Cómo saber si eres una madre sobreprotectora

Nunca será mejor resolver la vida de tu hijo que enseñarle a ser independiente

A veces la responsabilidad como padres puede pasar los límites del cuidado y eso llega a convertirse en un problema.

A veces la responsabilidad como padres puede pasar los límites del cuidado y eso llega a convertirse en un problema. Crédito: Sergey Nemo  | Pixabay

¿Eres una madre sobreprotectora? Seguramente tu respuesta directa será negativa, no cabe entre las posibilidades de tu maternidad porque suena aterradora la palabra. Pero aunque muchas mujeres puedan negarlo en su vida, tal vez ya lo son y hay algo peor que eso, están perjudicando a sus hijos.

A veces la responsabilidad como padres puede pasar los límites del cuidado y eso llega a convertirse en un problema. Cuidan excesivamente a sus hijos hasta que llegan a crear de manera figurativa una burbuja protectora, que aísla al pequeño de cualquier situación que parezca peligrosa o de riesgo, aunque no sea así. Con la mejor intención, buscan evitarle todo mal y todo daño al niño. Sin embargo, esto no es nada beneficioso.

Sobreproteger a un niño solo puede llevarlo directo a la merma en su autonomía, a la falta de iniciativa, y sobre todo a generarle ansiedad cuando se sienta solo, además de que todos estos efectos pueden dejarlo incapaz de resolver sus problemas con propio ingenio, algo que sin duda será desastroso en su desarrollo.

Pregúntate sobre si lo eres, sé honesta al responder si sueles interferir en las cosas que hace en su vida diaria.

Algunas conductas que las caracterizan se describen a continuación:

Impiden la autonomía de su hijo.

Limitan la exploración del mundo. Esto puede implicar impedirle al niño irse de campamento, a jugar a casa de un amigo o viajar.

La palabra ‘no’ es constante cuando se dirigen a su hijo.

Privan a su hijo de responsabilidades.

Solucionan los problemas de sus hijos en lugar de permitir que ellos puedan resolverlas por sí mismos.

Justifican sus errores.

Consienten en exceso a sus pequeños.

Generan miedo al decirles que no son capaces de realizar cierta actividad o conducta.

Si alguna, o todas estas conductas te suenan familiares, necesitas hacer un trabajo interno para manejar de manera más eficiente los impulsos y sentimientos interiorizados.

En primer lugar lo importante es asimilar los daños para ti y tu hijo. Si bien tu interés es cuidar de él, asimilar las repercusiones negativas te ayudará a reconocer y modificar dichos comportamientos. Aprende a confiar en ti y también en los demás, y piensa en ayudarlo solo cuando sea necesario para que puedas cultivar esa fuerza e inteligencia que le hará aprender a buscar soluciones.

Que los padres den espacio a sus hijos les permite que cometan errores, de esa manera aprenderán a ser autónomos e inteligentes. Nunca será mejor resolver la vida de tu hijo que enseñarle a ser independiente.

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