“Hay que acordarse de dónde se viene”

Steve Moran abrió Active Barbers junto con su socio Robert Echiribel en 2014, ahora tienen otro socio y una segunda barbería y entrena aprendices que es como ellos empezaron

Steve Morán en la barbería de Culver City./Cortesía

Steve Morán en la barbería de Culver City./Cortesía Crédito: Cortesía

Hace cinco años Steve Morán, de 30 años, y Robert Echiribel, abrieron Active Barbers, una barbería  en Santa Mónica (Los Ángeles). Era la culminación de un sueño de estos dos socios que se conocieron en la escuela de barberos pero conectaron después y barajaron sus posibilidades. Ambos, descendientes de mexicanos, empezaron a cortar el pelo a quien se dejara desde que tenían 13 años, lo contaron en 2014 a este diario cuando dieron el primer paso como empresarios.

Ahora ya hay dos establecimientos con el nombre de Active Barbers y Morán dice que podría haber un tercero pero tras este progreso ha habido momentos altos, momentos bajos y mucho aprendizaje porque ni la vida ni los negocios son una línea recta.

Morán cuenta que a los dos años de abrir la peluquería y que les fuera bien decidieron abrir una barra de restaurante. “La idea principalmente era tener una seguridad para el futuro. ¿Qué pasa si un día nos ocurre algo? ¿Qué más sabemos hacer?¿Qué haríamos para estabilizar a las familias?”.

El padre de Morán estuvo en este negocio y de hecho él se quería retirar y vendía su restaurante. Este peluquero dice que vio a su padre trabajar desde que era pequeño y tenía una noción de cómo era el negocio. Se lo compraron.

Cuando se le pregunta cómo ha ido, Morán no se anda con rodeos: “fue una de las peores pesadillas”.

“Era en otra ciudad, teníamos que ir y venir todos los días, abríamos cada negocio en horarios diferentes, no dormíamos”, explica con pesar. Peor aún, Morán contaba con que su padre le pudiera ayudar en cierta medida pero este falleció a los tres meses. Si empresarialmente fue un momento duro, personalmente lo fue más aún. Finalmente vendieron la barra hace poco.

“Siempre trato de tener buena energía, ser optimista y pensar en el futuro”, dice Morán. “Aunque me ha pasado todo esto también me han pasado cosas buenas, como el éxito de las peluquerías, he podido comprar una casa para mi familia y deshacerme de la barra fue un éxito porque aprendí mucho. La experiencia me hizo más vulnerable pero también más fuerte porque valoro mejor mi tiempo y ya se dónde enfocarme”.

Por lo que cuenta de sus experiencias el foco no solo es hacer crecer las peluquerías sino también asegurarse que  el oficio de peluquero se mantiene en un momento en el que estos lugares están gozando de una renovada popularidad en muchas ciudades.

La segunda peluquería la abrieron como socios de uno de los peluqueros que trabajó en su local. Muchos de los peluqueros cuando ya tienen su clientela suelen tratar de establecerse por su cuenta y Morán pensó que antes de que esta persona empezara de cero sería mejor ayudarle con lo que ellos ya habían hecho y asociarle a su marca. Esa es la idea para lanzar la segunda peluquería en Culver City, un establecimiento que en este caso cuenta con tres socios.

Steve Morán en la barbería en la que trabaja y es dueño junto con Robert. Echiribel./Cortesía

“Se nos hizo todo más fácil al abrir porque ya teníamos el nombre y la experiencia”, dice de este segundo proyecto que como el anterior está financiado con fondos propios. “No nos gusta sacar préstamos y vamos ahorrando y si dividimos la inversión entre tres no se hace pesado”, dice.

Morán se ha hecho entrenador de aprendices de peluquería y ahora mismo está trabajando con cinco de ellos. “Cuando escuché de la posibilidad de entrenar en este oficio me pareció genial porque tengo la experiencia de trabajar en peluquerías antes de tener la licencia y era un temor porque te podían multar. Lo bueno de esto es que puedo tener a alguien como yo aprendiendo pero sin el temor a las multas”, explica.

Una de las razones por las que se vuelca en el entrenamiento de quienes quieren seguir sus pasos es por algo que dice que ha aprendido estos años como empresario. “Hay que ser humilde y acordarse de dónde se viene y con eso me refiero a seguir ayudando, que nunca se nos olvide que hay que ayudar a la gente porque todos venimos del mismo lugar y hemos sido nuevos en esto”, explica

Morán dice que él empezó sin licencia y le dieron la oportunidad por eso cree firmemente que hay que dar oportunidades a quien las necesite “y seguir enseñando para que se mantenga este oficio”. Morán explica que ha visto a otros empresarios que solo quieren gente experimentada pero en su caso dice ser consciente de que “hay que ayudar a la gente para formar gente buena y se siga el ciclo”. 

Aprendizajes

Siendo empresario, acertando y equivocándose Morán ha aprendido más de una cosa de su negocio. Lo primero es que tiene que ser consistente, “abrir todos los días y que un cliente no se vea obligado a buscar una alternativa, que la gente tenga la confianza de que se va a encontrar el local abierto”.

Además Active Barbers abre pronto y cierra tarde para que sus clientes puedan ir antes del trabajo y no necesariamente en su día de descanso.

Por lo que se refiere al empresariado, además de la humildad y valorar a quienes parten desde abajo, Morán dice que hay que plantearse la razón por la que uno quiere ser su propio jefe. Dice que hay razones equivocadas como, por ejemplo, pensar que se va a tener más tiempo.

“Otra cosa importante es no quedarse a gusto, no conformarse con lo que se logra sino buscar métodos nuevos, estar al corriente  y si salen cosas nuevas ver que funciona y tratar de agregarlo… porque la gente quiere lo nuevo”.

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