‘Aquí en Chicago’ es una mirada a la larga e intensa presencia latina en la ciudad
El Museo de Historia de Chicago abrió una innovadora exposición, originada en una protesta estudiantil, sobre la vibrante experiencia de las comunidades latinas
La exhibición ‘Aquí en Chicago’, en el Museo de Historia de Chicago, recorre la vida y la experiencia de las comunidades latinas en la ciudad. (Ashley Quincin / La Raza) Crédito: Impremedia
Cuando estudiantes latinos del Instituto Justice & Leadership Academy (IJLA) en Pilsen visitaron el Museo de Historia de Chicago en 2019, esperaban verse reflejados en alguna parte de sus galerías. En cambio, no encontraron nada que sintieran que los representara.
Así que protestaron.
Ahora, más de cinco años después, las demandas de esos estudiantes se han materializado en ‘Aquí en Chicago’, una amplia exposición que traza la presencia latina en la ciudad desde el siglo XIX hasta el presente. La exposición, que abrió al público el sábado 25 de octubre, abarca cerca de 170 a 200 años de historia latina en Chicago.
De la protesta a la colaboración
La confrontación de octubre de 2019 entre los estudiantes del IJLA y la dirección del museo resultó ser un momento decisivo. Ester Trujillo, miembro del comité asesor comunitario que presenció la protesta, recordó la resistencia inicial del museo.
“El vicepresidente dijo: ‘Bueno, no tenemos nada en nuestras colecciones que podamos exhibir, así que aunque quisiéramos hacerlo, tomaría mucho tiempo, quizá cuatro o cinco años’…”, recordó. Como profesora en la Universidad DePaul en ese momento, Trujillo respondió de inmediato: “Le dije: ‘No acepto esa razón porque tenemos los archivos de los Young Lords. Hay colecciones por toda la ciudad; solo están buscando excusas’…”.

Lo que siguió fue una colaboración sin precedentes entre el museo y las diversas comunidades latinas de Chicago. La curadora de Participación Cívica y Justicia Social, Elena Gonzales, formó dos grupos asesores: un Comité Asesor Comunitario para el desarrollo directo del proyecto y un Consejo de Conciencia Comunitaria para conectar con las múltiples comunidades latinas de la ciudad. Cada decisión, desde el título de la exposición hasta su paleta de colores, se tomó con intención y con aportes de la comunidad, dijo Trujillo.
“Creo que los primeros 18 meses del proyecto sentí que estaba entrevistándome para mi propio trabajo con cada persona con la que hablaba”, dijo Gonzales. “Sin embargo, después de eso, sí sentí que había un cierto nivel de compromiso en toda la ciudad, y la gente realmente se ha mostrado entusiasmada por compartir sus historias”.
El enfoque colaborativo también se extendió a las contrataciones.
“Traer personas con herencia latina como curadoras del proyecto, algo que el museo no siempre había hecho”, dijo Rebekah Coffman, curadora de religión e historia comunitaria del museo. “Tener ese lente cultural es definitivamente parte de construir esos puentes”.
Refinando la historia de los latinos en Chicago
La exposición desafía la idea común de que la presencia latina en Chicago es reciente. A través de documentos de naturalización de las décadas de 1910 y 1920, los visitantes descubren que inmigrantes de todos los países de América Latina se establecieron en la ciudad hace más de un siglo, trabajando como fabricantes de barriles, empleadas domésticas e ingenieros.
“Queremos que la gente entienda que los latinos en Chicago no llegaron de la noche a la mañana”, dijo Jojo Galván, investigador de humanidades digitales del museo. “Tomó décadas. Y han estado aquí desde el principio, desde hace muchísimo tiempo”.
Una historia que captura particularmente esa permanencia es la tradición del tamal en Chicago. La exposición incluye una hielera de Claudio ‘Chuy’ Vélez, conocido como el ‘Chicago Tamale Guy’, quien vende tamales en bares por toda la ciudad. Pero la tradición que él representa se remonta a 1893, el primer registro documentado de tamales vendidos en Chicago, durante la Feria Mundial.

“Es una locura pensar que de 1893 a 2025 los tamales siguen siendo igual de populares, y que él está continuando ese legado de emprendimiento”, dijo Galván.
Incluso el término “latino” tiene raíces en Chicago. Según la exposición, la palabra surgió de las protestas organizadas por comunidades puertorriqueñas y mexicanas contra la compañía Illinois Bell Telephone en la década de 1970, cuando exigían que la empresa contratara a “latinos” en sus plantas de operadores.
Dividida en secciones temáticas, la exposición explora por qué las comunidades latinas llegaron a Chicago a través de tres lentes: guerra, trabajo y santuario.
La muralista Cecilia Beaven creó una representación visual del intervencionismo estadounidense en América Latina, incorporando reproducciones de carteles de protesta de Nicaragua, Puerto Rico, El Salvador, Chile, Cuba y Guatemala en un mapa de la región.

