Un accidente muy bello
Chef Lala llegó sin planearlo a la cocina y ahora quiere abrir la puerta a un estilo de vida en la alimentación más sano para la comunidad
“Mi vida es una accidente muy bello. Soy muy feliz por estar donde estoy pero si le digo que planeé estar aquí en este momento, no sería cierto, y por el camino me he dado muchos porrazos”.
Es la confesión de la empresaria, cocinera, autora y personalidad de televisión Laura Díaz. Conocida como Chef Lala cuenta cómo la vida le ha llevado a todas estas metas usando frecuentemente la palabra accidente. Unas veces metafóricamente, otras no.
Experta en cocina y en nutrición sana, Chef Lala, de 47 años, está escribiendo su cuarto libro mientras es la jefa de cocina del servicio de distribución de comida Chef Nourish, que se encarga de hacer comidas nutritivas para servir a domicilio. Además tiene una empresa de preparación de banquetes (Savor) y otra de marinados y salsas (Chef Lala Homemade) que se vende en supermercados, frecuenta los platós de televisión para dar consejos sobre nutrición y ahora lanza un webminario gratuito todo el mes de noviembre con Nely Galán de Adelante (una iniciativa de Coca Cola) para empoderar a mujeres. Dependiendo de las tareas trabaja con 40 o 50 personas.
Ahora vive su carrera como empresaria, cocinera y nutricionista con pasión pero explica riéndose a este diario que cuando era niña, ella no quería estar en la cocina.
Sus padre emigrante de Guadalajara y su madre de Colima (México) tenían restaurantes en Los Ángeles donde nació ella. Su padre llegó a EEUU como bracero pero terminó poniendo un toque especial en su cocina hasta llegar a servir comidas a dos presidentes, según cuenta Chef Lala. “De forma natural le quedaba la carne en su punto y suave”, recuerda.
Pero era una vida muy sacrificada. “Mis padres siempre estaban en la cocina y entonces yo no me daba cuenta de que realmente estaban viviendo el sueño que ellos querían”. Como niña que era, ella lo que veía era el intenso rabajo y la falta de vacaciones.
A los 12 años y hasta los 17 formó parte de un grupo musical llamado Pares y Nones que acompañaba a los muy famosos Menudo en sus giras por todo el mundo. Son unos viajes que le abrieron el paladar a la cultura gastronómica de otros países. Cerrada esta etapa de música juvenil comenzó a estudiar medicina. “Pero empecé a tener problemas porque culturalemente yo sabía que tenía que cuidar de mis papás y en los hospitales yo veía que la gente no iba a ver a los suyos hasta que se morían y eso me causaba mucho dolor, me lo tomé muy personal”.
Es algo que le llevó a abandonar los estudios, para disgusto de su madre, que compaginaba con una carrera como cantente solista. Pero entonces tuvo un accidente. Real. En un auto a consecuencia del cual no pudo bailar ni moverse y tuvo que replantearse su futuro. “Busqué qué era lo que me apasionaba y enconré que era la cocina. Decidí cocinar. Quería ser la mejor cocinera.
“Pero no me sentía segura como mi papá”, dice. Así que decidió aprender. “Con su sueño en la cabeza estudió en Los Ángeles y en Le Cordon Bleu College de París. “Todo lo he hecho con préstamos. Es más”, dice riendo “tengo 47 años y no hace mucho tiempo que los pagué”.
“Yo me busqué y rebusque y trabajaba en la tarde. Siempre fue muy luchadora y no contaba con la ayuda de nadie. No que mis padres no me ayudaran pero la verdad es que siempre he sido muy independiente y no me gusta pedir ni perdón ni permiso”.
Cuando volvió a EEUU quiso dedicarse ha hacer caterings de banquetes y abrir las posibilidades que su carrera le daba más allá de estar durante horas en una cocina. No quería limitarse. Y entonces ocurrió algo inesperado. Otro accidente. Este metafórico.
“Una amiga me llamó para que fuera a un evento en una iglesia para hablar de nutrición y yo pensé, claro, puedo hacerlo, he estudiado medicina unos años”, se dijo. Fue al evento y la mayor parte de las personas no hacían más que preguntarle sobre diabetes “y le digo la verdad, no supe responder a todas de forma educada”. Lala recuerda que incluso casi regañó a una señora porque comía mal.”Y luego me enfadé conmigo porque yo no tenía las experiencias que tenia ella y ¿quién soy yo para juzgar a nadie?. Pero me di cuenta que podia tener algo muy poderoso en mis manos al poder educar a la comunidad latina de nutrición”.
La chef, en cuya familia hay un alto porcentaje de diabéticos, empezó a especializarse con cursos en un estilo de vida saludable. “Al principio mi padre me dijo que yo no le iba a decir cómo comer y me dijo que el prefería morir feliz a que yo le quitara su comida. Él no sabía que cambiando algunas cosas podía seguir disfrutando de su comida latina. Ahí se creo mi misión”.
La Chef Lala, que dice que aprendió negocios al ayudar a sus padres desde que eran pequeños, quiere ahora expandir su marca y su cocina saludable más allá de California para llegar con el mesaje de estilo de visa saludable a todos los latinos y no latinos del país.
Empresaria chef
- “Me gusta que la gente me diga que ha podido dejar la insulina, que tiene una vida activa cuando antes no podía caminar porque le dimos la comida adecuada. No tengo grandes sueños de cambiar el mundo pero si hoy cambie la vida de alguien par que mejore, entonces mi vida es mejor”.
- “No hay que ponerse límites en la carrera”
- “Hay que tener tiempo para cuidarse a uno mismo”
- “Es clave tener gente en la que confiar que quiere ir contigo a otro lugar. Y como empresario hay que ser fiel a ellos. delegar en personas buenas y apreciarlas. Yo estoy agradecida a las personas que estan a mi alrededor y me oportunidades porque sin ellos y sin los porrazos no estaría aquí”.
- “El optimismo es rico. Si quieres tocar el violín allá tu pero el hecho de poder respirar ya es un regalo”.
- “Para salir adelante se necesita piel gruesa. Es una lucha y llorar no ayuda nada”