Una inmersión en español
Interesados por la educación, una pareja de venezolanos opta por la franquicia con Tierra Encantada para abrir un daycare
Mafe Pargada y Antonio Velazco quisieron que sus hijos aprendieran a hablar español y buscaron un centro educativo en Houston (Texas) para ellos. Es la ciudad a la que este matrimonio de venezolanos se mudó hace 10 años después de casarse y querían que sus hijos mantuvieran la lengua materna de los padres
El problema es que no estaban del todo convencidos con el único lugar que encontraron en la zona, según explica Pargada, de 39 años. Él trabaja en la industria del gas y petróleo y ella es licenciada en educación pre-escolar y en gerencia de instituciones educativas. Cuando llegó a Houston entró en un programa para profesores bilingües y tiene ocho años de experiencia como maestra en esta ciudad. “Pero empecé a trabajar en educación preescolar antes de acabar la carrera y siempre tuve el sueño de tener un daycare“, dice.
Visto el mercado, comprobada la necesidad y teniendo en cuenta estos sueños, cuando se ha presentado la oportunidad de hacerlos realidad, esta pareja ha dado el paso hacia adelante y se preparan para abrir su primer daycare.
Pargada y Velazco no dan el salto al empresariado partiendo de cero sino que han decidido sumarse a una idea que ha probado tener una trayectoria probada en varios mercados, la franquicia de Tierra Encantada.
Se trata de un daycare, para niños de seis meses a seis años, en el que se aprende la lengua por inmersión y se enseña a través de experiencias y conversación. Los expertos en lenguas afirman que los niños absorben el aprendizaje de idiomas de forma casi natural hasta los siete años. Tierra Encantada fue fundada en 2013 en Minneapolis y el año pasado decidió crecer en todo el país a través de franquicias. Siete meses después de optar por esta ruta, firmaron con esta pareja que ahora busca el local donde esperan abrir el enero de 2021.
Además de gustarle los métodos de enseñanza, a esta profesional le atrajo el aspecto sostenible de los centros en los que se cocina comida fresca orgánica diariamente y se usan pañales de tela. “Tenía una idea de cómo abrir mi propio centro, pero el proceso de montar el negocio es demasiado largo, la opción de seguir a una franquicia lo deja todo muy fácil”, explica Pargada, “la franquicia es una idea atractiva porque te lo ofrecen todo para montarlo”.
Normalmente para abrir un negocio de este tipo el franquiciador pide una comisión al franquiciado que además tiene que invertir dinero en el local y la empresa. El hecho de que el negocio tenga una buena trayectoria suele facilitar la concesión de préstamos. Esta pareja de venezolanos está ahora en esta tarea y cuando hablan de ello explican que la franquicia ayuda con todo.
“Sabemos que hay riesgos en todo pero hemos estudiado a la empresa y sabemos que les ha ido excelente”, cuenta Pargada. Ellos han visitado los centros que tienen ya abiertos y saben que han firmado otros contratos de franquicia en otros estados. Tienen la confianza de que en Houston les vaya bien porque la población “hispana ha crecido mucho y muchas familias hispanas quieren continuar con el idioma. En este centro todo es en español y en el último año se va introduciendo el inglés para que luego se haga la transición a kinder o el primer grado”.
Pargada está convencida de la fortaleza del mercado porque dice que han observado que a diferencia de hace décadas cuando la asimilación era prioritaria y no se insistía en mantener el idioma familiar, “los que hemos venido en los últimos años estamos buscando que la lengua no se pierda, se trata de adaptarse, pero sin perder las raíces”.