“Siento que la gente en Estados Unidos no sabe exactamente qué tan grande es América Latina ni cuántos países la conforman”, dijo Beaven. “Quería incluir flores, plantas y enredaderas para hablar de que es una comunidad muy floreciente, muchas comunidades”.
Su instalación con espejos invita a los visitantes a verse como parte de la historia latina de Chicago.
“Quería mostrar cómo los latinos pueden verse de muchas maneras diferentes”, explicó. “Estas personas [refiriéndose a las ilustraciones] son como espejos donde otros se miran a sí mismos”.

La exposición también aborda las llamadas “políticas de péndulo”, refiriéndose al carácter cíclico de la aplicación de leyes migratorias, analizando la llamada repatriación mexicana de los años 1920-30 y la Operación Wetback de la década de 1950. Durante esta última, gran parte de las personas deportadas eran en realidad ciudadanos estadounidenses.
La sección sobre el movimiento santuario rastrea la identidad de Chicago como ciudad santuario hasta los años 80, cuando un movimiento interreligioso dio la bienvenida a refugiados y solicitantes de asilo de América Central y del Sur.
La exposición presenta artefactos de Flor Crisóstomo, quien buscó santuario en una iglesia de Chicago en 2008.
La identidad religiosa emergió como un tema central para comprender el Chicago latino. Coffman, quien dirige la iniciativa Chicago Sacred del museo, trabajó para entretejer la historia espiritual a lo largo de toda la exposición.
“Para muchos latinos, cuando llegaban a la ciudad, encontrar una parroquia y un lugar donde reunirse era realmente importante para continuar lo que conocían de casa”, dijo Coffman. La identidad parroquial se volvió parte central de la identidad barrial, aunque la relación fue compleja: al principio no había muchos sacerdotes hispanohablantes, lo que exigió la defensa activa de los feligreses y la respuesta de la Arquidiócesis de Chicago.
La exposición también aborda el legado complicado del catolicismo.
“El cristianismo también es una forma de colonialismo en gran parte de la historia latinoamericana, e incluso aquí, en el desplazamiento de pueblos indígenas”, dijo Coffman. “Hablar de esa dualidad también forma parte de la exposición”.
El museo colaboró con la comunidad kichwa de Ecuador, cuya historia oral aborda precisamente esa eliminación colonial. Se exhibe un vestido indígena kichwa tradicional, que se usa a diario en lugar de reservarse solo para ocasiones especiales.
La historia laboral también ocupa un espacio importante, desde los trabajadores ferroviarios de Pullman hasta los obreros de las acerías del sureste. La exposición incluye el delantal y el cubo de almuerzo de Alfonso Ramos, quien trabajó en la compañía ferroviaria Pullman construyendo vagones de tren, y aborda el devastador impacto de la guerra de Vietnam en las comunidades latinas, especialmente en la parroquia Our Lady of Guadalupe, considerada la que más feligreses perdió en todo el país durante la guerra.
Una historia multifacética
Aun así, la exposición celebra también la creación de comunidad. Presenta la historia de Anita Villarreal, una agente inmobiliaria que transformó La Villita ayudando a familias latinas a obtener préstamos y establecerse en el vecindario.
Un comal de Ruby’s Tacos representa décadas de presencia culinaria mexicana, desde el Mercado de Maxwell Street hasta la Calle 18.

Los objetos exhibidos van de lo sublime a lo cotidiano: un altar tradicional del Día de Muertos, bloques de impresión del artista Carlos Cortéz, afiches de fiestas de house music de los años 80, y botas vaqueras de Tamayo’s Western Wear, un negocio familiar de tres generaciones que celebró su 50 aniversario en 2022. Un carrito de paletas que recorrió unas 100,000 millas antes de su retiro en 2015 ahora descansa en la colección del museo.


El equipo trabajó para equilibrar la representación de comunidades diversas, dijo Gonzales. Aunque los mexicoamericanos constituyen el 73% de la población latina de Chicago y los puertorriqueños el 13%, la exposición incorpora historias y objetos de toda América Latina.
“No queríamos que nadie se sintiera excluido”, dijo Gonzales. Para las comunidades con poblaciones más pequeñas, el museo colabora con organizaciones culturales para publicar historias en su blog como recursos educativos continuos. Un álbum digital comunitario dentro de la exposición también invita a los visitantes a contribuir con sus propias fotos e historias.
La exposición abre en un momento de gran tensión en torno a la política migratoria y la identidad latina en Estados Unidos. La esperanza de Gonzales es que los visitantes comprendan que el Chicago que conocemos está hecho por todos, incluidos los latinos.
“No hay un Chicago latino separado y diferente”, dijo. “El Chicago que todos disfrutamos existe, en muchos sentidos, gracias a este tercio de la ciudad”.

Dato exacto
‘Aquí en Chicago’ se exhibe en el Museo de Historia de Chicago, ubicado en 1601 N. Clark Street, Chicago, IL.
El museo abre de martes a sábado de 9:30 am a 4:30 pm, los domingos de 12 pm a 5 pm. El lunes está cerrado.
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