Inmigrantes hondureños detenidos en Illinois sufren noche de terror

Los agentes obligaron a los residentes de un departamento a la revisión de sus huellas dactilares.

Los agentes obligaron a los residentes de un departamento a la revisión de sus huellas dactilares. Crédito: ICE

Una familia de inmigrantes hondureños pasó una noche de terror en un suburbio de Chicago al ser despertados por la policía local y agencias de inmigración que les detuvieron, tomaron huellas y transportaron a un centro de detención, dijeron activistas y abogados este viernes.

Los inmigrantes detenidos fueron identificados como José Frank Guzmán Hernández, de 32 años; Elvin O. Guzmán Hernández, de 34; Dagoberto Guzmán Hernández, de 25, y Edy Ramos Ramos, de 22 años de edad.

Hoy el abogado Christopher Bergin, del Westside Justice Center, quien representa a los detenidos, y otros líderes hispanos, protestaron los sucesos.

Bergin dijo a la prensa que esta mañana se interpuso un amparo contra la deportación de los cuatro hondureños para que permanezcan en el país, donde están sus familias.

El incidente ocurrió el lunes por la noche cuando policías del suburbio de Schaumburg acudieron a la casa de los detenidos. De inmediato se llevaron a dos de los inmigrantes, a quienes acusaron de robo.

La familia, dijeron Bergin y Julie Contreras, de la iglesia Metodista Unida Lincoln, de inmediato alegó que era imposible porque ellos habían estado en casa.

Después de 36 horas en la cárcel local, los dos fueron entregados a agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE), quienes los transportaron a un centro de detención.

Pero ahí no terminó la pesadilla, pues cerca de veinte agentes de inmigración regresaron a la casa, según Contreras. Allí los agentes, algunos sin cubrebocas, procedieron a fotografiar y a tomarles huellas a los adultos en ese hogar. Uno de los agentes, dijo Contreras, descartó sus guantes en el interior de la casa, poniendo en riesgo a dicho grupo de hispanos.

Acto seguido, los agentes se llevaron a otros dos hombres de esta extendida familia a un centro de detención, en donde se encuentran hasta el momento.

Bastante alarmada, la activista dijo que en tiempos de pandemia hasta llevar a los inmigrantes a un centro de detención puede significar sus vidas.

“Los niños estadounidenses en cuarentena están sujetos a la posibilidad de contaminación con COVID-19 por agentes federales estadounidenses”, dijo Contreras, “Y sus padres, que solo son culpables de venir aquí para proteger a sus familias”.

Dijo que su iglesia reza por el bienestar de los detenidos en un acto que ella declaro es inaceptable bajo la contingencia de la pandemia. “Oramos por estos padres que han sido colocados dentro de una trampa de muerte en la prisión o que serán deportados a una sentencia de muerte al ser regresados a las calles violentas de su país, Honduras”, expuso.

Un miembro de esta familia lamentó los hechos y declaró que la experiencia los dejó marcados.

“Estábamos asustados con policías por toda la casa,” afirmo Yuri Carias, quien tiene diabetes como una precondición médica, “Somos una familia pacífica en cuarentena y tratando de mantenernos seguros, y ahora extraños llegaron a nuestro hogar con nuestros niños llorando y algunos de los policías no usando ni mascarillas ni guantes tocando cosas en la casa”.

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