Demócratas piden eliminar fondos a la comisión de Trump que investiga presunto fraude electoral

Los demócratas califican la comisión de Trump como un acto "circense" y proponen su eliminación

WASHINGTON.- El senador demócrata por Nueva Jersey, Corey Booker, cree que hay más posibilidad de que a una persona la parta un rayo a que cometa fraude electoral, y por eso lidera una medida de su bancada para eliminar fondos a una comisión creada por el presidente Donald Trump para investigar el presunto fraude en 2016.

Sin ofrecer pruebas, Trump ha insistido en que hubiese ganado el voto popular en noviembre de 2016, si no fuese por los hasta cinco millones de “votos ilegales” que ayudaron a su rival en la contienda, la demócrata Hillary Clinton.

La llamada “Comisión por la Integridad del Voto” fue creada mediante una orden ejecutiva y está encabezada por el vicepresidente Mike Pence, y el secretario de Estado de Kansas y líder ultraconservador, Kris Kobach. La comisión tiene previsto iniciar de lleno sus labores el próximo 19 de julio, pero Booker y otros 92 demócratas de ambas cámaras del Congreso quieren frenarla en seco privándola de fondos federales.

En declaraciones a este diario, Booker dijo hoy que la comisión “se basa en una mentira singular del presidente (Trump), una mentira que ha sido criticada por republicanos, demócratas e independientes en todos los rincones”.

“El apoyar, o guardar silencio, cuando se invierten fondos de los contribuyentes en esfuerzos por minar el derecho al voto de los ciudadanos, es algo irresponsable y fundamentalmente contraviene nuestro juramento como líderes elegidos”, explicó Booker.

En ese sentido, Booker expresó confianza en que, así como los republicanos se distanciaron de las quejas de Trump sobre el presunto fraude masivo en las urnas, “también se opondrán a esta comisión y respaldarán nuestro proyecto de ley”.

A Booker no le sorprende que haya partidismo también en estas lides, pero dejó en claro que la defensa del derecho al voto de todos los ciudadanos es “algo esencial, y por lo que vale la pena luchar”.

Para los demócratas que promueven esta medida, destinar fondos a la comisión se asemeja a un acto “circense”, especialmente cuando los recursos están limitados. Además, temen que la comisión utilice su investigación para justificar leyes que restrinjan aún  más el acceso a las urnas y los requisitos para votar.

El “Acta contra la Supresión del Voto” (“Anti-Voter Suppression Act”), anularía la orden ejecutiva que estableció la controvertida comisión, y prohibiría el desembolso de fondos para que investigue un asunto inexistente, según los demócratas.

Aunque es poco probable que la medida demócrata sea aprobada, Booker dijo que su bancada quiere enviar el mensaje de que es inaceptable suprimir el derecho al voto de millones de personas, especialmente pobres y de minorías, como ocurrió en décadas pasadas.

Es que, para los demócratas y grupos cívicos progresistas, la comisión está usando el pretexto del presunto fraude electoral para eventualmente minar el derecho al voto de las minorías.  La Unión de Libertades Civiles de EEUU (ACLU) ya puso una demanda.

También les preocupa que la comisión haya pedido acceso el mes pasado a las bases de datos con información detallada de los votantes inscritos en todos los 50 estados, sin tener el motivo o el uso de esos datos. En la actualidad, cada estado establece sus propias leyes sobre las elecciones, la integridad del voto, y la protección del registro de votantes.

La solicitud de Kobach, con plazo de mañana viernes, también levantó ampollas entre algunas autoridades electorales republicanas.

La alarma fue tal que más de una decena de estados se han negado a entregar los datos, entre éstos California y Nueva York.

El secretario de estado republicano de Mississippi,  Delbert Hosemann, mandó a Kobach y los miembros de la comisión “a tirarse al Golfo de México”, usando su estado como catapulta.

Según los expertos, si bien hay casos aislados de problemas en las urnas –listas no actualizadas, o votantes inscritos en varios estados porque ciertas leyes lo permiten-, no se puede hablar de un fraude “masivo” que sea capaz de alterar el resultado de los comicios.

Entre 2000 y 2014,  por ejemplo, los expertos solo hallaron 31 incidentes entre más de mil millones de votos en ese período y, de hecho, es más fácil ganar una medalla de oro o convertirse en santo que descubrir un incidente de fraude, según el  Centro Brennan para la Justicia.

Varios análisis del Centro sugieren que el fraude electoral en EEUU es, esencialmente, “un mito” y que, a lo sumo, lo que los estudios revelan son casos aislados de irregularidades, y errores no intencionales de los votantes o las autoridades.

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