La lucha de los profesores de medio tiempo en las universidades

El movimiento Lucha por $15 ha inspirado a otros sectores a organizarse y mejorar sus condiciones  de trabajo.

Uno de esos grupos son los profesores adjuntos que trabajan en universidades y colegios privados por bajos salarios y sin ningún beneficio. Hay 1.5 millones de profesores adjuntos en el país y solo en Chicago hay cerca de 6,500 de estos profesores.

Dos terceras partes de las facultades de las universidades del país se componen de profesores de medio tiempo desde hace ya una década. Pero mientras estos profesores ganan salarios de pobreza, los salarios de los administradores han subido  de 75% a 170%, lo que se traduce a salarios muy altos.

Otra anomalía del sistema universitario es que aun cuando las matrículas de los estudiantes han subido a $30 mil al año en muchas universidades  y colegios, lo que cada universidad gasta en mejorar la educación es menos de una tercera parte de todo el presupuesto.

Lo que significa que lo que se supone  es la búsqueda de la verdad y el conocimiento en las universidades y colegios se ha convertido en la búsqueda de ganancias bajo un modelo corporativo, según la organización Faculty Forward, que lucha por cambiar esta situación.

La explotación de los profesores adjuntos es obvia. Se les paga por hora aunque trabajan horas extra sin pago  preparando las clases, corrigiendo tareas y calificando exámenes. Los adjuntos son contratados por semestre, así que ellos no saben si de un semestre al otro regresarán  a trabajar.

Para colmo muchas veces los profesores de medio tiempo no tienen ni computadora, ni  oficina y deben cargar los archivos de sus clases en sus carros cada vez que dan clases.

Angelina Llongueras trabajó por un semestre dando un curso  de composición en inglés en el Colegio San Agustín de Chicago. Ella tiene un doctorado en inglés y ocho años de experiencia en las universidades de Barcelona (España) y la Universidad Autónoma de Puebla (México).

Le sorprendió a Llongueras que su salario por trabajar tres horas y media una vez a la semana llegaba a $30 la hora y a la quincena sacaba $200.

Pero lo que más sorprendió a esta docente, que además tiene experiencia en el teatro, fue que ella no tenía libertad de cátedra en el curso pues ya todo estaba preparado, desde qué enseñar en cada clase hasta los exámenes finales.

“Yo no tenía ni voz ni voto, ya todo estaba preparado,” apunto ella a esta columna. “No critico al curso en sí, si no a que el profesor sea usado como un instrumento que no tiene  la más mínima libertad”.

Los profesores adjuntos  en la Universidad de Chicago votaron recientemente por organizarse en un sindicato. En otras universidades estos profesores también luchan para que se les pague lo justo, que ellos dicen es $15 mil por semestre. La lección aquí, tal parece, es organizarse.

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