Inminente cierre de clínicas

El futuro de varias clínicas que brindan servicios de salud mental en Chicago se decidirá en febrero en audiencias públicas, informaron autoridades

Integrantes del Movimiento de Salud Mental de Chicago en una conferencia de prensa en el centro de la ciudad.

Integrantes del Movimiento de Salud Mental de Chicago en una conferencia de prensa en el centro de la ciudad. Crédito: Foto Belhú Sanabria

Ana Navarro, terapeuta del Northwest Mental Health Center, en Logan Square, no tiene pelos en la lengua cuando se trata de defender su trabajo y la salud de sus pacientes.

Los pacientes se le acercan todo el tiempo y la abrazan, pues para ellos más que su terapeuta es su amiga.

“La relación terapeuta-amiga y paciente que he construido con ellos ha tomado tiempo establecerla. Ahora tendrán que enfrentarse a la posibilidad de llegar a una nueva clínica lejana a su barrio y a dónde la terapeuta no sea bilingüe”, señaló Navarro.

“Nuestro futuro es incierto. Esta clínica va a ser reunificada con la Lawndale, pero a nosotros nos van a regar por toda la ciudad”, declaró.

“Es una lástima que las dos únicas clínicas bilingües como la del Barrio de Las Empacadoras y ésta las vayan a cerrar o consolidar. De ejecutarse la medida estarían haciendo un gran daño a los pacientes que necesitan los servicios de salud en español”, dijo.

Con las horas contadas se encuentran seis clínicas de salud mental en Chicago, a raíz del recorte de presupuesto fiscal hecho por el alcalde Rahm Emanuel en octubre pasado y en el que los más afectados resultaron ser los más vulnerables.

El presupuesto será de $169 millones anuales y con los cierres y consolidaciones de las clínicas mentales se ahorrarían alrededor de $2 millones, según el Departamento de Salud Pública de Chicago.

De las 12 clínicas de salud mental que tiene la Ciudad, seis van a dejar de ofrecer servicios por razones presupuestales y dentro de ellas hay dos que son las únicas que brindan servicios en español.

Debido a estos recortes, Chicago servirá a más de 5,000 pacientes en las seis clínicas que queden operativas. En éstas, un 61% de sus pacientes son afroamericanos y un 17% de latinos.

Originalmente Chicago contaba con 21 clínicas de salud mental, pero por razones económicas los diferentes alcaldes las han ido cerrando. Estos centros reciben a personas de bajos ingresos, con o sin seguro médico y sin importar el estatus migratorio.

“El cuidado de salud mental no ha sido nunca un tema fuerte dentro de la lista de prioridades de los políticos, porque piensan que la gente con enfermedades mentales no tiene voz ni voto. Y cuando se habla de recortes de presupuesto, el asunto de salud mental siempre se ve afectado”, dijo a La Raza Matt Ginsberg, organizador comunitario del Movimiento de Salud Mental de Chicago.

“El plan es cerrar las clínicas y las que quedan abiertas privatizarlas. Esto viene a formar parte de un plan general para que el gobierno ya no siga proporcionado esos servicios”, destacó el activista.

Será 10 veces más costoso atender a personas con determinadas enfermedades mentales si se encuentran en hospitales psiquiátricos o cárceles que si son asistidos con terapeutas que les proveen cuidado de salud preventiva.

“Según las investigaciones, por cada dólar que uno invierte en cuidado comunitario de salud mental, ahorra cuatro dólares en las consecuencias negativas de no proveer cuidado”, indicó Ginsberg.

“No debemos estar hablando de cómo cerrar clínicas sino más bien de cómo debemos ampliar estos servicios, porque aunque pasaron la ley a nivel federal esto no empieza sino hasta el 2014. Nuestra exigencia no se debe solamente a los cierres y despidos sino a un plan que consista en respetar el derecho humano al cuidado de la salud”, añadió.

El enfoque del Movimiento de Salud Mental es el de evitar que se cierren o consoliden las clínicas.

Recientemente dicho Movimiento elaboró un informe que habla sobre el impacto social, físico y económico que ocasionaría el cierre de las clínicas de salud mental.

La investigación también indica que a medida que la recesión económica continúe, la necesidad de servicios de salud mental seguirá creciendo. Y de privatizarse las clínicas, la gente indocumentada que necesite cuidados de salud mental tendrá dificultad para recibir atención médica.

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