Ese horroroso moho en los alimentos

Dietista registrada explica si deben o no consumirse los alimentos afectados por este hongo

¿Es peligroso o no comer alimentos con moho?, ¿se puede consumir la parte que no está mohosa? Estas preguntas saltan a la cabeza al momento de querer ingerir o usar para una receta una fruta, vegetal, pan o queso que no hace mucho se compró y ya está salpicado de pecas de moho.

“Sí podría resulta peligroso comer alimentos con moho u hongos”, responde la dietista registrada Nadia Borchardt, vinculada a Kaiser Permanente. “Y esto se debe a que algunos mohos pueden causar reacciones alérgicas y problemas respiratorios. Además, hay mohos que cuando son expuestos a ciertas condiciones climáticas, producen toxinas potencialmente venenosas”.

Así que para evitar una intoxicación o problema grave de salud por ingerir, aunque sea un pedazo limpio, la comida que fue tomada por el moho, la experta en nutrición resalta que hay que seguir ciertas normas de seguridad.

“En términos generales, si el alimento es duro, como un bloque de queso, zanahorias, chile pimiento o repollo, se puede cortar la parte con moho [cerca de una pulgada alrededor de la mancha mohosa] y utilizar el resto”, detalla la experta. “Pero si el alimento es blando [como es el caso del queso Brie o Camember], es mejor tirarlo porque las raíces del moho pueden penetrar el alimento más a fondo que en una superficie dura”.

Las frutas suaves, los embutidos blandos y las mermeladas también deben desecharse si han desarrollado moho”, agrega la experta en nutrición. “Lo mismo debe hacerse con el pan y todo producto horneado”.

Medidas preventivas

La dietista registrada Nadia Borchardt ofrece los siguientes consejos para seguir al momento de detectar que un alimento tiene moho:

  • Nunca oler un alimento con moho, ya que se puede aspirar las esporas del hongo que puede generar problemas respiratorios.
  • Al arrojar a la basura un alimento con moho, siempre se debe colocar éste en una bolsa de plástico cerrada para prevenir que el bote de la basura de la cocina se contamine o que el alimento sea accidentalmente consumido por un niño o una mascota.
  • Siempre limpie la superficie donde estaba el alimento y asegúrese de que otros a su alrededor no estén contaminados también. Igualmente se debe lavar bien el cuchillo que se utilizó para cortar el moho, que se propaga con rapidez, sobre todo en frutas y verduras.

Qué alimentos deben desecharse y cuáles no

Según el Departamento de Agricultura estadounidense (USDA), algunos productos con moho pueden consumirse si se elimina la parte afectada, pero otros deben botarse porque podrían suponer un riesgo para la salud.

De acuerdo con las recomendaciones del USDA, estos serían los alimentos que se pueden o no consumir cuando tienen en su superficie esas horrorosas manchas o pecas blancas, negras o verdes blancuzcas.

A no consumir

  • Quesos tiernos. Los quesos blandos o tiernos  (como el Brie, Roquefort, blue, Gorgonzola, Stilton y Camembert) con moho no deben consumirse, al igual que el queso rallado.
  • Sobras de alimentos cocidos. Los alimentos cocidos deben descartarse si tienen moho, porque tienen una alta probabilidad de que éste llegue a las zonas internas debido a que, por la cocción, están cargados de humedad y lo más probable es que las esporas del hongo lleguen con rapidez hasta el fondo del recipiente donde se han guardado.  Entre esta categoría están las carnes, las pastas y los granos cocinados.
Los alimentos cocinados desarrollan moho por su gran contenido de humedad. /Shutterstock
  • Frutas blandas. Aquí se encuentran las fresas, tomates o melocotones. Deben desecharse porque el moho puede crecer por debajo de la superficie y afectar a todo el alimento. Es importante además comprobar que los productos más cercanos no están afectados también por moho, ya que este se propaga con rapidez.
El moho en las frutas blandas está en toda ella. /Shutterstock
  • Productos lácteos. El yogur, la crema de leche y el queso crema con moho se deben arrojar  a la basura.
El yogur con moho se debe arrojar a la basura, aunque tenga una sola peca de éste. /Shutterstock

Se pueden consumir

  • Embutidos curados. Según el USDA, la presencia de moho en este tipo de alimentos no es nada extraño ya que forman parte de su proceso de curación. En estos casos, bastaría con frotar el moho acumulado en la superficie.
  • Quesos curados. Pueden comerse si se quita la parte afectada por moho y se siguen las recomendaciones de manipulación para evitar contaminaciones cruzadas. En estos casos, los expertos consideran que el moho no puede atravesar la dura corteza y, por tanto, no afecta al producto.
  • Frutas duras. Como en el caso del queso duro, se aplica la misma regla de cortar la parte afectada por el moho, teniendo el cuidado de que el cuchillo no toque el moho para no contaminar otras partes del producto. Por ello se recomienda hacer el corte a una distancia mínima de 1 pulgada de la mancha blanca, verde o negra.

A tener en cuenta

El moho no solo está en la superficie de los alimentos que lo desarrollan. De acuerdo con el Departamento de Agricultura estadounidense (USDA), el pelaje gris en la superficie de un embutido, como la mortadela o el jamón; los puntos verdes y peludas en el pan, el polvo blanco en el queso Cheddar, los puntos verdes cremosos del tamaño de una moneda en las frutas y el crecimiento peludo en las gelatinas o las manchas negras en la mantequilla de maní está también por todo el alimento que es de consistencia blanda o porosa.

“Cuando un alimento presenta un gran crecimiento de moho, las hilachas de las raíces de éste ya han invadido el alimento profundamente”, alerta el USDA. ‘Y en los mohos más peligrosos se pueden encontrar con frecuencia sustancias dañinas o venenosas [como las ‘micotoxinas’] en las hilachas o alrededor de éstas. Y en algunos casos, las toxinas pueden dispersarse a través de todo el alimento”.

Por esta razón más vale arrojar a la basura el alimento mohoso, aunque sea costoso, ya que podrá resultar mucho más caro llegar a parar al hospital por una grave intoxicación con la ingesta de un alimento dañado.

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