El 2 de octubre no se olvida en Pilsen

Activistas de Chicago recordaron la masacre de estudiantes del 2 de octubre de 1968 sucedida en Tlatelolco, Ciudad de México

Carlos Arango portó una bandera mexicana durante la conmemoración en Pilsen de la masacre de estudiantes del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco, Ciudad de México. (Antonio Zavala / La Raza)

Carlos Arango portó una bandera mexicana durante la conmemoración en Pilsen de la masacre de estudiantes del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco, Ciudad de México. (Antonio Zavala / La Raza) Crédito: Impremedia

Faltando unos 15 minutos para el medio día del miércoles 2 de octubre llegó el líder activista Carlos Arango y su aliada en lucha Antonia Salinas a la Placita Tenochtitlan en Pilsen con 15 veladoras de las cuales tres eran de color verde, tres de color blanco y tres de color rojo.

Ambos procedieron a colocar las veladoras en el piso y en los cuatro puntos cardenales colocaron afiches que leían “En la lucha nos vemos” y más abajo “Comité ‘68” y aún más abajo “Ni perdón, ni olvido”.

Además, por un rato Arango, de 76 años, portó una bandera mexicana y luego de que Salinas encendió las veladoras, ella por unos minutos también se encargó de ondear la bandera tricolor de los mexicanos.

Otros activistas como Omar López, Héctor Alva, Raúl Salinas y Luis Alfredo Narváez llegaron para acompañar a Arango a conmemorar y no olvidar la matanza del 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Cultura en Tlatelolco, Ciudad de México.

En dicha fecha fatídica, aseguró Arango y sus acompañantes, el gobierno del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, masacró a una cantidad aún no esclarecida de estudiantes universitarios que reclamaban más libertad para el pueblo de México.

Los estudiantes también exigían una apertura a la democracia con D mayúscula y el fin a la represión del entonces gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI).

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“Hoy hace 56 años, en un día como hoy, los estudiantes luchaban por la justicia, por la democracia y por la libertad”, dijo Arango. “Estaban luchando por un México mejor y, al igual que los estudiantes en París, Francia, ese mismo año pedíamos lo imposible”.

México, y en particular la gran Ciudad de México, era un foco de activismo y lucha y en esa época el gobierno había mandado matar al líder campesino Rubén Jaramillo en 1962, recordó Arango. También en esa década de 1960 había estallado la huelga de los ferrocarrileros y luego la huelga de los estudiantes de medicina en la UNAM.

La UNAM misma, llamada Ciudad Universitaria por los estudiantes, había sido tomada y su autonomía “violada” por soldados del gobierno. Cientos de estudiantes habían sido arrestados.

Fue durante una protesta y marcha que culminó en la Plaza de las Tres Culturas como a eso de las 4:30 pm del 2 de octubre de 1968 que gendarmes empezaron a cercar la plaza histórica y minutos después soldados dispararon contra la multitud, que incluía además de estudiantes a mujeres y niños.

Nadie, hasta hoy, sabe a ciencia cierta cuántas víctimas fueron sacrificadas por el gobierno para que la ciudad y México pudieran llevar a cabo los Juegos Olímpicos y simular ante el mundo que México era “moderno, libre y democrático”, algo que los miles de estudiantes universitarios se habían encargado de desenmascarar.

El activista Arango contó a los congregados en Pilsen que luego, en junio de 1971, los entonces llamados “halcones”, grupos pagados por el gobierno, volvieron a atacar a los jóvenes universitarios.

Acto seguido, Arango y otros gritaron al aire “¡2 de octubre no se olvida!” y “¡2 de octubre ni perdón, ni olvido”.

Enseguida los presentes también recordaron a los 43 estudiantes de Ayotzinapa que fueron desaparecidos en 2014 y de nuevo las voces de los presentes gritaron “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”.

Arango dijo a La Raza que él recuerda la protesta del 2 de octubre en 1968 porque él estuvo ahí. Dijo que fue testigo de cómo los gendarmes cercaban la Plaza de las Tres Culturas en donde estaban congregados los universitarios y sus demás aliados: mujeres, profesionales y niños.

“Tengamos en la memoria a estos jóvenes del 68”, dijo Luis Alfredo Narváez, de 41 años. “Sigamos alzando la voz contra los crímenes de estado y, repito, sigamos alzando la voz para que esto no vuelva a pasar en nuestro país México”.

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El líder activista Omar López, quien fue en su juventud parte de los Young Lords, precisó que no hay que olvidar nunca los hechos del 2 de octubre en México.

“No nos olvidemos de los estudiantes mártires del 2 de octubre del 68”, dijo López, quien agregó que en esa época a Chicago llegaron varios estudiantes de México huyendo de la represión del PRI gobierno.

“En Chicago recibimos a esos estudiantes, unos venían a quedarse aquí y otros se fueron a Europa, pero todos estaban decididos a no quedarse en México por la represión”.

López dijo que en Chicago muchos aprendieron de la lucha de los universitarios mexicanos y su ejemplo los inspiró a luchar aquí también por los derechos civiles y por un México más democrático.

Para culminar el acto memorial del 2 de octubre, el activista Narváez, celular en mano, leyó el poema ‘Tlatelolco 68’ del poeta mexicano Jaime Sabines.

La cobertura editorial de La Raza es posible en parte gracias al apoyo del Chicago Community Trust.

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