Cuando esperan lo peor de ti

Estudios y testimonios revelan la relación que hay entre las medidas disciplinarias en las escuelas públicas de Chicago y la presencia de los jóvenes en el sistema penitenciario

Diferentes estudios afirman que estudiantes en todo el país son disciplinados de forma diferente dependiendo de su raza y estatus social y los estudiantes de las escuelas públicas de Chicago no son la excepción.

De acuerdo con la encuesta Civil Rights Data Collection, hecha por el Departamento de Educación de EE.UU., más del 70% de los estudiantes arrestados en las escuelas y referidos a la policía son afroamericanos e hispanos, y son jóvenes que están acumulando antecedentes penales desde temprana edad.

En el distrito escolar de Chicago, los estudiantes anglosajones sólo componen un 3% de los estudiantes suspendidos en las escuelas, los hispanos un 20% y los afroamericanos un 76%, según la encuesta citada.

José Briceño, de 21 años, se graduó de la secundaria Theodore Roosevelt High School en el 2010. Siendo estudiante perdió cinco días de clases al ser suspendido por primera vez por pelear con otro estudiante; la segunda vez fue suspendido por ocho días y arrestado por hacer grafitis dentro del plantel.

“Me llevaron a la oficina de seguridad y ya habían policías allí”, comentó Briceño a La Raza, recordando el incidente que sucedió cuando tenía 18 años.

“Me di cuenta de que estaban buscando los antecedentes penales de todos [los estudiantes] y que todas las computadoras de la oficina de seguridad pertenecían al CPD [Departamento de Policía de Chicago]. Me quedé realmente impresionado al darme cuenta de que tenían como una estación de policía adentro de la escuela”, dijo Briceño.

El joven afirma que aunque pintó su nombre en algunas áreas, no era el responsable del vandalismo del cual lo acusaban y aunque creía saber quién era el culpable, no quiso dar el nombre del otro estudiante.

Nathaniel Maldonado es uno de los participantes de Circles and Ciphers, un grupo de apoyo para jóvenes que han estado en problemas, que se reúne tres veces a la semana en una iglesia de Rogers Park. El grupo fue creado por el proyecto NIA.

Maldonado fue a la secundaria Stephen Mather High School y fue suspendido en dos ocasiones por tres días en cada incidente. La primera vez fue por discutir con una maestra y la segunda por discutir con otro estudiante.

Para Maldonado, ni los maestros, ni el personal en esta escuela creaban el mejor ambiente académico.

“Ellos realmente lo animan a que uno se salga de la escuela, la encargada de la asistencia [‘attendance officer’] me llegó a decir ‘¿has contemplado la idea de abandonar la secundaria y sacar tu GED?'”, recordó Maldonado, de 18 años.

“Al principio pensé que sólo era yo; pero luego me enteré de que le dijeron lo mismo a otros estudiantes que conozco”, dijo. Maldonado se involucró en una pelea y estuvo detenido en una correccional varios meses, hasta que fue a corte juvenil y salió bajo libertad condicional.

Ahora ha decidido enfocarse en sus estudios, terminó su GED en el Wilbur Wright College en el 2012 y contempla la idea de enlistarse en las fuerzas armadas. No obstante, admite que es difícil pelear contra el estigma de la gente que espera lo peor de él.

“Te hacen sentir que estar en problemas es donde encajas, que eso es lo que la gente quiere que seas, ¿entonces por qué no ser así? y eso hace mucho más difícil no ser la persona que ellos esperan. Te hace sentir como que ese es tu destino”, enfatizó el joven.

Jorge Cruz, de 16 años, es estudiante de la secundaria John F. Kennedy High School. En febrero de este año fue arrestado y acusado de golpear a una de sus maestras, Zulma Ortiz.

“En una ocasión fui a entregarle a la maestra mi trabajo, me lo devolvió; pero después me lo quitó de nuevo. Cuando hizo eso simplemente me acerqué y se lo quité de las manos. Agarré las cosas de mi escritorio y salí del salón. Eso fue un viernes. Luego pasó el fin de semana y el lunes yo estaba en mi primera clase y unos policías llegaron y me arrestaron. Me llevaron a la oficina del director, me procesaron y me dijeron que me iban a encerrar porque supuestamente había golpeado a mi maestra”, dijo Cruz a La Raza.

Cruz dijo que nunca golpeó ni intentó de agredir a la maestra.

El joven fue a la escuela con su madre para hablar con el director, sin éxito. Cruz fue suspendido por cinco días. Fue a corte y su caso fue desestimado. Continúa en la misma secundaria; pero ya no recibe clases de la misma docente.

De acuerdo con cifras del CPD, citadas en el reporte “Policing Chicago Public Schools: A Gateway to the School-to-Prison Pipeline”, elaborado por el proyecto NIA, en el 2010 hubo 6,430 arrestos en escuelas de CPS. Un 74% de los jóvenes arrestados fueron afroamericanos y un 23% hispanos.

Durante los últimos 15 años, activistas, educadores, e investigadores han denunciado la llamada ‘School to Prison Pipeline’ o ruta que lleva a los jóvenes de las secundarias al sistema penitenciario. Se refieren a planteles donde las políticas de disciplina son tan enérgicas que contribuyen a que los jóvenes tengan antecedentes penales e ingresen al sistema correccional.

De acuerdo con este reporte, CPS gasto $51.4 millones en el 2010 para guardias de seguridad en sus escuelas, mientras que solo gastó $3.5 millones en consejeros universitarios y orientadores profesionales.

A comienzos del año escolar 2012-2013, CPS implementó un nuevo código de conducta para limitar el uso de acciones disciplinarias que removían a los estudiantes de las clases y las autoridades educativas aseguran que las suspensiones y arrestos han bajado desde entonces.

Según datos de CPS, hasta enero del 2013 los arrestos en las escuelas bajaron un 25%, el número de estudiantes suspendidos fuera de la escuela bajó en 21% y el número de estudiantes que cometieron ofensas graves como posesión y/o distribución de sustancias controladas, actos sexuales en el precinto y robo a arma armada bajó en un 15%.

Asimismo, en el 2012 las ofensas graves dentro de las escuelas disminuyeron un 20% y las expulsiones un 43% con respecto al 2011.

CPS dijo no tener estadísticas del número de estudiantes arrestados en escuelas públicas.

De acuerdo con David Miranda, secretario de prensa de CPS, la política de cero tolerancia en las escuelas de Chicago dejó de estar en efecto desde junio del 2011.

Esta cuestionada política permitía que los estudiantes fueran suspendidos o expulsados si perturbaban el orden en la escuela, según criterio de maestros y directores.

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