Lula Trump, el caudillo gluten-free

El Metro de NYC, “la isla del Dr. Moreau”

El Metro de NYC, “la isla del Dr. Moreau” Crédito: Andrés Correa Guatarasma

EFE.- ¿Sorprende que Lula da Silva haya salido tan pronto de la cárcel y que los peronistas ganen elecciones con la misma frecuencia con la que han arruinado tanto a su país? ¿Volverá Evo Morales o de verdad se acabó su cruzada? ¿A Pedro Sánchez le queda algo por vender?

Una maldición o plaga eterna cayó alguna vez en Iberoamérica y generaciones tras generaciones se empeñan en nutrirla.

En el enjambre jurídico de diversos casos del prontuario de Lula y su batería de abogados, es imposible creer que no se dio cuenta de que durante su presidencia (2003-2010) se cocinó quizá la mayor trama internacional de corrupción en la historia del planeta (Odebrecht). Es el mismo “obrero anti militar” que quiso ser presidente en 1994 y 1998, pero sólo lo logró en 2002, financiado desde Caracas por un golpista castrense.

Pero al criticar a los iberoamericanos y sus reiteradas malas decisiones y karmas políticos, una mirada a Washington DC y Nueva York recuerda que la humanidad es una sóla y que es mucho lo que nos une: lo bueno y, sobre todo, lo no tan bueno.

De los conflictos de poder en Washington bajo la presidencia de Trump se ha escrito y se seguirán escribiendo enciclopedias por años.

Nueva York, la ciudad con más arrogancia per cápita en el globo, también luce atrapada en ridículas contradicciones y desigualdad económica. Y aunque hace rato dejó de ser una adolescente, así mismo se está comportando.

Dos temas están incomodando los titulares por aquí: el Metro y la Policía, cada uno por su lado. Y cuando se unen, la mezcla es fatal. A este punto, los seis años de gestión del incompetente alcalde Bill de Blasio han distorsionado tanto que, cuando quiere hacer lo correcto, le sale mal.

Es como la madre que de tanto malcriar, un día quiere poner orden y pide respeto, pero ya el niño es más alto que ella, no la oye y hasta podría darle un zapatazo por ingenua.

El Metro de Nueva York está en el suelo, literalmente. Aunque es de los más caros del mundo, da igual porque cada vez más personas se cuelan sin pagar. Una vez adentro navegamos por “la isla del Doctor Moreau”, entre interrupciones del servicio, basura, ratas, mascotas (de perros a lagartos), cantantes, bailarines, mendigos, predicadores, maníacos, ladrones, goteras, ¡patinadores! y vendedores ambulantes que hasta instalan mesas humeantes de incienso, con todos los riesgos que ese abuso implica en un túnel.

La solución a la anarquía es obvia y había funcionado por décadas: orden. Pero estamos en Nueva York 2019, reino de la mafia “liberal y tolerante” gluten-free a juro.

Por oponerse a Trump de manera torpe, muchos caen en el masoquismo y terminan siendo tan absurdos como él mismo: si la policía hace su trabajo, se quejan; y si no lo hace, también.

El mundo al revés. Lula, Trump, Evo, Kirchner… nadan en la mentalidad de muchos, en cualquiera de sus versiones.

Andrés Correa Guatarasma es corresponsal y dramaturgo venezolano residenciado en Nueva York, miembro de la Academia Norteamericana de la Lengua Española. 

(Las Tribunas expresan la opinión de los autores, sin que EFE comparta necesariamente sus puntos de vista).

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