Y de la economía ¿Quién habla?

Desde el partido conservador apenas hablan de la reforma fiscal que entró en vigor este año

Protesta contra la ley fiscal de Trump ante el Capitolio.

Protesta contra la ley fiscal de Trump ante el Capitolio. Crédito: SAUL LOEB/AFP | Getty Images

El sistema de salud, economía e inmigración. Estos son los tres temas que por este orden son los que más importan a los electores según ha comprobado Gallup. Y aunque la economía está en un gran momento de crecimiento, bajo desempleo y el Gobierno ha conseguido aprobar una gran reforma fiscal, el presidente, Donald Trump, sigue manteniendo como protagonista de la campaña a la inmigración y solo tangencialmente habla de la economía en general o la Bolsa (que no es exactamente lo mismo).

Casi nadie habla de la mayor victoria republicana, de carácter económico, en la primera parte de la legislatura: la reforma fiscal.

El hecho es que aunque muchos trabajadores han visto un pequeño incremento en sus nóminas, estos dólares de más no han sido suficientes como para cambiar el sentimiento de que no hay una mejora individual por la rebaja fiscal. Según publicaba Bloomberg en septiembre, las encuestas del Partido Republicano muestran que la mayor parte de los americanos cree que la ley beneficia a las grandes corporaciones y las personas ricas pero no a las familias de clase media.

Por ello Trump hizo el anuncio de que haría una rebaja de los impuestos a la clase media aunque el Congreso no estaba ni siquiera convocado o se ha empezado a considerar esta acción.

Uno de los problemas 40 años después de que empezaran a crecer las desigualdades económicas, la mejora no llega a buena parte de la población por más que se rebajen ligera y temporalmente sus impuestos.

Lo que se sabe de esta reforma tributaria es que una recaudación menor ha contribuido a que el déficit haya aumentado hasta $782,000 millones en el primer año fiscal de Trump como presidente. Es el mayor agujero en las cuentas públicas desde 2012. Hace unas semanas se supo que el Tesoro espera emitir deuda por valor de $1.34 billones (una cifra con 12 dígitos después del 1) antes de que acabe el año.

Para ver estas cifras de déficit y deuda pública hay que remontarse a los esfuerzos que se hicieron por parte del Estado tras la Gran Recesión para salir de una situación económica muy débil. Ahora son el fruto de la gestión pública con una economía muy fuerte lo que preocupa a quienes cuentan con que todos los ciclos económicos, por largos que sean, tienen una fase de subida y otra de bajada.

Aunque al principio de año muchas empresas dijeron que iban a dar bonuses a sus trabajadores o ligeros aumentos de salario gracias a estas rebajas, el hecho es que la National Association For Business Economics certificaba en octubre que las rebajas fiscales de 2017 “no han impactado ampliamente los planes de contratación e inversión de las firmas panelistas (encuestados) aunque algunos productores de bienes han reportado alguna incidencia de aumento de la inversión y más contrataciones e inversión extranjera”.

La tasa de crecimiento trimestral de inversiones de negocios cayó en el tercer trimestre del año para crecer a un ritmo anualizado del 0.8%, según cifras dadas a conocer ayer por el Economic Policy Institute, un centro de análisis de corte progresista.

El aumento interanual en inversiones fijas no residenciales pasó del 7.1% en el segundo trimestre al 6.4%. Las subidas y bajadas de este tipo de inversiones son similares a los que ha habido en otras épocas de expansión y no mayores por razones tributarias.

Aunque la Casa Blanca dijo que el 70% de las rebajas fiscales llegarían a los trabajadores a través de mejores salarios y más contratos lo cierto es que EEUU lleva años creando empleo con fuerza y los salarios solo han crecido ligeramente en los últimos dos meses como producto de la tirantez del mercado de trabajo: hay muchas demandas de empleo y menos trabajadores para cubrirlas.

La mayor parte del dinero que se han ahorrado las empresas, que son quienes han notado las rebajas de impuestos, se ha destinado a recompra de sus propias acciones un mecanismo de dinamización (temporal) de las cotizaciones ya que sube artificialmente el precio por el lado de la demanda y por retirar acciones del mercado y hacerlas más preciadas.

A finales de junio, Americans for Tax Fairness tabularon que desde que se aprobó la reforma tributaria las empresas han dedicado unos $503,000 millones a recompra de acciones.

Una reciente encuesta de Bankrate revelaba hace unas semanas que el 62% de los americanos dice que su situación financiera no ha mejorado en los dos últimos años.

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