Cómo se forman las lunas y por qué es importante hallar las de los exoplanetas

Científicos descubrieron que las lunas en sistemas solares distantes podrían tener los hábitats más abundantes de la galaxia. Pero ¿cuándo encontraremos una de estas exolunas?

Las exolunas son increíblemente difíciles de descubrir.

Las exolunas son increíblemente difíciles de descubrir. Crédito: Getty Images

La búsqueda de exoplanetas, los que orbitan las estrellas distantes, ha abierto toda de una galaxia de mundos ubicados más allá del nuestro.

Hasta ahora han sido descubiertos más de 3,700, y éstos podrían tener acompañantes.

Desde que fue confirmado el primer descubrimiento de planetas más allá de nuestro Sistema Solar, hace más de 20 años, sabemos que nuestro vecindario estelar no está solo en el Universo.

Pero ahora la frontera de la exploración está cambiando otra vez. Porque donde hay planetas, debe haber lunas. Y esas lunas pueden ser sorprendentemente similares a la Tierra.

¿Por qué lunas?

Hasta ahora, los científicos interesados en mundos potencialmente habitables ubicados más allá de nuestro Sistema Solar se han centrado en los planetas que se parecen a la Tierra, el cual actualmente es el único esquema que conocemos donde puede haber vida.

Pero ¿que ocurriría si estos mundos, en lugar de orbitar una estrella, orbitaran otro planeta?

Sistema Solar

iStock
Las lunas ubicadas más allá del Sistema Solar podrían ser muy parecidas a la Tierra.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Queensland del Sur en Australia decidieron explorar esta posibilidad analizando la zona habitable de sistema planetarios observada por el telescopio Kepler de la NASA.

La zona de habitabilidad es la región alrededor de una estrella donde puede existir agua líquida en la superficie de un planeta.

El equipo encontró que el número previsto de lunas orbitando planetas gigantes en estas regiones bien podría exceder al de los planetas rocosos parecidos a la Tierra.

Y esto podría convertirlos potencialmente en los hábitats de vida más abundantes.

Ilustración

NASA/JPL/Richard Barkus
Ilustración de la zona de habitabilidad, la región donde puede existir agua líquida en la superficie de un planeta.

“Considerando el número esperado de estas lunas en la zona de habitabilidad de su estrella, es bastante posible que los primeros signos de vida que se encuentran fuera del Sistema Solar, si ésta existe, podría realmente encontrarse en una luna y no en un planeta parecido a la Tierra“, le dijo a la BBC Michelle Hill, principal autora del estudio.

Así que las exolunas bien podrían ser algunos de los lugares más importantes del Universo.

¿Una señal de una exoluna?

Las exolunas, sin embargo, son increíblemente difíciles de descubrir. De hecho, nadie ha confirmado un hallazgo hasta ahora.

“La zona habitable tiende a estar justo en el límite de nuestros métodos de detección actuales”, explica el doctor Stephen Kane de la Universidad de California, Riverside, otro de los autores del estudio.

Detectar planetas allí es bastante difícil, detectar lunas casi imposible.

Zona de habitabilidad

NASA/Science Photo Library
Estar en la zona de habitabilidad puede alterar drásticamente la superficie de un planeta.

El doctor David Kipping, que dirige un equipo en la Universidad de Columbia, Nueva York, ha estado interesado en la idea de las exolunas desde que era estudiante.

“No habemos muchos científicos buscando estas cosas, pero estoy seguro de que en cuanto comencemos a encontrarlas mucha más gente se unirá a la cacería“, le dijo a la BBC.

“Tratar de entender… lo comunes (que son) nos dará algún sentido de lo singular que es el Sistema Solar”, agrega.


¿Cómo se forman las lunas?

Se piensa que la mayoría de las lunas se forman a partir de los ingredientes que sobran de su planeta progenitor.

En nuestro Sistema Solar, es probable que la gran familia de lunas de Júpiter se formó con la acumulación de este material cuando el planeta era joven.

Las lunas también pueden iniciarse como planetas enanos o asteroides orbitando su estrella, y sólo después son capturados por planetas con una fuerza gravitacional mucho más fuerte.

Se piensa que ese fue el caso de Tritón, que orbita de forma retrógrada a Neptuno, su planeta anfitrión, y previamente pudo haber habitado en el Cinturón de Kuiper, una zona distante del Sistema Solar más allá de la órbita de Neptuno.

Luna

Science Photo Library
La Luna vista sobre la superficie de la Tierra.

Nuestra propia Luna se formó por un impacto enorme. Cuando otro cuerpo gigante chocó con la Tierra primitiva, los escombros resultantes se reunieron para crear la Luna.

La Tierra y la Luna en realidad forman una pareja inusual en nuestro propio Sistema Solar.

“Es una luna gigante básicamente, comparada con la Tierra. Y no es realmente obvio si esa es una regla de oro o si es extremadamente inusual dentro del Universo”, explica el doctor Kipping.


¿Qué hace a una luna ser un buen hogar?

Primero, el tamaño importa.

“Ciertamente puedes tener un planeta gigante que tenía lunas que eran de tamaño y masa similar, por ejemplo Marte, así que podrías crear condiciones mucho más habitables”, dice el doctor Kane.

Una atmósfera también puede incrementar radicalmente la capacidad de un planeta para mantener vida, y los cuerpos necesitan alcanzar un tamaño específico para retenerla.

“Uno de los mayores impactos es la capacidad de un planeta para retener su atmósfera y qué tan lejos está de la estrella, porque (esta) emite lo que llamamos un viento solar, que tiende a erosionar la atmósfera”, agrega.

Luna amarilla con volcanes

NASA/Science Photo Library
Júpiter jala y estira a la pequeña Io, provocando el calor que alimenta sus volcanes.

El campo magnético de un planeta puede proteger a su luna del inhóspito viento solar.

Y, además de agua, la vida también necesita energía, la cual puede surgir de la fuerza gravitacional de un planeta apretando a la luna, como ocurre con la altamente volcánica Io.

¿Cuándo podremos encontrar la primera exoluna?

El equipo del doctor Kipping ha identificado al exoplaneta Kepler 1625b como potencial candidato para albergar una exoluna, pero aún no han sido capaces de confirmar el hallazgo.

Es un planeta del tamaño de Júpiter y se ubica tan lejos de su estrella como la Tierra está del Sol.

Johannes Kepler

Getty Images
El exoplaneta Kepler 1625b fue bautizado en honor al astrónomo alemán Johannes Kepler (y el telescopio que también lleva su nombre).

Pero encontrar vida en una exoluna no será fácil

Más bien será extremadamente difícil.

“En el Sistema Solar no tenemos idea si (las lunas heladas) tienen vida debajo de la superficie o no. Y es muy muy difícil, incluso cuando vivimos al lado de esos objetos, poder analizar lo que está ocurriendo debajo de la superficie del hielo… Imagínate hacerlo a años luz de distancia“, explica el doctor Kipping.

A pesar de los desafíos, la profesora Giovanna Tinetti, investigadora de exoplanetas de la Universidad de Londres, cree que lo mejor es tener la mente abierta.

“Creo que necesitamos estar abiertos en lo que se refiere a la habitabilidad, y ciertamente no estar apegados a la opinión de que necesitas tener un planeta que es grande como la Tierra, o la misma distancia del Sol con una estrella que es exactamente como el Sol”.

“Espero que la vida sea un poco más original que eso”, concluye.


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