Medidas de Trump agravarán abusos a trabajadoras domésticas y víctimas de trata
Realizan estudio conjunto la Alianza Nacional de Trabajadoras Domésticas y el Instituto para Estudios de Política
WASHINGTON.- La política migratoria del presidente Donald Trump sólo envalentonará a los “malos empleadores” y a traficantes de personas que durante años se han ensañado con trabajadoras domésticas indocumentadas, que ahora viven con mayor temor a abusos y a la deportación, según un informe divulgado este lunes.
El informe, realizado conjuntamente por la Alianza Nacional de Trabajadoras Domésticas (NDWA, en inglés) y el Instituto para Estudios de Política (IPS, en inglés), destacó la situación de más de un centenar de trabajadoras domésticas, todas sobrevivientes de la trata de personas, que, como “Rosa”, tienen miedo de salir a la calle, y no comen ni duermen bien, pensando que en cualquier momento “la migra” tocará a sus puertas.
El documento usó pseudónimos para proteger la identidad de las trabajadoras, algunas de las cuales están indocumentadas.
“No queremos salir a la calle, no dormimos tranquilos, no comemos tranquilos… los niños no quieren ir a la escuela porque se sienten atemorizados, sólo pasan llorando, no quieren comer”, dijo en conferencia telefónica “Rosa”, una hondureña sobreviviente de la trata de personas que ahora vive en limbo en el lado estadounidense de la frontera.
“Rosa” lleva casi tres años viviendo en EEUU, tras recibir amenazas de pandilleros que mataron a su hermano delante de ella y sus tres niños, y ha presentado una queja contra su empleador por robo salarial.
Durante años, las trabajadoras domésticas han recibido amenazas de sus empleadores de que les echarán la policía o a los agentes de Inmigración si denuncian sus condiciones laborales, pero ahora, con el recrudecimiento de las medidas policiales ordenadas por el presidente Donald Trump, éstas son más vulnerables, explicó Sameera Hafiz, coautora del informe y activista de NDWA.
Current immigration enforcement tactics impact women & survivors in unique ways, making it difficult for them to access help #BeyondSurvival
— Families Belong Together (@fams2gether) March 13, 2017
“El miedo y el pánico que arrasan en la comunidad inmigrante han tenido un impacto particular en las sobrevivientes reunidas en nuestro retiro (del pasado fin de semana)… anticipamos que estas condiciones se van a intensificar”, afirmó Hafiz, al advertir de que la política migratoria de Trump envalentonará a “malos empleadores” y traficantes de personas.
Es que, según Hafiz, las redadas, restricciones de ingreso a EEUU, y arrestos afuera de iglesias, tribunales y de vehículos privados, envían el mensaje de que el gobierno valora más los intereses de las empresas que las protecciones de los derechos humanos y la dignidad de las personas.
Bad employers emboldened by current political climate. Undocumented workers less likely to seek help due to deportation fear #BeyondSurvival
— Domestic Workers (@domesticworkers) March 13, 2017
Según el Instituto de Política Económica, hay cerca de dos millones de trabajadoras domésticas en EEUU, que trabajan para familias ricas, empresarios y diplomáticos. La mayoría son mujeres, muchas de ellas inmigrantes y pertenecientes a minorías.
Otros estudios han destacado que la trata de personas es un problema que afecta principalmente al sector de trabajadores domésticas, empleadas principalmente para tareas de limpieza y para el cuidado de niños, ancianos y discapacitados.
Resultados del informe
El informe, que se apoya en entrevistas a 110 empleadas domésticas en otoño pasado, resume un panorama devastador para estas trabajadoras, que suelen afrontar robo salarial, confiscación de pasaporte, condiciones de abuso, restricción de movimiento y amenazas de deportación.
De los 110 casos analizados en el informe:
- El 78% dijo haber recibido amenaza de deportación si denunciaba condiciones de abuso, una cifra documentada ya antes de la llegada de Trump al poder.
- El 85% de las sobrevivientes de tráfico de personas dijo que sus jefes les privaron de salarios, o les pagaron mucho menos que el salario mínimo.
- El 81% denunció condiciones de vida “abusivas”, y el 74% afrontó abusos verbales o emocionales.
- El 80% dijo que fue víctima de engaño o de contratos laborales falsos.
- El 77% dijo que sus jefes les restringieron o vigilaron sus salidas.
- El 75% sintió “aislamiento” al no tener contacto con el mundo.
- El 66% atravesó abuso físico o sexual por parte de sus empleadores, o un familiar de éstos.
- El 62% no tuvo acceso a sus pasaportes y demás documentos de identidad.
- El 73% reportó horarios “excesivos”, con más de 48 horas de tiempo extra, mientras que el 45% dijo vivir con miedo de abuso físico si intentaban abandonar su trabajo.
Even though the current political situation raises a survivor’s anxiety, they often don’t have the option to not go to work #BeyondSurvival
— Domestic Workers (@domesticworkers) March 13, 2017
El informe pidió medidas para combatir el tráfico de personas y castigar a los responsables del lucrativo negocio, así como aumentar las protecciones y servicios legales de sobrevivientes. Para los activistas, si continúa la colaboración de las autoridades locales y estatales con los agentes de Inmigración, eso sólo impedirá que las trabajadoras domésticas hagan denuncias para defender sus derechos.
Policy makers can make sure anti-trafficking programs are robust, increase access to services for survivors & hold traffickers accountable
— Domestic Workers (@domesticworkers) March 13, 2017
Para poner un rostro humano detrás de estas condiciones de abuso, que también afectan a trabajadoras legales, el informe y la conferencia telefónica contó con la narrativa de “Shanti”, una activista del grupo Adhikaar, que denunció su explotación a manos de un diplomático de la India.
“Shanti” logró ajustar su estatus migratorio y ahora es residente legal, pero antes, cuando emigró a los 17 años de edad, trabajó jornadas de 18 a 20 horas al día haciendo labores domésticas.
“Ahora siento valor de levantar mi voz y usarla como arma para apoyar a otras mujeres. Quiero asegurarme de que nadie más pase lo que yo pasé”, afirmó.