Opinión: Da la sensación de que no habrá más deportes en 2020 debido a la pandemia

La cancelación de eventos históricos en Europa y la imposibilidad de planificar en EEUU parecen sentenciar el año

Personal militar sale del CenturyLink Field, de los Seattle Seahawks, tras montar un hospital en las instalaciones.

Personal militar sale del CenturyLink Field, de los Seattle Seahawks, tras montar un hospital en las instalaciones. Crédito: Karen Ducey | Getty Images

¿Volveremos a tener en este crudo año 2020 eso que conocemos como deportes?

El optimismo se diluye y la verdad es que cada vez resulta menos difícil concebir que la respuesta es no.

Como si ya estuviéramos en el invierno cuando las hojas secas de van desprendiendo de los árboles, los torneos y actividades deportivas a nivel mundial se fueron cayendo durante un dramático mes de marzo.

Hoy no se ve para cuándo el árbol de los deportes pueda reverdecer, y eso que estamos en la primavera.

Los deportes tienen un protagonismo mayor en Estados Unidos, donde son muy predominantes en la vida cotidiana; marcan mucho el estilo de vida.

Por eso, cuando este país se enfrenta a una desgracia, muchas veces es en los deportes donde la población se une y se inspira para recobrar el aliento.

Las consignas deportivas saltan de las canchas y gimnasios a los hogares y centros de trabajo, y los equipos locales se convierten en grandes barcos que comunidades y ciudades enteras abordan para ayudarse a vencer la adversidad.

En Nueva York, por ejemplo, se atesora la memoria de aquel juego entre los Mets y los Bravos de Atlanta efectuado en el desaparecido Shea Stadium, tan solo 10 días después del ataque a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001.

Volver a tener béisbol de las Ligas Mayores fue especial porque significó que la gran ciudad de Nueva York se estaba recuperando, si bien la herida jamás sanará del todo.

Nueva York vive otra vez jornadas negras, ahora silenciosas, pero igualmente trágicas. Hasta las 5 pm del jueves, había en la ciudad 49,707 personas enfermas, 10,590 hospitalizadas y 1,562 fallecidas. Dolorosamente, habrá muchas víctimas más.

El Centro Nacional de Tenis Billie Jean King, donde cada año se realiza el US Open -el evento deportivo más grande de Nueva York- está siendo adaptado como un hospital temporal ante la crisis.

Está claro que hoy no es momento de pensar mucho en tenis, o en deportes en sí, pero la Asociación de Tenis de Estados Unidos (UTSA, por sus siglas en inglés) dijo en un comunicado que el US Open sigue en pie, programado para iniciar el 24 de agosto.

“La USTA está monitoreando cuidadosamente el cambiante entorno que rodea la pandemia del COVID-19, y se está preparando para todas las contingencias“, dijo el organismo esta semana.

De nuevo, los deportes importan mucho en este país y la realización del US Open sería de gran vitalidad y enorme simbolismo para Nueva York. Pero siendo realistas tal vez no deba jugarse, y seguramente no se jugará. Por cierto, el torneo de Wimbledon (fundado en 1877) ya fue cancelado.

Allá mismo en Gran Bretaña es inminente la posposición o cancelación del British Open, el torneo de golf más antiguo del mundo (fundado en 1860), mientras que el Tour de Francia de ciclismo (creado en 1903) sigue en pie, pero enfrenta enormes presiones para su suspensión.

Así los eventos deportivos más emblemáticos de Europa.

En América, las grandes ligas deportivas no tienen fecha de reinicio ni tampoco una idea más o menos clara de cuándo podrían regresar a la actividad. Reflejo de esto es que en Estados Unidos ni siquiera los altos comisionados de las ligas más importantes se atreven a garantizar la realización de sus temporadas.

Señoras y señores, los deportes se acabaron en este 2020, al menos en la forma como los conocemos.

Cualquier cosa que pueda rescatarse en el segundo semestre del año será ganancia, pero en todo caso no será el producto que habitualmente consumimos. Tampoco tiene que serlo dada la dimensión de la crisis que hoy sufrimos.

Mientras los países del mundo y la sociedad internacional en su conjunto luchan contra un microscópico monstruo que contagia, que mata y que tiene al mundo semiparalizado, los deportes ciertamente pierden mucha de su razón de ser.

Los estadios se convierten en hospitales, y eso lo dice todo.

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