¿A usted le importa que lo espíen o le da igual?

Esta semana Estados Unidos desclasificó documentos que revelan que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) tenía un acceso casi ilimitado a los datos de Internet de personas en todo el mundo. Los documentos fueron desclasificados en “interés público” y con el objetivo de una “mayor transparencia”, informaron las agencias noticiosas.

A principios de junio Edward Snowden destapó la Caja de Pandora de que el servicio de inteligencia de EE.UU. podía acceder a los datos de cualquier persona, a nuestras cuentas de correo electrónico y a las búsquedas que hacemos por Internet. Posteriormente se han ido sabiendo más cosas como que la NSA inspecciona decenas de millones de llamadas telefónicas y los datos de millones de usuarios al día.

Sin embargo, yo no he visto a nadie preocupado. O dicen cosas como “ya lo sabíamos” “¿qué puedo hacer para evitarlo?” o “ni que yo fuera tan importante”. De esa forma es que no escucho a nadie preguntándose cómo proteger sus datos ni las informaciones generadas por sus laptops y smartphones.

Pero el programa de vigilancia electrónica que lleva a cabo el Gobierno a través de la NSA me parece cosa seria por el hecho de que ya no existe la privacidad. Si quieres decirle algo verdaderamente privado a otra persona es mejor hacer una cita para verse en la playa frente al lago y decírselo cara a cara, cuando sople mucho viento, no haya no haya ninguna antena ni cámara cerca y nadie los mire. A ese punto hemos llegado.

Hace poco leí una frase que me gustó: “Nos vemos en el anonimato, libres y seguros”. Era el final de un artículo escrito por Damián Fossi, miembro de la Comunidad de Software Libre en Venezuela.

Allí daba muchos consejos sobre el uso de software libre, los navegadores seguros, correos electrónicos cifrados o confidenciales, etcétera.

Pero ¿vale la pena tomar estas medidas, y el tiempo y el sacrificio que involucran? Al final de cuentas, ¿de qué nos estamos protegiendo?.

No creo que ni a la mitad de la gente le pase por la cabeza dejar de estar cotorreando en Facebook Google+ o Twitter. ¿Acaso queremos convertirnos en un cibernauta ermitaño? Menos aún siendo uno periodista o comunicador. Nos darán una patada y nos sacarán de la cancha.

Por eso es que si realmente queremos proteger nuestra privacidad lo que necesitamos son cambios en las leyes y en hacer cumplir las legislaciones sobre privacidad existentes.

De acuerdo con un artículo publicado por el portal ProPublica la semana pasada, sí existe apoyo en el Congreso de EE.UU. para reformar los programas de vigilancia de la NSA. Por ejemplo, subiendo el estándar y exigiendo explicaciones de cuáles récords son “relevantes” para determinada investigación y exigiendo que los analistas de la NSA reciban una orden judicial o aprobación de una corte antes de rebuscar metadata, entre varias otras.

Fabiola Pomareda es periodista y editora general del periódico La Raza. Síguela en Twitter: @FabiolaPomareda

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