Empresaria mexicana actualiza sus operaciones ante el reto del COVID
Martha Llamas, empresaria en Phoenix, ha actualizado los servicios de limpieza comercial para ofrecer pulverización y desinfección a fondo
Cuando se le pregunta a Martha Llamas por el inicio de su vida como empresaria, por sus primeros pasos, esta mexicana de Tapalpa (Jalisco) señala un momento muy concreto de su vida, “dos meses después de que me disparara el papá de mis hijos”. Era 1996.
Llamas percibe la sorpresa de su interlocutora que, admitámoslo, se queda brevemente sin palabras y responde al silencio con el que se procesa la respuesta al otro lado del teléfono explicando algunos detalles y cómo se llevan con el tiempo las cicatrices físicas y emocionales de un acto de semejante violencia
“Tenía 22 años, dos hijos pequeños (uno de cuatro meses) y tanto ellos como mis sobrinos vieron como me disparó”.
“Lo que viví fue tortura, violaciones, golpes, lo peor”, admite al hablar de un hombre que caracteriza como un adicto a las drogas, violento y criminal que desapareció después del ataque.
Llamas perdió mucha sangre y tardó en recuperarse pero cuando lo hizo dice que se le quitó un gran peso de encima. Estaba agradecida y aliviada. Ahora parte de su labor es ayudar a las mujeres que son víctimas de violencia doméstica. “Solo las que pasamos por ahí entendemos bien a las demás”, dice.
Ella cuenta que cuando salió del hospital tenía dos opciones, “vivir con las estampillas del Gobierno” o trabajar en una compañía de limpieza comercial. Y así llegó a su primer trabajo en la ciudad en la que vive, Phoenix (Arizona).
Llamas empezó en el tercer turno en una empresa de limpieza, “trapeando pisos y baños”. Hoy está al frente de una empresa de limpieza, M&R Inc, que emplea a 70 personas, factura unos dos millones de dólares anuales y ahora — en el año del coronavirus– se ha especializado en la desinfección de lugares de trabajo a través de la pulverización de unos productos específicos para ello.
Estaba feliz, trabajaba por primera vez y estaba probando lo que era ser independiente. Es algo que le enseñó “que había estado secuestrada”. “Yo solo sabía limpiar”, explica esta mujer que aclara que no acabó la secundaria y aprendió inglés en el trabajo. Pero disfrutó de la libertad que tenía, y su empeño la permitió avanzar rápido en la empresa. En dos meses era la líder del equipo y poco después aceptó el puesto de manager.
A finales de 1999 el patrón ya le pedía ayuda para gestionar edificios enteros y ella era la que estaba al frente de una veintena de trabajadores. En ese momento fue cuando pensó que podía tener una empresa. De hecho, la idea que circulaba en la empresa en la que trabajaba era que si ella se iba se perderían las cuentas.
La oportunidad surgió cuando el patrón se retiró. “Me vendió el negocio en 2002”.
Llamas dice que al principio los números eran un dolor de cabeza, tenía poco más de una docena de clientes y con alguno perdía dinero. Ella se puso como objetivo duplicar la cartera de clientes e ir pagando a plazos el precio de la empresa por la que puso un pago inicial. A los dos años, después de mucho esfuerzo ya tenía el doble de clientes y terminó de pagar anticipadamente el préstamo para la compra.
“Y empezó a cambiar mi vida. Tenía muchas ganas de luchar, eso es lo que determina lo lejos que se llega”.
A mediados de marzo se puso a investigar cómo hacer limpiezas especiales ante el reto impuesto por el virus. “Yo soy especialista en control de infecciones y enfermedades transmitidas por el aire y así que plantee llevar una limpieza especial en oficinas”. Llanas dice que se inspiró en la forma en la que lo hacen en los aviones, con los pulverizadores (fogging) para que llegue el desinfectante a la mayor parte de las superficies.
“Empezamos en marzo y desde entonces no paramos. Tenemos dos clases de limpieza, la normal y el servicio extra de desinfección. En caso de que en empresas o lugares de reunión haya habido un caso tras la evacuación del lugar vamos nosotros con dos equipos, uno que hace el fogging y el otro que va a hacer después una desinfección dirigida a las áreas comunes en edificios comerciales.
Todos los empleados usan en estas limpiezas equipos de protección y máscaras que como dice Llamas son carísimas. Esta empresaria explica que ha usado el Paycheck Protection Program o crédito PPP del SBA para ayudarse con los costos del coronavirus aunque mantiene la actividad. M&R Inc limpia escuelas, iglesias, hospitales y cementerios. Cuando Arizona cerró la actividad por primera vez y se dejó abierto lo esencial su empresa hacía más limpiezas en hospitales y cementerios lo que balanceó la actividad que se perdía por otro lado.
Ante la incertidumbre abierta por el coronavirus, Llamas dice que prefiere no centrarse en ello. “Siempre trato de no mirar constantemente lo negativo sino centrarme en la situación más inmediata”. Y lo más inmediato es desinfectar todo.
Lo aprendido
La madre de Martha Llamas llegó a EEUU sola de México con ocho hijos. Con apenas esa idea se entiende que vivir con incertidumbre no sea nuevo. Adaptarse a lo que es difícil anticipar es una de las claves para empresarios, pero además Llamas cuenta que para ella hay otras cosas que son importantes.
- “Organizarme con el dinero. Respetar el dinero y no gastarme lo que no tengo”. Llamas dice que para ella lo más importante es pagar a los empleados, y el reto más grande es tener siempre dos nóminas por adelantado.
- No se puede quedar mal con los empleados. “Son mi mano derecha”.
- Tener confianza y no querer controlarlo todo. “Al principio yo quería hacer todo. Pero hace cinco años empecé a delegar en los supervisores más”.