¿Qué clase de juego juega el Presidente?

El asomo de ilusión ocurrió el martes por la tarde cuando el presidente Donald Trump dijo estar dispuesto a considerar una reforma migratoria con legalización de indocumentados incluida. La decepción profunda llegó a la noche cuando el mandatario fustigó sin piedad estos inmigrantes, comparándolos con asesinos durante su mensaje ante el Congreso.

¿A que está jugando el presidente?

Es posible que el maestro del manejo de los medios, que es Trump, realizó un inusual almuerzo con un puñado de periodistas de TV para lanzar una  bomba noticiosa que despierte interés para su discurso posterior. No sería la primera vez que hace esta manipulación de los medios.

Quizás sea una maniobra maquiavélica para insertar disimuladamente el tema de la legalización con el fin de ver la reacción del Congreso ante esta idea. Es difícil imaginar que los nacionalistas de la Casa Blanca den un giro de este tipo tan temprano en esta administración.

O será eso que se repite tanto, de que Trump le dice a las personas lo quieren escuchar por querer quedar bien en el momento. Tampoco sería la primera vez que contradice por este motivo.

Creemos que, conociendo cómo actúa Trump, el motivo fue crear misterio para su beneficio sin importarle en absoluto el sufrimiento de los demás.

De todos modos, si ayer el presidente tuvo algún momento de humanidad hacia los indocumentados, este desapareció rápidamente. Su discurso no pudo ser más virulento hacia estos inmigrantes.

Primero los acusó de deprimir los salarios, de causar desempleos, de costar miles de millones de dólares y de poner en peligro las comunidades.

Luego al hablar del problema de la delincuencia en general, Trump mencionó la creación de la oficina de Victims Of Immigration Crime Engagement (VOICE) dentro del Departamento de Seguridad Interna.

La existencia VOICE oficializa la relación entre el crimen y la inmigración, garantizando la perduración de un estigma tan aberrante, como inexacto.

Todo lo dicho durante el día de ayer sobre los indocumentados puede resumirse en una burla cruel. En un juego con la tragedias de las miles de familias que están siendo separadas de sus seres queridos, los que nunca cometieron delito alguno.

El mensaje del presidente fue bien recibido en general porque no insultó a nadie y fue bien leído del telepromter sin agregar nada. En cambio su contenido en cuanto inmigración fue ponzoñoso. El discurso del resentimiento que busca chivos expiatorios estuvo más presente que nunca.

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