Mensaje a los que crucifican con sus comentarios en las redes sociales
Propongo bloquear la maldad
La semana pasada reviviendo en la iglesia la Pasión de Cristo, justo en el momento en que se burlaban de él preguntándole por qué no se salvaba a sí mismo si era el Rey de los Judíos, mi esposo se volteó y me dijo: “Eso que le hicieron fue bullying”.
Y es verdad.
Lo triste es que las cosas no han cambiado mucho.
Más de 2,000 años después seguimos crucificando. Y lo podemos leer al instante en los comentarios que la gente pone en redes sociales.
A las figuras públicas las azotan hasta sacarles sangre.
Sin compasión. Se burlan de su físico. De sus hijos. Les dicen brutas. Prostitutas. Y ni siquiera las conocen.
A Francisca Lachapel, lo cuenta ella misma en su bestseller “Una reina como tú”, y lo he vivido yo por ser su jefa, le han dicho que por fea debiera matarse.
Si, leyó bien. Le han aconsejado que se mate.
No me cabe la menor duda de que una persona que escribe eso debe tener un vida absolutamente miserable.
También sé que las figuras públicas, precisamente por serlo, están expuestas a las críticas. Pero mientras les demos la libertad a los perversos de expresarse, seguirán haciendo daño.
Fíjese bien. Los “haters”, como les dicen, casi nunca tienen cuentas públicas, ni usan su nombre real y mucho menos su foto de perfil es verdadera.
Entonces, yo no los respeto.
Ni les doy espacio para que se desahoguen.
Al terminar el Teletón USA me encontré con el comentario de una mujer hacia una de las conductoras diciéndole que era una vieja fea y arrugada.
Una profesional que llevaba 32 horas trabajando para que los niños discapacitados tuvieran un rayo de esperanza en su vida… ¿y el comentario que recibe es que es que es una vieja fea y arrugada?
Cuando alguien la insultó a la “hater” por desalmada decidió ponerme públicamente la queja.
Conmigo no cuenten para facilitar la libertad de expresión a los malvados.
Propongo bloquear la maldad. Borrar los comentarios que hieren sin compasión y sacan sangre. Propongo censurar a los que se burlan de la fealdad de los niños y a los que insultan la inteligencia de los grandes.
Las coronas de espinas duelen.
Conmigo no cuenten para seguir crucificando.
Sobre la autora
Luz María Doria es inmigrante colombiana, periodista, productora ejecutiva de Despierta América y autora del libro “La Mujer de mis Sueños”. Podrán encontrar su columna cada lunes en nuestro diario impreso y en este sitio web.