Los 3 ases de México para negociar con el presidente de Estados Unidos

Para la próxima renegociación del TLCAN, México cuenta con elementos para presionar al gobierno de Donald Trump. BBC Mundo te cuenta cuáles son esos tres "ases bajo la manga" de los mexicanos

Las futuras negociaciones bilaterales entre México y Estados Unidos provocan nerviosismo en los mercados y polémica en los círculos políticos.

Muchos coinciden en que la disparidad en la economía de los dos países es una desventaja para el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto.

Pero existen al menos tres temas con los que México puede presionar para una mejor negociación con su vecino del norte.

Se trata de la lucha contra los cárteles del narcotráfico, la estrategia para contener la migración irregular hacia Estados Unidos y el abastecimiento de agua para California, Arizona y Nevada .

Son cartas con las que los mexicanos pueden tener ventaja, señalan analistas, pues el gobierno estadounidense necesita de la colaboración de sus vecinos .

Por ejemplo, una negociación no adecuada del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) puede complicar el escenario, coinciden algunos.

El gobierno de Peña Nieto ha dicho que la revisión del acuerdo será parte de una agenda integral, en la que incluso se aborden temas como el incremento de salarios de los trabajadores mexicanos.

Y también insiste en que no aceptará imposiciones o que se pretenda negociar sobre temas que afecten los intereses del país.

Narcotráfico, la clave

Algunos piden expulsar de México a agentes de la DEA.
Algunos piden expulsar de México a agentes de la DEA.

El área más sensible es la seguridad de la región, que los estadounidenses “están ávidos” por mantener, afirma el secretario de Relaciones Exteriores mexicano, Luis Videgaray.

“La colaboración con México ha permitido a Estados Unidos fortalecer su seguridad nacional”, señaló ante el Senado de su país.

“Desde aquí se han desarticulado planes de atentados e infiltraciones de enemigos de Estados Unidos. Esa colaboración es una carta fuerte en la negociación”.

La colaboración en la lucha contra el narcotráfico ha variado según los distintos gobiernos o el momento histórico.

En los años 80 y 90, por ejemplo, las autoridades mexicanas limitaban la presencia y apoyo de los estadounidenses.

Pero la situación cambió a partir de 2008, cuando se implementó la Iniciativa Mérida, con la cual la Casa Blanca apoya con recursos y capacitación a policías y militares mexicanos .

De hecho, durante el gobierno del expresidente Felipe Calderón se estableció, en la capital mexicana, un centro operativo de agencias de seguridad e inteligencia de Estados Unidos.

Con la reciente crisis diplomática con el gobierno de Donald Trump, algunos demandan a Peña Nieto que suspenda o limite esa colaboración.

Expulsar a agentes

Luis Videgaray, secretario de Relaciones Exteriores de México. EFE

El excanciller mexicano Jorge Castañeda plantea “hacer sentir el disgusto” de México ante las acciones de Trump.

Y una forma de hacerlo es “suspender” la comunicación con las agencias de seguridad y las fuerzas armadas estadounidenses.

Incluso se podría expulsar a agentes de la agencia antidrogas estadounidense, la DEA, como ya lo hizo el expresidente Carlos Salinas de Gortari en 1992, cuando fue secuestrado el médico Humberto Álvarez Machain.

El doctor fue acusado de colaborar en el asesinato del agente Enrique Camarena Salazar.

Fue secuestrado por personas contratadas por la agencia estadounidense para trasladarlo a Estados Unidos, donde enfrentó un juicio, pero años después fue liberado.

Pero otros como el analista Alejandro Hope, creen que esa estrategia puede resultar contraproducente.

Cerrar la puerta a las agencias de inteligencia significa dejar de recibir información que ha permitido capturar a grandes capos.

Fue el caso de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, cuya tercera aprehensión fue posible por la vigilancia del gobierno estadounidense.

¿Se puede suspender o limitar esta colaboración? México no lo descarta.

