“Trump destruyó mis sueños”, dice mexicano en vísperas de su deportación

Jesús Lara López lleva 16 años en Ohio y es el nuevo rostro de la represión anti-inmigrante contra “buenos hombres”, según activistas

WASHINGTON.- Con boleto aéreo en mano para su deportación el martes próximo, el mexicano Jesús Lara López repasó este viernes sus 16 años en EEUU y lo que pudo ser, y acusó al presidente Donald Trump de “destruir” sus sueños.

“Trump destruyó mis sueños, deportándome, y  no sé qué se trae con los hispanos, está actuando de forma racista. Está destruyendo mis sueños y los de otras familias, y no parece importarle destruir hogares… le pido que tenga compasión, que tenga corazón”, dijo Lara López desde su casa en Willard (Ohio).

“Estoy de acuerdo en que saque a criminales. Yo no soy criminal pero hasta traigo un grillete en el tobillo derecho, y eso no está bien”, dijo.

López Lara, de 37 años, porta un grillete electrónico con el que ICE vigila sus movimientos.

Lara López, de 37 años y padre de cuatro hijos nacidos en Ohio, se ha convertido en el nuevo rostro de la represión que, según activistas, ha emprendido la Administración Trump contra “buenos hombres”, no sólo inmigrantes indocumentados con antecedentes criminales.

En entrevista telefónica con este diario Lara López, su hijo Eric, y su abogado, David Leopold, explicaron hoy por qué este caso debe causar alarma y servir como un “llamado a la acción” contra la separación de familias inmigrantes.

El caso de la familia de Lara López es otro ejemplo de la “crueldad” de la política migratoria de Trump, dicen activistas.

Lara López iba camino a una cita con el dentista en 2008 cuando fue detenido por manejar sin licencia, y cayó en el “radar” de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE).

Al igual que en muchos otros casos, Lara López acudía a su cita anual y lograba cada vez suspender la orden de deportación, pero eso cambió en marzo pasado, bajo la Administración Trump.

“Llanamente cruel”

“El gobierno podría usar sus recursos para de verdad enfocarse en criminales, en los que sí son un peligro. Esto refleja una ideología extremista, y la idea aparentemente es deportar a gente morena, a latinos principalmente, pero no conozco ninguna ley que exija separar las familias”, argumentó, por su parte, Leopold, calificando la decisión como “llanamente cruel”.

“Trump dice que solo persigue a “malos hombres”,  pero si deportan a Jesús sabemos que está mintiendo… que ICE diga que solo cumple órdenes, cuando hay discreción procesal, es una excusa que no quiero oír”, enfatizó.

Leopold lamentó que, pese a la enorme campaña de presión y las cartas de apoyo, la inminente deportación sigue en pie y, por ahora, ni el congresista Bob Gibbs ni los senadores Rob Portman y Sherrod Brown, han podido interceder a favor de su cliente.

A la espera de un milagro

Lara López se describió como un hombre de profunda fe cristiana, y tanto la pastora como unos 60 feligreses de la Iglesia de Dios de la Profecía, un templo pentecostal en Williard, realizan círculos de oración cada semana por su causa.

“Mi mamá en Chiapas me inculcó el valor de la oración, y acá en la iglesia me están apoyando, cuando piden por los enfermos y los casos difíciles, allí meten el mío también. La mera verdad, creo que Dios hace milagros, que Dios es grande. Ni he alistado mis maletas”, dijo.

A la espera de ese milagro, ya tiene listo el boleto de avión –por el que pagó casi $300 de su bolsillo- para abordar el vuelo en Cleveland a las cinco de la madrugada, hora local.

Por ahora, sigue trabajando de noche para un subcontratista empacando galletas de la marca Pepperidge Farm, porque ese horario le permite cuidar a sus hijos durante el día.

Pero le preocupa lo que pasará tras su partida, porque deja atrás no solo toda una vida y una familia entera, sino también numerosas obligaciones financieras, incluyendo una hipoteca de $100,000.

“Que se ponga en mi lugar”

Familiares y activistas pro-inmigrantes luchan para que el caso no permanezca “invisible”.

Su hijo, Eric, de apenas 14 años de edad, inició en junio una petición en Internet que ya recabó  unas 35,000 firmas, y sólo quiere que Trump vea que su padre, “no es ningún criminal”.

Si quiere colaborar con su firma les dejamos aquí el link:

MoveOn.com keep families together

“Quiero que se ponga en mi lugar. ¿Qué haría si le tocara perder a su papá? Esto me da tristeza y rabia, porque Trump es un mentiroso… no sé qué va a pasar”, dijo Eric.

Eric (izq) inició una petición para impedir la deportación de su padre.

Sus hermanos, Edwin, de 11 años, Anuar, de 9, y Elsiy, de 6, también han hablado con la prensa para crear conciencia sobre el caso, porque “no es fácil quedarse sin padre”, dijo Eric.

El caso ha acaparado la atención de grupos pro-inmigrantes como “America´s Voice”, que lo ponen como ejemplo de los “excesos” de la Administración.

“Jesús es una gran persona, el tipo de vecino que quisieras tener. Es dueño de su casa, paga impuestos, le dedica tiempo a sus hijos… ¿Por qué se ensañan con él? Porque pueden, en vez de perseguir a malos hombres”, dijo a este diario Lynn Tramonte, directora de “Ohio´s Voice” y subdirectora de “America´s Voice”.

“Si ICE no detiene esta deportación, y si los congresistas no intervienen, no es porque no haya nada que hacer sino porque no quieren. Esto es violencia contra las familias; sus hijos han rogado al Congreso y al gobierno a que les permitan tener un futuro (con su padre), ¿Cuán triste es eso?”, afirmó Tramonte.

¿También los “buenos hombres”?

Durante y después de la contienda, Trump dijo que su prioridad máxima es expulsar a inmigrantes indocumentados con antecedentes criminales, los llamados “bad hombres”, para fortalecer la seguridad pública y nacional.

Pero, sobre el terreno, aumentan  las deportaciones  de inmigrantes indocumentados sin récord criminal. El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) ha dejado en claro que prácticamente toda persona “sin papeles” y que tenga orden de deportación de un juez, tiene sus días contados en EEUU.

Es decir, serán deportados pese a la “discreción procesal” que tienen los agentes para establecer prioridades en la implementación de las leyes migratorias.

El caso ha saltado a la palestra nacional días después de que el caficultor mexicano, Andrés Magaña Ortiz, también perdió su caso en Hawai y regresó “voluntariamente” a México el pasado 7 de julio, después de casi tres décadas en este país.

Magaña Ortiz pasó diez años cultivando café en la zona cafetalera en Kona,  ahorró dinero, compró una finca y amplió su negocio hasta adquirir numerosos acres de terreno. Los congresistas de Hawai lograron suspender brevemente su deportación pero no pudieron vencer la orden final.

Aunque un juez federal del Noveno Circuito de Apelaciones, Stephen Reinhardt, no pudo frenar la deportación de Magaña Ortiz, precisó en un documento que privar a los niños de su padre “no es la forma en que esta nación debe tratar” a las personas.

“El presidente Trump ha alegado que su política migratoria perseguirá a los ´malos hombres´, pero la decisión del gobierno de expulsar a Magaña Ortiz demuestra que tampoco los ´buenos hombres´ están a salvo”, puntualizó Reinhardt.

En esta nota

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