Nos hace falta Carlos Fuentes

No cabe duda que se le extraña. A siete meses de la muerte del escritor Carlos Fuentes, hay un vacío enorme en la interpretación de lo que está sucediendo en México. Nos falta su perspectiva genial y valiente.

No ha surgido una voz que explique al mundo los retos que enfrenta la nueva administración de Enrique Peña Nieto ni la historia de compadrazgo, corrupción y abuso del erario en beneficio de amigos y familiares que caracterizó al mandatario mexicano cuando era gobernador del Estado de México.

Fuentes tenía profundas razones para desear que Peña Nieto no fuera presidente y tuvo la valentía de decirlo públicamente.

A últimas fechas hubo una serie de homenajes en Chicago al novelista mexicano. La UNAM Chicago y el Instituto Cervantes organizaron sendos simposios sobre Fuentes. Se exploró su obra y trascendencia como pensador.

En la traición de los intelectuales latinoamericanos del siglo XX, Fuentes se convirtió en un interlocutor de México e Hispanoamérica para el mundo. Entendía su trabajo de escritor como participante activo en el debate público.

También nos hace falta su voz crítica sobre las políticas antiinmigrantes en Estados Unidos y su apoyo a los trabajadores indocumentados. Nos hacen falta sus ensayos en The New York Times y en el LA Times.

Hace años lo entrevisté en Chicago. Entre otros temas, hablamos del crecimiento de la comunidad hispana y su contribución a Estados Unidos así como de la transformación lingüística y cultural que viene ocurriendo a raíz de la presencia hispana en nuestro país.

“Los Estados Unidos quisieran ser un país exclusivamente blanco, protestante y anglosajón”, me dijo Fuentes respecto al clima antiinmigrante que ya se palpaba desde aquella época.

Y resumió con genialidad:

“Los Estados Unidos han escrito la historia blanca de los Estados Unidos. Les falta escribir la historia negra, india, latina o hispana, china, coreana, japonesa, caribeña de los Estados Unidos. (…) Se deben fortalecer a través de la multiplicidad racial y cultural; no debilitarse a través de la exclusividad cultural y xenofóbica”.

Nos hace falta Carlos Fuentes.

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