México: el precio del “acuerdo” arancelario

María Luisa Arredondo es editora de Latinocalifornia.com

Andrés Manuel López Obrador, presidente de México.

Andrés Manuel López Obrador, presidente de México. Crédito: Gobierno de México

López Obrador ha celebrado como una gran victoria el acuerdo al que llegó con la Casa Blanca para evitar la entrada en vigor de los aranceles a las exportaciones mexicanas a Estados Unidos porque esto hubiera dado al traste con la economía de su país. Pero el verdadero triunfador de este sainete se llama Donald Trump.

El mandatario estadounidense finalmente logró lo que tanto anhelaba: que el gobierno mexicano se convierta en el muro de contención de los centroamericanos que intentan llegar a la Unión Americana en busca de asilo. Y para ello se valió de la enorme dependencia económica de México hacia Estados Unidos, lo que debe ser una llamada de atención para AMLO.

Si bien los aranceles hubieran afectado a los dos países, México es particularmente vulnerable porque su economía depende en un 80% de la estadounidense. Las amenazas de Trump de subir cada mes 5% los aranceles a los productos mexicanos hasta llegar al 25% si no aceptaba reducir drásticamente la migración de centroamericanos representaban una catástrofe. De concretarse, se hubieran perdido 1,2 millones de empleos, y el PIB hubiera caído 1%. Si a ello se agrega que la economía mexicana se contrajo en el primer trimestre del año, que las calificadoras Moody’s y Fitch le han dado a Pemex y a la CFE notas negativas y que se ponía en riesgo la ratificación del nuevo tratado comercial con Estados Unidos y Canadá, es claro que México no tenía opciones.

A cambio de evitar las tarifas comerciales, AMLO se ha comprometido a enviar a la frontera con Guatemala a 6,000 miembros de la Guardia Nacional para detener las caravanas de centroamericanos, lo que contrasta radicalmente con su postura anterior de abrirles las puertas. Ha tenido que recibir, además, a por lo menos ocho mil migrantes que esperan la resolución de su solicitud de asilo, lo que ha empezado a crear una fuerte presión para su gobierno porque carece de los recursos para ofrecerles educación, salud y trabajo.

Lo más grave es que, de no reducirse en 45 días el flujo de migrantes a satisfacción de Estados Unidos, este país se reserva el derecho de tomar otras medidas, entre ellas la de obligar a México a ser un tercer país seguro. Esto significa que tendría que mantener en su territorio por meses o incluso años a todos los migrantes que pidan asilo. Trump ha amenazado también con volver a imponer aranceles a México, en caso de no cumplirse sus expectativas.

La situación, como se ve, es extremadamente delicada para México porque nada garantiza que pueda cumplir con las demandas y los caprichos de Trump. AMLO tiene solo 45 días para prepararse ante el próximo embate del inquilino de la Casa Blanca, quien ha encontrado ya el camino para presentarse como el gran negociador que puede doblegar a su antojo a su vecino del sur. Se trata de un regalo inmejorable para su base que, además, fortalece su posición con miras a las elecciones de 2020.

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