Las polémicas reuniones “solo para hombres” para hablar de igualdad de género en Suecia
Cenas privadas en las que los hombres discuten sobre sus sentimientos y sobre la igualdad se han vuelto populares en Suecia. Pero el concepto no está libre de controversia
Pocos temas están prohibidos en las reuniones solo para hombres a las que asiste el empresario y ambientalista sueco Johannes Wretljung Persson. El impacto de la pornografía, los tocamientos indebidos en clubes y las bromas misóginas en el trabajo ya se han debatido ampliamente.
El hombre de 33 años dice que el objetivo es crear un entorno en el que un puñado de hombres pueda “hablar sobre la desigualdad y el patriarcado, y sobre cómo ser un mejor ser humano”.
“La gente se da cuenta de cosas que ha hecho en el pasado”, agrega Tård Wennerborg, un trabajador tecnológico que también asiste y organiza los eventos, que tienen lugar en Västerås, al oeste de Estocolmo.
“También de las cosas que no ha hecho: has escuchado a otras personas decir o hacer cosas, y no has reaccionado ni te has opuesto”, dice.
En Suecia, miles de hombres han participado en estas reuniones en los últimos años, según las organizaciones sin fines de lucro Make Equal y MÄN, que trabajan para promover la igualdad.
Los eventos han variado desde cenas a la luz de las velas, hasta reuniones comiendo tacos, o noches de café después del trabajo en oficinas vacías.
Muchos siguen pautas establecidas, como pedirles a los participantes que hablen por un período de tiempo similar sobre un tema específico relacionado con el género (y con total confidencialidad).
En otros, los hombres se centran en sus propias relaciones actuales y su salud mental.
“El interés fue enorme”
Si bien los grupos feministas suecos han alentado durante mucho tiempo a los hombres a participar en debates sobre la igualdad y la identidad de género, los grupos de conversación masculinos despegaron exponencialmente en 2016, a raíz de una serie de ataques contra mujeres en festivales de música suecos.
La cofundadora de Make Equal, Ida Östensson, sugirió en Facebook que los hombres deberían considerar reunirse en sus propios grupos privados para discutir el problema. Su pedido se hizo viral en minutos.
“El interés fue enorme”, dice la portavoz de la organización, Kristina Wicksell Bukhari. “Muchos hombres se habían sentido frustrados al ser acusados de ser ‘responsables’ [como género] sin poder ser parte de la solución”.
La organización creó un sitio web con temas sugeridos y consejos para aprovechar al máximo las conversaciones.
El hashtag “killmiddag“ (que se traduce como ‘cena de chicos’ o ‘conversación de chicos’ en inglés) se volvió tendencia.
El movimiento MeToo al año siguiente mantuvo el concepto en el centro de atención.
A pesar de la reputación de Suecia como líder mundial en la defensa de los derechos de las mujeres, hubo relatos de alto perfil de agresiones sexuales y discriminación en sectores suecos como el derecho, la arquitectura y las artes, además de demandas para realizar cambios estructurales en el país.
MÄN organizó eventos de divulgación en 30 pueblos y ciudades para que los hombres discutan las preocupaciones del movimiento MeToo.
La organización también creó su propio material en línea diseñado para incentivar discusiones estructuradas más pequeñas orientadas a la reflexión personal. Todavía se están celebrando reuniones en todo el país.
“Muchos de los muchachos que han participado en los grupos dicen que ‘nunca había hablado de esto con nadie, ni siquiera con mis amigos más cercanos'”, cuenta Mattias Lindholm, vicepresidente de la sucursal de MÄN en Uppsala, al norte de Estocolmo. “Creo que eso dice algo sobre el tipo de espacio seguro que podemos crear”.
Experiencias con extraños
David Midhage, un ingeniero de construcción de 31 años, participó en una serie de eventos de killmiddag en la ciudad en 2019.
“Al principio era muy escéptico acerca de unirme, porque es raro para un hombre hablar sobre ese tipo de sentimientos y experiencias”, recuerda.
“Pero fue un alivio escuchar las experiencias de otros hombres con respecto a ‘¿cómo debería actuar?’, ‘¿cómo no debería actuar?’… tenían la misma confusión que yo”, dice.
Midhage recuerda que fue más fácil compartir sus emociones y experiencias con extraños, en lugar de romper las normas de su grupo de amigos, en el que los sentimientos o debates sobre la identidad de género no son temas típicos de conversación.
Wicksell Bukhari, de Make Equal, dice que también recibió “comentarios increíbles” de parte de las parejas femeninas de quienes participaron en las killmiddag, quienes reconocieron los beneficios de ofrecer a los hombres un nuevo espacio para discutir la igualdad u otros temas delicados.
El reto de la “autoselección”
Sin embargo, si bien las discusiones solo para hombres han tenido un impacto claro para muchos a nivel personal, a muchos les preocupa que los participantes se “autoseleccionen”.
