“Más allá del disparo”, una serie sobre los efectos posteriores de la violencia armada en Chicago

Miles de personas son víctimas de disparos en el área de Chicago cada año, transmitiendo ondas de conmoción y dolor en toda la ciudad

Una vista de las calles 112th Street y State Street, en Roseland, Chicago. (Olivia Obineme / The Trace)

Una vista de las calles 112th Street y State Street, en Roseland, Chicago. (Olivia Obineme / The Trace) Crédito: Cortesía

La violencia de las armas es un peso en la conciencia de Chicago. En un día cualquiera puede haber hasta una docena de tiroteos. Ocurren fuera de estaciones de servicio Citgo en el Bulevar Washington o a unas cuadras de las escuelas cerca de la calle 51. Se dispara a las personas en carros y en los peldaños de las escaleras de entrada de las viviendas multifamiliares de tres pisos.  Pero después de la violencia armada, la vida es más habitual que la muerte. Sobrevivieron cinco de cada seis de las 30,000 personas que recibieron disparos en la ciudad en la década pasada. Hay más víctimas de raza negra que latinos. Más de la mitad están apenas en la cúspide de la edad adulta.

El trauma de sobrevivir puede durar toda una vida y nunca es exclusivo a una sola persona en su recuperación física y mental. Cada incidente tiene efectos cascada que se extienden a docenas de personas: desde el personal de primeros auxilios, hasta testigos, padres, madres, hermanas y hermanos; sin mencionar a los comercios cercanos.

Juntos, forman una comunidad dispersa, que debe lidiar con el estrés postraumático, el dolor crónico y el duelo.

Pero aún con esa lucha compartida, a menudo están solos. The Trace pasó meses analizando datos policiales y de homicidios y hablando con residentes que fueron afectados directamente por la violencia armada. Encontramos que un programa estatal diseñado para apoyar a las víctimas y a sus familias, en su mayoría, fallaba en ayudarlos. El Programa de Compensación a Víctimas del Crimen de Illinois, un esfuerzo de una década diseñado para compensar a las víctimas y los familiares por gastos relacionados con lesiones, puede tomar años en procesar los reclamos.

Aunque la violencia está especialmente concentrada en los vecindarios más pobres de Chicago, las personas allí no solicitaron compensación a tasas más altas. Estas desigualdades empeoraron en 2020, a medida que la primera ola de la pandemia se llevó por delante principalmente a víctimas de raza negra, dejando vacíos a los mismos vecindarios más afectados por la violencia armada y la epidemia de opioides. Incluso el esfuerzo de distribución de vacunas de la ciudad dejó a estas mismas comunidades atrás.

Muchos sobrevivientes y familias de las víctimas no ven ningún tipo de justicia. Los datos muestran que el Departamento de Policía de Chicago para la investigación de aproximadamente un cuarto de los tiroteos no fatales después de 30 días, citando pruebas insuficientes. Esto empeoró durante la pandemia, con más de un tercio de los casos cerrados dentro del período de un mes. Los datos también muestran que mientras que las personas de raza negra tienen mayor probabilidad de recibir un disparo en Chicago, hay menos probabilidad de que vean un arresto en su caso.

Nuestra serie se publica esta semana. Esto es lo que aprendimos:

Primera parte: Una historia sobre el dolor y perseverancia en la comunidad Roseland, en el área del sur de Chicago, South Side.

Segunda parte: Una historia que explora las deficiencias del Programa de Compensación a Víctimas del Crimen en Illinois.

Tercera parte: Consejos útiles sobre cómo solicitar reembolsos al Programa de Compensación a Víctimas del Crimen en Illinois.

Proyecto escrito y reportado por Lakeidra Chavis. Fotografías tomadas por Olivia Obineme y Richard Hein. Ilustraciones por Lydia Fu. Lakeidra Chavis y Daniel Nass suministraron el análisis de datos. Daniel Nass también diseñó los gráficos y la producción digital. Gracie McKenzie ayudó con la participación comunitaria. Esta serie fue editada por Joy Resmovits y Miles Kohrman. 

Este proyecto fue producido para el programa de becas del centro de periodismo de la salud USC Annenberg Center for Health Journalism’s 2020 Data Fellowship. MaryJo Webster fue la editora del programa de becas para este proyecto. Se publicaron estas historias en el Chicago Sun-Times, Block Club Chicago y La Raza.

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