A digerir el proyecto de reforma migratoria
Sí; es cierto, todavía no sabemos cuánto tiempo nos va a tomar digerir las 844 páginas del proyecto de ley de reforma migratoria que presentaron los senadores el pasado miércoles. Sin embargo, ya se pueden comentar varias cosas al respecto.
En la madrugada del 17 de abril, el senador Charles Schumer (D-NY) introdujo la legislación ‘The Border Security, Economic Opportunity and Immigration Modernization Act of 2013’, a nombre del llamado ‘Grupo de los Ocho’.
La propuesta ofrece una vía para que los inmigrantes indocumentados obtengan la ciudadanía después de pagar $2,000 de multa, pagar todos sus impuestos y aguantar un trámite de 13 largos años. Para ser elegibles las personas tienen que haber entrado a EE.UU. antes del 31 de diciembre de 2011 y no haber sido condenados por delitos mayores.
Trece años supone mucho tiempo, es verdad; pero hay que considerar qué es lo que podrá hacer el individuo durante esos años. ¿Podrá entrar y salir del país? ¿Podrá trabajar legalmente? ¿Contar con una licencia regular?
El proyecto les permitiría a los inmigrantes indocumentados registrarse para un estatus de Inmigrante Provisional Registrado (RPI), y aunque no podrán recibir beneficios federales, podrán trabajar “de manera segura” y visitar sus países de origen, según reportó la agencia AP. Así que allí un punto a favor.
Además, los deportados no han sido olvidados. La propuesta permitiría que los inmigrantes que tienen hijos, padres o esposos que son ciudadanos estadounidenses o residentes permanentes, y que fueron deportados por motivos no criminales puedan aplicar para reingresar a EE.UU.
No obstante, queda muy claro que si se aprueba este proyecto de ley tal como está, el sistema migratorio de este país será radicalmente transformado durante la próxima década poniendo por encima la necesidad económica y laboral por sobre los lazos familiares de los inmigrantes.
¿Por qué? Pues porque la propuesta se enfoca, ya se sabe, en usar un lenguaje complaciente que resalta el endurecimiento de la seguridad fronteriza y la necesidad de proteger los empleos “for American workers”. Además, se destacan varias condiciones que el Gobierno Federal debe cumplir con respecto a seguridad fronteriza, E-Verify y arrestos de “ilegales’ previo a que a los indocumentados tengan una esperanza de legalización.
Pero más que eso, la propuesta tiene un enfoque sobre todo económico. Primero, reduciría el número de visas a familiares, para poder otorgar más visas a extranjeros con base en sus habilidades profesionales.
Esto obviamente afecta sobre todo a los latinos y asiáticos que piden a sus hermanos, padres o hijos por estas visas familiares. Asimismo, no se incluyen provisiones para que las parejas del mismo sexo pidan a sus novios o esposos (as).
Pero sí incluye un programa de méritos para dar visas a trabajadores no calificados de salarios bajos, hasta 75 mil en 4 años; y aumenta los topes anuales de visas tipo H1B de 65 mil a 110 mil para trabajadores con alta capacitación graduados en EE.UU. en las áreas de ciencia y tecnología.
Después de años de frustración e inacción, quienes hemos cubierto el tema de inmigración -durante los últimos siete años en mi caso-, recibimos la buena noticia de una esperanza; pero sabemos que esta agria discusión apenas comienza.