“Es difícil atraer a los que tal vez más necesiten esto, porque probablemente no asistirían voluntariamente a estas reuniones”, reflexiona Tård Wennerborg, quien asistió y organizó eventos para MÄN en Västerås.
Johannes Wretljung Persson, sin embargo, señala que la mayoría de los participantes hasta ahora ha tenido un “amplio espectro” de títulos e intereses laborales, incluidos maestros, políticos, artesanos y fanáticos del deporte “provenientes de una cultura bastante masculina”.
Persson espera que a medida que se difunda el concepto, tendrá un efecto decisivo para influir en las conversaciones y los comportamientos fuera de las reuniones, en una gama cada vez más amplia de lugares de trabajo y grupos de amigos.
Pero no todos aceptan estas reuniones como una solución a la desigualdad. Anneli Häyrén, investigadora del Centro de Ciencias de Género de la Universidad de Uppsala, argumenta que los grupos de hombres se arriesgan a perpetuar la “masculinidad negativa” y a terminar confundidos.
Argumenta que los esfuerzos en entornos de género mixto, como una mayor educación y discusiones estructuradas en las escuelas y lugares de trabajo, tendrían un impacto más amplio.
Comentarios misóginos
Sin embargo, los asistentes a las killmiddag, como Wretljung Persson, sostienen que así como las redes de mujeres son ampliamente consideradas como espacios seguros y útiles para discutir sobre normas de género, los hombres también pueden ser constructivos en entornos similares.
“Creo que es un mal necesario hasta que la sociedad sea más igualitaria”, dice Persson. “En una de estas reuniones, ninguna pregunta es incorrecta”.
David Midhage en Uppsala dice que es importante diferenciar las discusiones masculinas de Suecia de los grupos radicales de hombres o de los foros de “célibes involuntarios” (incel, en inglés), que se sienten discriminados en un clima cada vez más feminista.
Sin embargo, acepta que podría haber cierta superposición cuando se trata de frustraciones compartidas, como la incertidumbre de cómo acercarse a las mujeres en un mundo posterior a MeToo.
“Eso eleva la valla aún más para ese tipo de personas que están aisladas”, dice. “Puedo entender de dónde viene su resentimiento”.
Pero cualquier tipo de comentario misógino no es bienvenido en las killmiddag, y él cree que cualquiera que cruce la línea será cuestionado rápidamente por otros asistentes. “Diría que sería bastante natural que la gente cuestionara, tal vez no de una manera conflictiva como ‘creo que fue algo estúpido’, sino más como ‘¿cuál fue la razón detrás de hacer esto y aquello?”.
Otros factores de la agresión
Otros críticos han lamentado el concepto killmiddag por socavar las nociones tradicionales de masculinidad, que según ellos deberían preservarse.
Ivar Arpi, autor y columnista político sueco, dice que aunque no tiene “nada en contra” de aquellos que quieren discutir sus sentimientos alrededor de una mesa, muchos hombres no se sentirían cómodos con el concepto y preferirían canalizar sus emociones y frustraciones en el deporte.
“No es una idea universalmente buena hablar de cosas. Y no es universalmente bueno ubicar los problemas en la masculinidad”, argumenta.
Arpi señala investigaciones que sugieren que otros factores además de las actitudes relacionadas con el género pueden desempeñar un papel en la agresión sexual y el acoso.
Estos incluyen el abuso de alcohol o drogas por parte de los perpetradores, otras actividades delictivas, trastornos de personalidad o sus propias experiencias previas de abuso sexual.
“El enfoque debe estar en aquellos grupos de hombres que tienen más probabilidades de cometer estos crímenes, no en todos los hombres. Soluciones como las killmiddag hacen que los participantes se sientan mejor consigo mismos, sin duda, pero no logran nada más allá de eso”, argumenta.
Sin embargo, no existe un perfil establecido de un delincuente sexual, y en 2019 la Agencia de Salud Pública de Suecia calificó a la agresión sexual y el acoso contra las mujeres como “un importante problema de salud pública”.
La mitad de todas las mujeres interrogadas para la investigación de la agencia dijeron que habían experimentado algún tipo de acoso, en comparación con solo uno de cada 10 hombres.
El futuro
Make Equal ha comenzado a trabajar con organizaciones en otros países para expandir el concepto de killmiddag a nivel mundial.
“Creo que todos los hombres pueden mejorar en la expresión y manejo de sus sentimientos y leer las necesidades de otras personas”, concluye Wicksell Bukhari. “Incluso aquellos que han tenido un despertar feminista, necesitan esta [ayuda] y no son perfectos”.
“Definitivamente lo recomendaría”, agrega David Midhage. “Cuanto más difícil sea hablar de un tema, más importante es hablarlo”.
*Investigación adicional por Alexander Maxia.
* Esta nota es una traducción de un artículo original de BBC Worklife que puedes leer aquí.