Niño gay abandonado encuentra nueva oportunidad con familia también gay
El apoyo a los niños para que definan y defiendan su elección sexual es fundamental para un óptimo desarrollo de su autoestima y personalidad
Tanto Adam como Josh salieron del armario y les contaron que eran gays a amigos y familiares después de muchos años de llevarlo en secreto.
Adam, ahora de 34 años y maestro, le contó a su madre en un viaje a la ciudad de Nueva York, mientras conmemoraba su 21 cumpleaños. En vez de celebrarlo yendo a museos y espectáculos de Broadway, su madre no se lo tomó bien. Según Adam, era increíble que no se hubiera dado cuenta ya. A su padre ni siquiera se atrevió a contárselo.
Por otro lado, su pareja actual, Josh, de 33 años, gerente de ventas minoristas, también tiene una historia difícil sobre su sexualidad y cómo se lo contó a su familia.
Se hablan poco o nada con sus respectivas familias y el único apoyo que tienen son el uno al otro.
Por eso, cuando comenzaron a hablar de niños y de formar su propia familia tenían claro que querían educar a sus futuros hijos en esas creencias: el amor y el respeto.
Cuando los esposos comenzaron a pensar en los niños, Josh y Adam se imaginaron que acogerían o adoptarían a un niño más pequeño.
“Soy maestro, así que he visto de primera mano cuántos niños hay por ahí que necesitan hogares amorosos”, dijo Adam a la revista gayswithkids. Pero cuando un amigo suyo, que trabaja con jóvenes LGBTQ, les preguntó si podían acoger temporalmente a un adolescente mientras le encontraban una colocación permanente, ellos dijeron que sí.
Sam fue a vivir con sus papás cuando tenía 14 años, después de una infancia muy traumática que se extendió hasta su adolescencia. Sufrió abusos de parte de su familia y de sus relaciones, tanto físicos como mentales, y luego fue agredido sexualmente en un hogar de acogida donde vivió temporalmente.
Sam también luchó contra su sexualidad, ya que también era una fuente de controversia para su familia, que no aceptó quién era ni cómo eligió expresarse.
Finalmente, los servicios infantiles lo acogieron y le dieron la gran noticia de que sería acogido por Josh y Adam.
“Me sentí como en casa en cuanto entré su hogar”, recuerda Sam. “Sentí una fuerte conexión y sentí que había estado en la familia equivocada durante los últimos 14 años y ahora he encontrado a mi gente. Mi verdadera familia”.
Josh supo que podían se un hogar permanente para el chico, aunque tomó otros dos años y medio de citas en la corte y de trabajar con servicios infantiles para que el proceso se hiciera realidad.
Por fin, el pasado 8 de enero de 2018, los esposos finalizaron la adopción de Sam.
Adam y Josh han aprendido mucho sobre sí mismos ayudando a Sam en su camino. “Nunca habríamos pensado en salir del armario siendo adolescentes, pero Sam es más valiente. Siempre hemos vivido vidas muy heteronormativas, ¡pero ahora hemos aprendido a sentirnos muy orgullosos de nuestra sexualidad y de nuestra familia!”