Infame el asesinato de una bebé
Aliyah Shell, Hadiya Pendelton, Frances Colón, Jonylah Watkins… El nombre de la bebé de seis meses, Jonylah Watkins, se suma a la lista de asesinados en nuestra ciudad. La noticia de su muerte de un balazo dio la vuelta al mundo. Su muerte es una vergüenza para una ciudad que aspira a ser una urbe cosmopolita, moderna y rebosante de oportunidades.
Como se ha reportado en los medios, un gatillero presuntamente intentó asesinar al padre de la pequeña Jonylah cuando le cambiaba de pañal en su camioneta. La bebé recibió un balazo que le dañó varios órganos internos provocándole la muerte al día siguiente. Supuestamente el motivo del ataque estuvo relacionado con las pandillas como tantos otros homicidios recientes.
El funeral de Jonylah se llevó a cabo la semana pasada. Las imágenes fueron desgarradoras. Chicago no puede seguir enterrando a sus niños víctimas de la violencia de las pandillas. Poner un alto a esta vorágine debe ser la prioridad máxima del alcalde Rham Emanuel. Su gobierno será juzgado por su capacidad –o incapacidad– para detener la ola de asesinatos.
Es alentador que el número de homicidios descendió en febrero. Sin embargo, todavía está por verse si las estrategias de la Policía de Chicago de saturar los barrios de alto riesgo con fuerzas del orden dará resultado a largo plazo. El superintendente de la Policía, Garry McCarthy, anunció el lunes que oficiales patrullarán a pie las zonas más peligrosas para contrarrestar la actividad de las pandillas.
En este espacio, hemos abogado por desatar una guerra total y permanente contra las pandillas. El 80 por ciento de los homicidios en la ciudad están relacionados con estas asociaciones criminales. Saturar de policías los barrios donde las pandillas operan dará resultado sólo si se les combate con una estrategia que involucre también a organismos del gobierno federal como la DEA y el FBI.
El asesinato de una bebé de seis meses es una infamia y una vergüenza.
