Inmigrante mexicano ciego es ejemplo de superación

Inmigrante mexicano ciego se trasladó con el resto de su familia a Chicago donde hizo la secundaria en tres años en un centro con programas de educación especial.

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Crédito: Efe

Chicago.- El mexicano Horacio Esparza considera que su activismo a favor de los discapacitados comenzó al día siguiente de quedar ciego, a los 7 años, para lograr que su familia lo tratara de la misma forma que a sus diez hermanos y lo capacitara para enfrentar su nueva vida.

“Tuve que luchar desde el primer momento para que no hubiera privilegios o sobreprotección, y para que no se dejaran vencer por los tabúes e intentaran esconderme por vergüenza como ocurría entonces en las familias que tenían un discapacitado”, recordó Esparza en entrevista con Efe.

Han transcurrido 47 años, y después de una vida llena de desafíos y dificultades en México y Estados Unidos, donde trabajó en restaurantes, como teclista en locales nocturnos, maestro de niños ciegos y orientador de adultos ciegos, Esparza es desde 2008 director ejecutivo del Centro de Progreso para la Vida Independiente y se le considera un orador y motivador de primera línea.

El centro que dirige ofrece servicios a discapacitados en el suburbio de Forest Park (Illinois) y se ha convertido en el principal punto de interés para quienes necesitan ayuda en la comunidad.

“Muchos me desanimaron cuando me postulé al cargo, y yo también creía que no me iban a contratar por ser ciego, latino y sin experiencia, pero la vida me enseñó a luchar y a vencer en las peores circunstancias”, señaló.

Oriundo de Estancia de Ánimas, Zacatecas, Horacio se mudó a la ciudad de Aguascalientes con su madre y hermanos. El padre estaba trabajando en Chicago para mantener a la familia y quería que sus hijos estudiaran.

Con 7 años, en la escuela sufrió un accidente y los lentes que usaba se rompieron y le entraron vidrios en los ojos.

Un mes después del accidente quedó ciego y las últimas imágenes que guarda en su memoria son las de una plantación de lechugas en el huerto de la escuela y el pequeño jardín donde jugaba con canicas durante el recreo.

A pesar de su lucha para escapar de la sobreprotección de su madre estuvo cinco años sin ir a la escuela por el temor de que le pasara algo.

Su regreso a las aulas fue a los 12 años y en la ciudad de Guadalajara, donde encontraron un centro educativo especial para ciegos.

“Recuerdo que era julio de 1970, a mí se me abrió el cielo y a mi madre se le cerró. Fuimos a la escuela y nos encontramos con una estudiantina de niños, orquesta y mariachi. Era todo alegría”, señaló.

Posteriormente, mediada la década de los setenta se trasladó con el resto de su familia a Chicago, donde hizo la secundaria en tres años en un centro con programas de educación especial.

Los estudios superiores los realizó en la Universidad de Wisconsin (literatura latinoamericana), en la Universidad del Valle de Atemajac, Jalisco (ciencias de la comunicación) y Universidad Autónoma de Guadalajara (filosofía y letras).

Horacio se involucró en el activismo por las causas hispanas y de los discapacitados en la Universidad de Illinois, estudió liderazgo en el Centro Nacional Latino para Discapacitados del barrio Pilsen y formó un grupo de apoyo llamado Invidentes Latinos Unidos de Illinois.

Se reunían los sábados con indocumentados ciegos sin derecho a servicios de rehabilitación para enseñarles braille, nociones de orientación y movilidad y actividades de la vida diaria. “Es muy importante la motivación, aceptación y adaptación a la nueva vida”, expresó.

Horacio Esparza también conduce los sábados, desde 2005, el programa radial “Vida independiente”, donde los ciegos comparten sus experiencias y hacen campaña para que la reforma migratoria no se olvide de los indocumentados incapacitados.

Según el último censo, en los suburbios de Chicago viven más de 450.000 personas con discapacidades, de las cuales el 23 por ciento son hispanos.

“Los inmigrantes latinos somos personas con muchos retos y dificultades que no exigimos que nos den, sino que simplemente nos brinden oportunidades igual que a cualquier otra persona”, expresó

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