Revisemos la cooperación en seguridad con Estados Unidos y nuestra política de drogas “, insiste el canciller Videgaray.

“Estados Unidos nos necesita para cuidar su seguridad. México paga las consecuencias del consumo, de la disposición de armas, de los flujos de dinero sin control”.

El otro muro

Otra de las cartas de negociación con el gobierno de Trump es la política migratoria.

A diferencia del discurso del mandatario estadounidense, desde hace 9 años la salida de mexicanos hacia Estados Unidos bajó prácticamente a cero, de acuerdo con el centro de análisis Pew, con base a Washington.

Casi todos los migrantes que cruzan por la frontera norte provienen de Centroamérica.

Pero desde 2013 aumentó el flujo de personas de otras regiones como África, Asia, Haití, Cuba y Medio Oriente, incluso de países vigilados especialmente por Washington debido a la presencia de grupos extremistas como Estado Islámico.

El gobierno mexicano restringe el paso de estos migrantes, incluso de forma que ha sido cuestionada por organizaciones de derechos humanos.

De hecho en 2014 estableció el llamado Plan Frontera Sur, una estrategia para contener el ingreso de personas en situación migratoria irregular.

El plan implicó el despliegue de cientos de soldados, marinos, policías federales y agentes del gubernamental Instituto Nacional de Migración (INM) en el sureste del país.

El resultado fue un aumento en las deportaciones. El año pasado, por ejemplo, el INM detuvo a más de 150.000 migrantes centroamericanos.

En ese mismo período arrestó a unas 20.000 personas de África, y a otras 5.000 de Asia y Medio Oriente.

Pero además de esta estrategia, desde el gobierno de Calderón se permitió la operación, dentro de territorio mexicano, de agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés).

Estos agentes operan en aeropuertos y en la frontera con Guatemala.

También en esta materia hay quienes piden suspender la colaboración. El excanciller Castañeda, por ejemplo, plantea expulsar a una parte del personal de ICE.

El gobierno mexicano no ha expresado una posición pública sobre esta posibilidad.

El agua de la crisis

Otra carta de negociación es el acuerdo para compartir el agua del Río Colorado, que nace en Estados Unidos y desemboca en el Golfo de Cortés, en México.

Un convenio firmado en 2012 -como parte de un un tratado de 1944- establece en términos generales que México acepta guardar parte del agua que le corresponde en el Lago Mead, que se ubica entre Nevada y Arizona.

Cuando el documento se firmó el gobierno estadounidense lo calificó como un momento histórico.

El Lago Mead registra los niveles más bajos de su historia. Getty Images

Y es que desde hace décadas el caudal del Río Colorado está en declive, lo que afecta a unos 35 millones de personas en el oeste de Estados Unidos, según el Centro para el Progreso Estadounidense (CAP, por sus siglas en inglés).

El tratado otorga anualmente a México 1.850 millones de metros cúbicos de agua del Colorado.

Pero una prolongada sequía en la región, que afecta sobre todo a productores estadounidenses, complicó el escenario.

La Minuta 319 establece que los mexicanos aceptan conservar su agua en territorio estadounidense –lo que beneficia a sus vecinos- y además ceder una parte de los recurso en momentos de crisis.

A cambio el gobierno y empresarios estadounidenses pueden comprar el agua mexicana en caso necesario .

La negociación para renovar el acuerdo se ha prolongado por dos años, explica a BBC Mundo José de Jesús Luévano, secretario de la Sección Mexicana de la Comisión Internacional de Límites y Aguas entre México y Estados Unidos (CILAS).

El funcionario asegura que está garantizado el reparto del agua , pero algunos piensan que puede ser un fuerte argumento de México en la negociación bilateral con su vecino del norte.

El Lago Mead se encuentra en el nivel más bajo de su historia y una complicada negociación bilateral puede animar a México a reclamar sus ahorros de agua.

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