Sierra & Tierra: Una plaga de incompetencia

Javier Sierra es columnista del Sierra Club. Sígalo en Twitter @javier_SC

La estremecedora soledad de la era del coronavirus. Memorial Ave., Arlington, VA.

La estremecedora soledad de la era del coronavirus. Memorial Ave., Arlington, VA. Crédito: Javier Sierra/Sierra Club | Cortesía

En esta pandemia, siento que todos estamos a merced del más incompetente de los líderes.

Estados Unidos ya es el país con más casos del mundo de COVID-19, la peor pandemia en un siglo. Si no se toman medidas drásticas, como el confinamiento obligatorio de la población, un estudio del Imperial College de Londres predice que el saldo mortal en Estados Unidos ascendería a 2,2 millones de personas. La administración, por su parte, predice que “si todo lo hacemos bien” —un enorme “si”— el saldo podría limitarse a menos de 200.000 muertes.

¿Cómo hemos llegado a esta pesadilla? Hasta principios de 2017, Estados Unidos poseía el mejor sistema del mundo de combate contra las pandemias, según el Indice Global de Seguridad Sanitaria. Desde entonces, la administración Trump lo ha desmantelado sistemáticamente.

En enero de 2017, su administración ignoró modelos facilitados por funcionarios de Obama que advertían sobre una potencial pandemia procedente de China, peor que la epidemia de gripe de 1918. En 2018, despidió al equipo de respuesta a pandemias adjunto al Consejo de Seguridad Nacional. Y ese mismo año, eliminó el sistema de detección de pandemias del Departamento de Seguridad Nacional.

En menos de tres meses, Donald Trump ha pasado de decir que el coronavirus era un “timo”, que lo tenía “totalmente bajo control”, que desaparecería como “un milagro”; a finalmente declarar que “nadie” podía haber previsto esta pandemia.

La realidad es que en enero y febrero, su administración ignoró repetidas advertencias del sistema de inteligencia sobre la amenaza del coronavirus.

Mientras, la administración Trump ha aprovechado la crisis para intensificar su ataque contra las protecciones a la salud pública y el medio ambiente:

El vacío de liderazgo de Trump (“No me responsabilizo de nada”, dijo) lo están cubriendo varios gobernadores. Los de los estados más castigados por la pandemia —Andrew Cuomo de Nueva York, Jay Inslee de Washington, Gretchen Whitmer de Michigan o Gavin Newsom de California— luchan desesperadamente para limitar lo más posible el número de casos y no exceder la capacidad de los hospitales.

Evitar en lo posible el contagio es crucial para que tengan éxito los heroicos esfuerzos del personal médico contra el virus. Reconozcamos también a los otros héroes anónimos —los empleados de supermercados, de restaurantes, los repartidores de paquetes y el resto de trabajadores, abrumadoramente personas de color, cuya labor es crítica para evitar el colapso social.

Contra esta plaga de ineptitud federal, tenemos el remedio de la solidaridad y la generosidad. Usémoslo.

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