las calles y por la incertidumbre dentro de los centros. Chatean y se comunican constantemente con cada pequeña novedad.
“Las condiciones de higiene son pésimas, sin vitaminas ni alimentos ni buena alimentación”, dijo Eli, una cubana con un familiar en Louisiana. “Tardan mucho en llamar al médico si pasa algo”.
Louisiana se ha convertido en el epicentro de centros de detención de ICE en los últimos meses, muchos situados en antiguas cárceles locales gestionadas por empresas privadas. Ya ocho inmigrantes fallecieron en custodia de ICE en lo que va de año fiscal, la misma cifra de muertos que en todo el año anterior.