Messi demuestra en la cancha quién es el auténtico The Best

Apartado de los premios y el magnetismo de Cristiano, volvió a rescatar a Barcelona con un tiro libre; marcó tres en una semana

Jueves. Athletic Bilbao es una formación fiera: todos juegan con la pelota, el corazón y la camiseta. La identidad combativa arrodilla a Barcelona: le gana por 2 a 0 y lo comprime, lo debilita. Tiro libre para el admirado equipo catalán, durante el segundo tiempo. El balón, dócil con los buenos, se disfraza de gol con un zurdazo que deja en evidencia a Gorka Iraizoz. Pero ¿quién puede reprocharle algo, si el ejecutor, el especialista, es Leo Messi? Que mantiene viva la serie por la Copa del Rey. Barcelona hace tiempo ha dejado de ser un canto de sirenas: es una formación sinfónica de a ratos.

Domingo. Villarreal es un elenco sólido, estructurado y valiente. Casi no tiene figuras; Pato, renovado y despierto, es el faro entre la marea. Barcelona, fastidioso con los arbitrajes algo más que con su magia recortada, pierde por 1 a 0: se va el partido, transcurre el último minuto. Tiro libre para el conjunto apreciado por el mundo entero. La barrera no está bien armada y Sergio Asenjo, el arquero, se queda atónito. Pero ni con dos arqueros, ni con dos barreras: la pelota acepta la invitación de Leo, directa a un ángulo. Barcelona empata y queda a cinco puntos de Real Madrid, el líder de la liga, pese a tener un partido de menos.

Miércoles. En casa, con 71.455 espectadores, el equipo de Iniesta, Messi, Suárez y Neymar no suele despistarse. Aun en su versión melancólica, hechizada por aquellos buenos tiempos, exhibe destellos de su estirpe. Gana por 2-0 (Suárez, con su 100º tanto en 120 partidos oficiales, y Neymar, de penal, tras 1023 minutos sin marcar) y merodea el festival. Frágil de mente, sufre un tanto (Saborit), que es descuento y desesperación. Peligra la clasificación para los cuartos de final, al menos por unos minutos. Tiro libre para la formación que despierta asombro hasta en los rincones carentes de pasión por el fútbol. Leo había arrojado la pelota a la noche dos veces antes, con el juego detenido. Ahora, a 12 minutos del cierre, elige -otra vez- el palo del arquero, el mismo Iraizoz, pero con la complicidad táctica de Piqué, que se inclina; el balón, bajo, pega en un poste y acaba como siempre.

El elenco que dirige Luis Enrique espanta fantasmas de alargue y de penales y pasa a los cuartos por la Copa del Rey (el martes habrá sorteo), con un ensayo táctico grupal, pero con un especialista genial. Leo brilla hasta cuando no brilla.

Tres goles de tiro libre en menos de una semana para despertar a Barcelona y comprobar que él sigue siendo el mejor. Los premios, las galas, los mejores títulos (Liga de Campeones, Mundial de Clubes, Eurocopa), todo eso es parte de la colosal imagen futbolera y marketinera de Cristiano Ronaldo, un delantero formidable. En la cancha, mientras, Leo relativiza las comparaciones. Tal vez hasta en ese rubro, el de los tiros libres, sea el mejor de la historia. En los últimos 20, 30 años de acá, las leyendas de Passarella, Bauza, Alonso, Maradona y Riquelme -y tantos otros en el rubro- quedan huérfanas si no se crea una mención de honor para la Pulga.

El tercero es el vencido: el que sirve para ganar. Por eso, lo celebra como si se tratara de una finalísima: así lo siente hoy. Desahogo extenso en el campo, selfies risueñas detrás de escena.

La belleza es su mensaje, las estadísticas rubrican el papelerío. Es el máximo goleador de la liga española, con 13, y el de la Champions, con 10 en cinco partidos. En la temporada, lleva 26 en 23 encuentros. Y en la magnífica historia blaugrana suma 26 de tiro libre y alcanza a Ronald Koeman como máximo anotador.

El ambiente doméstico no parece una familia. Hay murmullos por las declaraciones del director ejecutivo, Oscar Grau, que entiende de números, no tanto de arte. Se había mostrado cauto sobre la renovación del contrato del rosarino. “Hay que buscar una fórmula para respetar el equilibrio salarial del club“, había advertido el directivo. El DT Luis Enrique lo aconseja: “No sé lo que ha dicho el director general, pero dime un partido en el que Leo Messi no haya sido decisivo. Todos queremos que siga Messi muchos años aquí”.

-¿Es parecido a alguien?

Messi no me recuerda a nadie porque no hay nadie mejor que él. Da igual si es en una falta o en una jugada. Lo que yo creo es que, a lo largo de estos años, ha sido el mejor, no sólo por la capacidad de marcar goles, sino también por la de interpretar el juego.ß

Una imagen impactante: Leo remata, Piqué se inclina, el balón viaja al sector menos pensado y el público goza de pie.

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