Preocupa la salud mental de los niños en tiempos de pandemia en Chicago
Terapistas locales dicen que se necesitan más recursos para enfrentar el trauma y el duelo en menores que han perdido a sus padres y para los que enfrentan ansiedad, depresión y temor debido al covid-19
Para evitar que niños en duelo experimenten efectos duraderos en sus vidas, expertos recomiendan que el tema de la pérdida de un ser querido debe ser abordado antes de la adolescencia.
La pérdida de la madre o el padre en la infancia se ha relacionado con mayores riesgos de adicciones, problemas de salud mental, bajo rendimiento escolar y muerte prematura, según investigadores.
Terapistas de Chicago consideran que se debe ampliar los servicios de salud mental para menores y familias en duelo que han sido impactadas por la pandemia del covid-19.
Según un estudio que se publicó en la revista JAMA Pediatrics, los niños que pierden a uno de sus padres tienen riesgo elevado de sufrir un duelo traumático, depresión, malos resultados educativos y muerte involuntaria o suicidio y estas consecuencias pueden persistir hasta la edad adulta.
Y la muerte súbita de los padres, como la que ocurre en algunos casos debido al covid-19, puede ser particularmente traumatizante para los niños.
A febrero de 2021, 37,300 niños de 0 a 17 años habían perdido al menos a uno de sus padres a causa del covid-19, tres cuartas partes de los cuales eran adolescentes, indicaron los investigadores de un estudio publicado por la Asociación Médica Estadounidense en la revista médica JAMA Pediatrics.
Trauma y duelo
Uno de los barrios en Chicago con los más fuertes casos de covid-19 es La Villita, por lo que Esperanza Health Centers contrató a cuatro consejeros más, ya que la demanda en pacientes subió bastante, menciona Jessica Boland, directora de salud emocional de Esperanza Health Centers de La Villita, quien también dijo que la mayoría de citas de consejería son por videollamadas, telesalud o telemedicina debido a la pandemia.
“Hay ventajas y desventajas con esto, básicamente con los niños más pequeños, ellos no siempre son muy fáciles [para recibir terapia mediante videollamadas] y también los niños están supercansados de los videos porque ellos están yendo a la escuela en línea, estar frente a una pantalla ocho horas al día no es bueno”, dijo Boland.
Boland explicó que en su centro de salud se ofrece consejería en lo que se conoce como trauma y también se están enfocando en el duelo. “Hay grupo para adultos acerca del tema del duelo y estamos viendo cómo podemos ofrecer grupos para los niños también, por ejemplo ya empezó un grupo específicamente para niños en la primaria, en los grados tercero, cuarto, quinto, para el tema de regresar a la escuela en adición al del duelo también. Los niños están experimentando mucha ansiedad acerca de regresar a la escuela después de estar en casa por casi un año o más”.
Ansiedad, nervios, preocupación es lo que Boland observa en los niños cuando reciben terapia. Están preocupados por sus padres, por sus otros familiares que trabajan en lugares públicos como fábricas, explica. “También sienten tristeza, especialmente los niños que han perdido a un familiar, a un ser querido, se escucha tristeza y obviamente es parte del duelo y es muy difícil porque necesitamos ayudar a los niños a comprender que el duelo es un proceso natural, no hay cura, uno necesita procesar y sentir que el duelo es parte del proceso y necesitamos ayudarle a expresarse y a hablar”.
Lista de espera
Susan Velázquez, consejera de salud mental de la escuela primaria Brighton Park, trabaja en el Consejo Vecinal de Brighton Park (BPNC), el cual tiene contrato con siete planteles de las Escuelas Públicas de Chicago para brindar servicios de salud mental a los estudiantes. Velázquez dijo que, durante el año escolar pasado, desarrollaron dos programas para los estudiantes. El primer grupo se enfocó en la pérdida y el duelo. “Este fue el grupo más largo que se ofreció durante el año escolar en algunas de nuestras escuelas asociadas con BPNC. El grupo fue para ofrecer apoyo para todos los jóvenes mientras navegan por el dolor y se recuperan de una pérdida, ya sea por muerte, divorcio u otro trauma. Este grupo fue virtual porque, durante el tiempo que fue ofrecido, las escuelas todavía estaban cerradas. El material y el plan de estudios fue proporcionado por Rainbows for all Children”.
Social Emotional Learning Summer Camp fue el otro programa que desarrollaron en junio para estudiantes del sexto y octavo grado, dijo Velázquez. “El programa tenía como objetivo que los estudiantes tuvieran un lugar seguro y de apoyo para explorar y aprender acerca de las diferentes y complejas situaciones que pueden haber experimentado durante estos tiempos de incertidumbre. Durante el programa, los estudiantes pasaron tiempo conociéndose y estableciendo relaciones entre ellos y aprendiendo formas saludables de manejar el estrés y emociones complejas”.
Los hijos de Karen Quiñónez, de 7 y 11 años, participaron en los programas en la escuela primaria Brighton Park. La madre se animó a enviarlos para que dejaran la rutina de estar con la tableta digital la mayor parte del tiempo en casa. “Nosotros teníamos un límite con ellos, con las tabletas, pero siento que con la pandemia nosotros dejamos que ese límite se extendiera, siento que mucho tiene que ver con que hemos estado todos encerrados, no tuvimos nada qué hacer. Ahora es algo que poco a poco estoy tratando de quitarles, por eso cuando me enteré de los programas les dije: van a participar en los programas”.
Velázquez dijo que muchos estudiantes han perdido familiares, ya sea su papá, su mamá, y también otros cuyos sus padres perdieron su trabajo o no tienen dinero. “Para muchos estudiantes fue un cambio muy duro, muy fuerte de que estar en la escuela todo el día y después ahora todo por computadora… Hay muchos estudiantes con depresión, ansiedad por todo lo que está pasando, de no saber qué va a pasar. Tienen miedo de que alguien de su familia se enferme, que ellos se enfermen o que sus compañeros se enfermen”.
Se necesitan muchos recursos de salud mental, enfatiza Velázquez: “no hay muchos lugares donde pueden ir. Yo ofrezco estos servicios de consejería en la escuela, pero tengo un límite de estudiantes que puedo ver… Cuando no tenemos ese espacio para acomodar a más estudiantes tratamos de ver si hay algún estudiante que necesita ese recurso y esa ayuda, tratamos de ver a dónde lo podemos referir y muchas veces los lugares que también ofrecen esos servicios en la comunidad tienen una lista de espera de hasta ocho meses. A veces es muy difícil que ellos puedan encontrar a alguien que les pueda ayudar pronto”.
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