El Salvador: Exgeneral niega tener responsabilidad en la masacre de El Mozote

El general retirado Rafael Bustillo, excomandante de la Fuerza Aérea de El Salvador, declaró sobre la matanza de El Mozote

Bustillo se desligó de la planificación y ejecución de la masacre de mil campesinos en 1981 .

Bustillo se desligó de la planificación y ejecución de la masacre de mil campesinos en 1981 . Crédito: Miguel Lemus | EFE

SAN FRANCISCO GOTERA, El Salvador – El octogenario excomandante de la Fuerza Aérea Salvadoreña Juan Rafael Bustillo negó este viernes su responsabilidad en la masacre de El Mozote, al comparecer ante un juez como imputado en una causa por una operación del ejército en la que murieron 986 personas en 1981, durante la guerra civil en El Salvador.

Yo no he venido aquí a decir que soy inocente, tomen en cuenta esa palabra, pero quiero decirles con toda propiedad que no soy culpable de ningún hecho que ocurrió en aquel entonces en El Mozote”, dijo Bustillo, de 84 años.

El general retirado, que es acusado por 13 delitos incluidos de lesa humanidad, fue el primero de casi 20 militares de alto rango implicados en la masacre en comparecer ante el juez Jorge Guzmán en un tribunal de Instrucción de San Francisco Gotera, 165 km al noreste de San Salvador.

Entre el 10 y el 13 de diciembre de 1981, soldados del batallón Atlacatl del ejército lanzaron una operación de “tierra arrasada” en El Mozote y comunidades vecinas.

Por la operación murieron 986 personas, entre ellas 558 niños, ejecutadas por ser considerados sospechosas de colaborar con la entonces guerrilla izquierdista del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), según cifras oficiales.

El general retirado, que llegó acompañado de un defensor público, dijo al tribunal que no contrató a un abogado particular para garantizar la imparcialidad de su declaración.

El juez le informó a Bustillo de los delitos que se le imputan, entre los que figuran asesinato, violación agravada, privación de libertad agravada, actos de terrorismo, tortura y desaparición forzada.

Bustillo se desvinculó de la masacre al afirmar que nunca perteneció al alto mando del Ejército y, por lo tanto, “no podía darles órdenes a ningún elemento del Ejército”.

“Yo no tenía que ver nada con las disposiciones del Estado Mayor (del Ejército), era el Estado Mayor el que ordenaba a las unidades lo que se tenía que hacer”, aseguró.

Al finalizar la guerra civil en 1992, una Comisión de la Verdad creada por la ONU culpó de la masacre al coronel Domingo Monterrosa, comandante del batallón Atlacatl; al jefe de operaciones, Armando Azmitia, y a otros seis oficiales.

Monterrosa y Azmitia habían muerto el 23 de octubre de 1984 al explotar el helicóptero en el que viajaban a cinco kilómetros de El Mozote, saboteado por la guerrilla.

Bustillo dijo al juez que la matanza de El Mozote habría ocurrido por iniciativa de Monterrosa.

Yo pienso que fue por iniciativa de él (Monterrosa), que dio la orden para que mataran a esta población de El Mozote y de los otros cantones (comunidades rurales) alrededor”.

El exjefe militar afirmó además que el informe de la Comisión de la Verdad no se menciona “en absoluto” a la Fuerza Aérea en relación con la matanza de El Mozote.

“Malditas guerras”

Bustillo apuntó que el batallón Atlacatl se trasladó a la zona de Morazán en camiones militares y del Ministerio de Obras Públicas, y no en aviones de la Fuerza Aérea.

“Yo no le presté ningún apoyo”, dijo en forma categórica el militar.

No obstante, reconoció que aceptó el pedido de facilitar dos helicópteros para el traslado de provisiones a la tropa que estaba en los cerros de la zona de la masacre, y evacuar heridos.

Pero una vez entregados los helicópteros, dijo no tener “nada que ver con el empleo” que se les dio, y que se enteró de lo ocurrido cuando la prensa estadounidense informó sobre la masacre de El Mozote.

El militar retirado dijo a los familiares de las víctimas que se hicieron presentes en la sala del tribunal que “lamenta” lo ocurrido, aunque no era el responsable.

Visiblemente afectado, contó que, en 1986, en plena guerra civil, miembros de la policía asesinaron a su hijo, un estudiante universitario de 19 años.

“Las guerras no sirven de nada, malditas guerras. Yo soy un militar que odio que nos matemos entre nosotros mismos, eso es inhumano”, sentenció.

Por Carlos Mario Marquez

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