¿Por qué el cáncer inflamatorio de mama y es tan difícil de diagnosticar?
Representa menos del 3% del total de casos y es el tipo más raro de cáncer de mama. Por sus características no suele diagnosticarse hasta las etapas más avanzadas. Incluso las mamografías suelen pasarlo por alto
Las mujeres son cada vez más conscientes de la necesidad de explorar su cuerpo con frecuencia para asegurarse de que no hay ningún signo de cáncer de mama.
Por algo es el tipo de cáncer más extendido entre el género femenino, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que asegura que esto se da tanto en los países desarrollados como en los que están en vías de desarrollo.
Uno de sus síntomas más comunes y conocidos consiste en la presencia de bultos.
Pero hay un tipo de carcinoma que afecta al seno, el más raro de todos, que no sigue las reglas y que es tan difícil de detectar que no suele diagnosticarse hasta las etapas más avanzadas.
Y, entonces, puede resultar demasiado tarde.
Se trata del cáncer inflamatorio de mama, una enfermedad que representa menos del 3% del total de casos.
“Incluso en los grandes centros oncológicos apenas se ven 2 ó 3 pacientes al año”, afirmó a BBC Mundo el experto del Instituto del Cáncer y la Genómica de la Universidad de Birmingham, Fedor Berditchevski.
Por eso, la comunidad científica se esfuerza desde hace algunos años en divulgar sus características para así combatirlo a tiempo.
Signos diferentes
A diferencia del resto de carcinomas en el seno, el inflamatorio avanza de forma muy rápida y agresiva. A veces, en cuestión de semanas.
“En la mayoría de casos, no se palpa un bulto en la mama, sino que solo hay este aspecto inflamatorio que afecta al menos a una tercera parte de su volumen“, explicó a BBC Mundo el jefe de Oncología en el Hospital del Mar de Barcelona, España, y catedrático de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), Joan Albanell.
Esto se da porque las células cancerosas bloquean los vasos linfáticos que hay en la piel.
Ello provoca que la zona se inflame, según publica el Instituto Nacional del Cáncer (NCI por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.
De aquí que el síntoma más obvio sea un seno de mayor tamaño que el otro, enrojecido, adolorido, con una temperatura elevada y con surcos que le dan la apariencia de piel de naranja, como describió Albanell.
Pero estos son signos que comparte con otros males, lo que puede llevar a un diagnóstico erróneo.
Al inicio, los médicos suelen pensar que se encuentran ante un caso de mastitis infecciosa o de dermatitis.
“Muchas pacientes reciben algunas tandas de tratamiento antibiótico y antiinflamatorio. Pero este cáncer no responde a ninguno de estos”, aseguró el experto español.
Falta de información
“Los criterios clínicos están bien definidos”, insistió Berditchevski. “Pero los médicos generalistas tienen que aprender a reconocer esta enfermedad”.
Para este catedrático ruso afincado en Reino Unido, los médicos de cabecera no están bien informados sobre los síntomas de este tipo de cáncer y esta es la “principal razón” por la que no suele ser diagnosticado hasta las fases III o IV.
Es decir, cuando ya ha comenzado a extenderse.
A esto se suma el hecho de que, con frecuencia, las mamografías rutinarias “también lo pasan por alto”.
Y, como añadió Albanell, muchas veces las pruebas radiológicas tampoco detectan la masa que se esconde en el seno.
“En algunos casos, las metástasis ya son detectables en el momento del diagnóstico”, explicó el profesor de la UPF.
Como resultado, las posibilidades de curarlo son mucho menores que en el resto de cánceres de mama.
“Cuando aparece la inflamación, el tratamiento quirúrgico ya no es curativo”, señaló.
Según su experiencia en España, entre un 15% y un 20% de las mujeres ya sufre metástasis en otros órganos cuando por fin son diagnosticadas .
En Reino Unido, Berditchevski maneja cifras similares: “Aproximadamente, el 30% de las pacientes ya presenta metástasis al momento del diagnóstico”.
“Y entre el 60% y el 75% que no, la desarrollará en los próximos 5 años”, añadió.
Aún así, el experto aseguró que entre el 50% y el 70% de las pacientes sigue con vida cinco años después del diagnóstico y que sus expectativas de curación “están mejorando”.
También afecta a los hombres
Si bien la amplia mayoría de afectados son mujeres, algunos hombres también sufren de cáncer inflamatorio de mama.
“Hay unos cuatro ó cinco casos, pero ninguna cifra oficial de incidencia en hombres”, afirmó.
Ante estas dificultades, sólo queda pecar de precavidos.
Si los signos como la inflamación y la piel de naranja se desarrollan en menos de tres meses y los antibióticos no los reducen en una o dos semanas, hay que empezar a sospechar de un carcinoma inflamatorio, según Albanell.
Una biopsia ayudará a confirmarlo o descartarlo.
Existen otros síntomas a tener en consideración como sensación de pesadez o ardor al tocar el seno, tener un pezón invertido o inflamación en los ganglios linfáticos de las axilas o los cercanos a la clavícula.
Se ha de tener en cuenta también factores como la edad, el color de piel y el peso.
Su incidencia es más alta entre las mujeres jóvenes que en las mayores, en las negras que en las blancas y en las que padecen de obesidad que en las más delgadas, según el NCI.