El cardenal de Chicago Blase Cupich se opone a las deportaciones masivas y apoya a la comunidad inmigrante

El cardenal y arzobispo de Chicago participó el 19 de enero en una misa en la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México

Blase Cupich, cardenal y arzobispo de Chicago.

Blase Cupich, cardenal y arzobispo de Chicago. Crédito: Belhú Sanabria | La Raza

Si bien deseamos a la nueva administración éxito en la promoción del bien común, los informes que circulan sobre planes de deportaciones masivas dirigidas al área de Chicago no sólo son sumamente perturbadores sino que también nos hieren profundamente. Estamos orgullosos de nuestro legado de inmigración que continúa en nuestros días para renovar la ciudad que amamos. Este es un momento para ser honestos acerca de quiénes somos. No hay una persona en Chicago, salvo el pueblo indígena, que no se haya beneficiado de este legado.

La comunidad católica apoya al pueblo de Chicago al hablar en defensa de los derechos de los inmigrantes y solicitantes de asilo. De manera similar, si los informes son ciertos, hacemos constar que nos opondríamos a cualquier plan que incluya una deportación masiva de ciudadanos estadounidenses nacidos de padres indocumentados.

El Gobierno tiene la responsabilidad de proteger nuestras fronteras y mantenernos seguros. Apoyamos los esfuerzos legítimos de aplicación de la ley para proteger la seguridad de nuestras comunidades; la criminalidad no puede tolerarse, así sea cometida por inmigrantes o ciudadanos de larga data. Pero también estamos comprometidos a defender los derechos de todas las personas y a proteger su dignidad humana. Como tal, apoyamos vigorosamente la legislación local y estatal para proteger los derechos de los inmigrantes en Illinois. De acuerdo con la política de Localidades Sensibles, vigente desde 2011, también nos opondríamos a todos los esfuerzos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas y otras agencias gubernamentales por ingresar a lugares de culto para cualquier actividad de cumplimiento.

La elección no es simplemente entre una aplicación estricta y fronteras abiertas, como algunos comentaristas querrían hacernos creer. Dirigiéndose este año a embajadores acreditados ante la Santa Sede, por ejemplo, el papa Francisco habló de la necesidad de equilibrar la gestión migratoria con el respeto a los derechos humanos y la dignidad. “Olvidamos fácilmente que se trata de personas con rostros y nombres”. El Santo Padre también ha sido claro en que “nadie debe ser repatriado a un país donde podría enfrentar graves violaciones de derechos humanos o incluso la muerte”. Esto no es una especulación ociosa. Millones de migrantes huyen de sus países de origen hacia tierras más seguras precisamente porque es un asunto de vida o muerte para ellos y sus hijos.

Para los miembros de las comunidades de fe, las amenazas de deportaciones masivas también nos dejan con la pregunta candente: “¿Qué nos está diciendo Dios en este momento?”. La gente de fe está llamada a interceder por los derechos de los demás y a recordar a la sociedad su obligación de cuidar a los necesitados. Si la deportación masiva indiscriminada de la que se informa se llevara a cabo, esto sería una afrenta a la dignidad de todas las personas y comunidades y negaría el legado de lo que significa ser estadounidense.

La Misa puede verse en www.youtube.com/watch?v=3XWB0JdD9K0.

-Blase Cupich es cardenal y arzobispo de Chicago.

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