La ayuda humanitaria nunca es un crimen

Scott Warren fue acusado de crímenes relacionados con prestar ayuda humanitaria a inmigrantes que cruzan la frontera y atraviesan el desierto en busca de una mejor vida. Este texto lo firman cuatro compañeros de Warren también voluntarios del grupo No More Deaths y que enfrentaron cargos por su generosidad y compasión hacia los que ellos llaman sus héroes: los inmigrantes que se la juegan por llegar a Estados Unidos

Dr. Scott Warren.

Dr. Scott Warren. Crédito: Cortesía

Muchos estadounidenses responden generosamente a crisis humanitarias alrededor del mundo, ofreciendo donaciones y ayudando voluntariamente. Es difícil imaginar que esto podría costarles ser enjuiciados.

Sin embargo, en la frontera entre Estados Unidos y México sigue ocurriendo una gran crisis humanitaria, y los voluntarios que ofrecen su ayuda y cuidados a los inmigrantes sufren persecución en las cortes federales.

Somos cuatro de esos voluntarios, pero no quienes hemos estado en las noticias en los últimos días.

Nos hemos reagrupado para apoyar al Dr. Scott Warren, un compañero del grupo humanitario No More Deaths (no más muertes). Recientemente fue acusado de crímenes relacionados con la protección de inmigrantes con una pena de hasta 20 años de cárcel. ¿Por qué? Porque se aseguró de que personas sedientas, hambrientas y cansadas recibieran agua, alimentos y un lugar para descansar, además de ayuda médica. El caso terminó en suspensión ya que el jurado no llegó a una decisión.

El gesto de compasión humana del Dr. Warren puede fácilmente marcar la diferencia entre la vida y la muerte de alguien que trata de cruzar el desierto. Mientras inmigrantes continúan buscando oportunidades, reunirse con sus familias o escapar de violencia y persecución, Estados Unidos ha optado por políticas que niegan la entrada legal de personas y obligan a quienes tratan de cruzar la frontera a caminar por parajes de extrema dureza. Ya han muerto miles y miles más han desaparecido.

Castigar a quienes tratan de mitigar su sufrimiento y evitar muertes a lo largo de la frontera es injusto, pero nada es nuevo. Hemos visto este tipo de persecuciones del gobierno federal en las administraciones de varios presidentes, y cada uno ha hecho de la frontera un lugar cada vez más letal y violento.

El juicio contra el Dr. Warren es el capítulo más reciente de la intimidación federal contra la comunidad de voluntarios humanitarios. Todos hemos testificado en las mismas cortes, frente a los mismo jueces y nos acosaron con las mismas crueles acusaciones.

En 2005, durante una semana de calor veraniego casi récord, Shanti Sellz y Daniel Strauss se encontraron con personas en grave estado. Estaban deshidratadas, e informaron que tenían sangre en el vómito y las heces, y enormes ampollas en los pies. Siguiendo el consejo de un profesional médico, realizamos una evacuación de emergencia. Pero nos paró la Patrulla Fronteriza, nos arrestaron y nos acusaron de contrabando y conspiración. Nos enfrentamos a 15 años en prisión y nos preparamos para un juicio penal.

En 2008, Emrys Staton y Dan Millis recibieron citaciones por “tirar basura” tras dejar galones de agua potable en senderos remotos del desierto. Los dos habíamos visto los efectos de carecer de agua en el desierto, tras encontrar y tratar médicamente a decenas de personas que sufrían de deshidratación grave. El gobierno argumentó que los recipientes de agua eran un peor problema que la gente muriera de sed.

Y como el Dr. Warren, todos participamos en la búsqueda y recuperación de restos humanos durante nuestro trabajo como voluntarios.

Todos luchamos contra estas acusaciones durante años, y todos ganamos. Las cortes federales establecieron un claro precedente: la ayuda humanitaria no es un crimen. No obstante, el gobierno de nuevo trata de amedrentarnos para pensar que la generosidad y la compasión nos costarán la cárcel.

Todos nos solidarizamos con el Dr. Warren y todos los que están dispuestos a tomar la iniciativa de ayudar a alguien que lo necesite. Exigimos que se anulen los cargos contra ellos y que el caso del Dr. Warren no regrese a las cortes.

Declaramos enérgicamente que los verdaderos héroes y heroínas de la frontera son quienes lo arriesgan todo al emprender el viaje en busca de un futuro para ellos y sus familias. Su coraje nos emociona y nos inspira.

Dan Millis, Shanti Sellz, Daniel Strauss y Emrys Staton han sido voluntarios del Grupo No Más Muertes motivados por la odisea que confrontan inmigrantes al cruzar la frontera.

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