Con críticas veladas contra Trump, rinden último tributo público a McCain antes de su entierro en Annapolis

McCain será enterrado este domingo en una ceremonia privada en la Academia Naval en Annapolis (Maryland)

WASHINGTON— Exmandatarios, líderes políticos de ambos partidos, familiares y amigos ensalzaron este sábado al fallecido senador republicano por Arizona, John McCain, como un hombre de extraordinaria entereza personal y espíritu bipartidista, en discursos que criticaron de forma no muy velada al presidente Donald Trump.

McCain falleció a los 81 años el pasado 25 de agosto, tras una batalla contra el cáncer cerebral que lo alejó del Senado desde diciembre pasado.

A lo largo de la semana, líderes políticos han ofrecido tributos a su obra y figura en el Capitolio de Arizona, en el Capitolio en Washington, y hoy en la Catedral Nacional de Washington, antes de su entierro mañana en la Academia Naval en Annapolis (Maryland).

Familiares y amigos rinden tributo a John McCain. Cortesía Washington National Cathedral

Durante una ceremonia de 90 minutos imbuidos de fe y patriotismo, los oradores invitados a hablar desde el púlpito lo recordaron como un patriota y un gran servidor público. Algunos lanzaron críticas no muy veladas contra Trump, sin mencionarlo por nombre.

Quedó claro que la ceremonia, que combinó un alto contenido político y palabras halagüeñas hacia McCain, reflejó sus últimos deseos, tomando en cuenta que él escogió a quienes hoy ofrecerían discursos, y decidió la lista de luminarias invitadas. Así, su excompañera de fórmula en 2000, Sarah Palin, tampoco participó en el servicio fúnebre.

El EEUU de John McCain”

Su hija, Meghan McCain, de 33 años, ofreció un tributo no al soldado ni “héroe” militar, ni prisionero de guerra ni al senador, sino al padre que le curó las heridas y que le trasladó importantes enseñanzas de resiliencia y de lucha en la vida.

“Mi padre fue un gran hombre, un gran guerrero, un gran estadounidense. Lo admiré por todas estas cosas, pero lo amé porque era mi padre”,  dijo entre sollozos Meghan.

Su emotivo discurso de 17 minutos fue interrumpido por aplausos cuando, en referencia al lema electoral de Trump en 2016, afirmó que Estados Unidos “no necesita ser grande de nuevo”.

“El Estados Unidos de John McCain no necesita ser grande de nuevo porque EEUU siempre fue grande”, afirmó Meghan McCain, antes cerca de 3,000 invitados.

Rivalidad y civismo

Los expresidentes y rivales políticos de McCain, George W. Bush y Barack Obama, recordaron su voluble personalidad pero también su civismo y su llamado a la unidad nacional.

George W. Bush y Barack Obama rinden tributo a John McCain. Cortesía Washington National Cathedral

Ambos le negaron a McCain su máxima ambición política de alcanzar la presidencia. En 2000, McCain perdió la nominación presidencial republicana a Bush y, aunque la logró en 2008, perdió en esos comicios frente a Obama.

Obama (2009-2017) recordó las largas charlas que ambos tuvieron en el Despacho Oval durante su presidencia, y en las que muchas veces antagonizaron en temas políticos.

Obama condenó el enrarecido clima político de ahora, en el que prevalecen la mezquindad, “indignaciones fabricadas” y políticas en apariencia duras pero en realidad nacidas “del miedo”, y alabó que, al final, McCain supo que demócratas y republicanos “estamos en el mismo equipo”.

“Qué mejor forma de honrar la vida de servicio de McCain lo mejor posible que siguiendo su ejemplo… reconociendo que existen cosas mayores que partido, ambición, dinero, fama o poder, que existen cosas por las que vale la pena arriesgarlo todo”, dijo Obama.

Obama fue precedido por Bush (2001-2009), quien elogió “el valor y decencia” de McCain, a quien agradeció hacerlo una mejor persona.

Bush describió esos tiempos “intensos” como “dos jugadores de fútbol recordando un gran partido” y que, al final, apartan su rivalidad.

“Lo recordaremos como él fue: inquebrantable, íntegro, sin par”, puntualizó Bush.

Por su parte, el exsenador independiente por Connecticut, Joe Lieberman,  recordó la estrecha amistad que forjó con McCain, los viajes que emprendieron juntos como senadores, y anécdotas sobre su entereza como líder político.

