Tecnología e innovación de altos riesgos

Las salidas a Bolsa de empresas de consumo basadas en mercados virtuales es, por ahora, una historia de caídas

El director ejecutivo de Uber, Dara Khosrowshahi (c), toma una foto junto a uno de sus cofundadores durante la jornada de salida a bolsa. EFE/ Justin Lane

El director ejecutivo de Uber, Dara Khosrowshahi (c), toma una foto junto a uno de sus cofundadores durante la jornada de salida a bolsa. EFE/ Justin Lane Crédito: Efe

Leer las advertencias o efectos secundarios de un medicamento o prestar atención a ellas en los anuncios de la televisión deja a cualquier enfermo en guardia.  El fármaco puede ayudar a sanar o aliviar un problema pero normalmente viene acompañado de consecuencias no intencionadas pero posibles.

Leer como inversor la lista de riesgos en los folletos de salidas a Bolsa ante el reguladores del mercado (SEC) puede provocar la misma sensación que las instrucciones de un medicamento a un hipocondriaco. Y desde luego es el caso en las últimas y anticipadas salidas a Bolsa de empresas basadas en tecnología, innovadoras que han irrumpido negocios establecidos durante décadas y que operan como medio social o mercado virtual.

“Hemos tenido pérdidas operativas en el pasado, anticipamos un incremento de nuestros costos operativos, esperamos incurrir en pérdidas operativas (derivadas del negocio) en el futuro y puede que nunca lleguemos a alcanzar o mantener la rentabilidad”.

Esta frase o una variante muy similar de ella se lee en negrita en los folletos (S-1) a los reguladores en el caso de Uber, Lyft, Fiverr (el mercado de freelances) o incluso Pinterest. Son empresas muy conocidas, que están cambiando algunos negocios como también lo está haciendo WeWork, la empresa de espacios compartidos de oficina, y que también está preparando su salida a Bolsa.

Lo que se sabe es que de momento, esos cambios no están siendo rentables. Estas empresas no están generando ganancias.

En su comunicación a la SEC Fiverr admitió que en 2018 perdieron $36.1 millones “y esperamos tener pérdidas netas en el futuro predecible”.

“Hemos incurrido en pérdidas significativas desde el inicio”, admiten en el S-1 los gestores de Uber. “Tenemos pérdidas operativas de $4,000 millones y $3,000 millones hasta el 31 de diciembre de 2017 y 2018, tuvimos un déficit acumulado de $7,900 millones. Necesitamos generar y sostener crecientes ingresos además de rebajar costos en el futuro para alcanzar la rentabilidad en muchos de nuestros principales mercados, incluido EEUU, e incluso si lo hacemos, puede que no podamos ser capaces de mantener o incrementar la rentabilidad”.

La descripción de los números rojos (pérdidas) y perspectivas es una variación de los párrafos anteriores en las comunicaciones a la SEC por parte de Lyft. Pinterest está reduciendo sus pérdidas pero aún las tiene.

Lo que también se sabe es que después de su debut en los mercados, la mayor parte de estas grandes empresas favorecidas por los consumidores inmediatamente cotizan por debajo de su valor de salida (a Snap le pasó lo mismo y sigue por debajo) o muy ligeramente por encima como es el caso de Dropbox o Spotify.

Sorpresas (no buenas)

A quien piense que ganar dinero rápidamente comprando acciones de estas empresas le aguardan sorpresas porque sin ganancias en sus balances van a estar muy a merced del sentimiento de unos inversionistas que pueden perder la paciencia o noticias que no sean propicias.

Carlos García, creador de Finhabits una empresa de tecnología financiera que crea hábito de ahorro con inversión, explica que estas empresas buscan crecimiento a largo plazo y recuerda que es con esa visión de futuro con la que se tiene que invertir. “Son empresas que se concentran en crecer”.

A García esta ronda de salida de empresas a los mercados a la baja no le preocupa  dado que tiene esa visión de futuro para las inversiones y la situación no le recuerda a finales de los años noventa porque cree que hay potencial de crecimiento para estas empresas que están ya muy seleccionadas cuando salen a los mercados.

En los noventa, una serie de modelos de negocio en la red sin experiencia en ganar dinero salieron a Bolsa propulsados por unas expectativas basadas en posibilidades que no llegaron.

Fue la burbuja llamada puntocom y provocó una crisis que eliminó a varias de estas promesas empresariales. García explica que estas empresas que se estrenan para todos los inversionistas tienen mucha más madurez y como Facebook o Google cuyo modelo de negocio era poco convencional, subirán.

Pero Facebook y Google ya tenían ganancias cuando llegaron a los mercados. Sabían que podían ganar dinero con sus negocios.

Con las nuevas salidas a Bolsa se está pidiendo a los inversionistas en el mercado abierto–individuales, fondos de pensiones, fondos mutuos, etcétera– que se pongan en el lugar de los inversionistas de capital riesgo, los primeros, los que dieron alas y oxígeno a estos negocios con dinero y que confiaron en la sostenibilidad de la propuesta. Las caídas en Bolsa prueban que no todos están dispuestos a aceptar el reto pero la valoración de la salida a cotizar ya ha permitido a los iniciales capitalistas a recoger ganancias.

Curiosamente, y con menos publicidad, otras empresas de alta tecnología que no dirigen su actividad al consumidor sino que procuran servicios empresariales están cosechando mejores resultados en los mercados. Zoom, Fastly, son dos de ellas aunque no las únicas.

Depende de la labor

Una de las irrupciones que han hecho empresas como Uber y Lyft entre otras es la naturaleza del trabajo. Las personas que se encargan de la misión de la empresa: transportar personas y bienes de un lugar a otro, no son empleados sino contratistas (1099).

Así lo consideran estas empresas y las autoridades en este momento de gobierno conservador están empezando a darles la razón. Una opinión reciente del Departamento de Trabajo y otra del National Labor Relation Board relativa a Uber consideran que quienes prestan sus servicios a través de un mercado virtual no son empleados (w2) por lo que no tienen protecciones como el seguro médico, el subsidio de desempleo, vacaciones, días por enfermedad, planes de ahorro de jubilación…

Muchas de estas empresas afirman en su comunicación a la SEC que si tuvieran que hacerse cargo de los costos laborales se comprometería su modelo de negocio. De momento, en EEUU, parece que esa preocupación regulatoria es menor ahora, pero socialmente presenta una serie de retos por el debilitamiento de la red social creada por el empleo.

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