“Ser amigo del senador McCain fue una de las grandes bendiciones de mi vida”, dijo Lieberman, al destacar su “energía”  y que fue un hombre “honesto, justo y civilizado”.

Lieberman arrancó risas cuando recordó el carácter volátil y el buen humor de McCain –repetía bromas hasta el cansancio, dijo- su deleite al ver los pájaros en su rancho afuera de Sedona, y el tiempo al aire libre.

Según Lieberman, tras su jubilación en 2012, McCain lo instó a trabajar en el sector privado para “ganar mucho dinero” y comprarse una segunda casa en Jerusalén, la ciudad preferida del difunto, para tener un cuarto con balcón sólo para él.

McCain murió sin que Lieberman pudiese comprar esa casa, pero el exsenador deseó que ahora su amigo tenga en el cielo una casa con balcón para vislumbrar su ciudad.

Lecciones de bipartidismo

En declaraciones a este diario, varios de los invitados coincidieron en que el bipartidismo de McCain será irreemplazable.

El senador demócrata por Illinois, Dick Durbin, recordó cuando McCain negoció en 2013, dentro del “Grupo de los Ocho” –cuatro demócratas y cuatro republicanos- una reforma migratoria integral.

“No nos equivoquemos en esto: él se implicó en este esfuerzo con gran riesgo político dentro de su partido”, dijo Durbin, al recordar que McCain tenía “un carácter volcánico”, quizá como producto de su experiencia de guerra.

Según Durbin, muchos de sus colegas republicanos tienen voluntad bipartidista y “trabajan entre bambalinas”, pero también “se ponen nerviosos” con lo que pueda decir Trump en Twitter o lo que les pasará en la próxima contienda.

“Todos somos animales políticos, sensibles al electorado. Pero John McCain puso de lado todo eso, preguntado qué es lo importante para el país”, y tomó riesgos políticos si eso beneficiaba a EEUU, argumentó Durbin.

https://www.youtube.com/watch?v=zcWEykThOOo&feature=youtu.be

Por su parte, el exsenador republicano de Florida (2005-2009) y exsecretario de Vivienda bajo Bush, Mel Martínez  afirmó que, a su juicio, “una de las grandes enseñanzas de McCain es que podíamos lograr más si trabajábamos juntos”.

“Creo que ese será el gran legado de McCain: alguien que puso al país por encima del partidismo, por encima de sí mismo, y estuvo dispuesto a trabajar con la oposición por el bien del país… parte de su encanto era que podía pelear contigo apasionadamente pero nunca le faltó buena voluntad”,afirmó Martínez, presidente del Partido Republicano entre 2006 y 2007.

Para críticos y aliados, McCain no fue perfecto: en sus casi 40 años en el Congreso y fiel a su conservadurismo, votó a favor de numerosas medidas controvertidas, aceptó dinero de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), y se opuso a iniciativas que beneficiarían a homosexuales. En 2016, prometió bloquear toda nominación al Tribunal Supremo si Hillary Clinton ganaba la elección.

Sin embargo, el hilo conductor en los últimos días, incluso entre grupos progresistas, es que en las postrimerías de su vida, McCain reconoció errores y se enfrentó a su partido y al mismo Trump en álgidos debates. 

Entre los presentes en la ceremonia hubo dignatarios de todo el mundo, incluyendo el expresidente de Colombia, Juan Manuel Santos.

También hubo antiguos y actuales líderes del Congreso y del gobierno, funcionarios de la Administración Trump, entre éstos la hija de Trump, Ivanka, y su esposo, Jared Kushner.

Uno de los oradores, el exsecretario de Estado, Henry Kissinger, de 95, años, describió a McCain como “un regalo del destino”, y afirmó que su partida deja un vacío y la necesidad de un “momento de unidad nacional”.

El público bipartidista presenció la emotiva actuación de la soprano Renée Fleming, cuyo canto “Danny Boy”, provocó el llanto de Meghan y Cindy.

Tras la ceremonia, el féretro hará un recorrido por el monumento a los caídos en Vietnam –donde McCain pasó cinco años como prisionero de guerra, en la que será su última aparición pública.

McCain será enterrado en la Academia Naval en Annapolis, a orillas del Río Severn, donde inició su carrera en la Marina.

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