Barrio Pilsen lucha contra desplazamiento para mantener su identidad hispana

Un estudio de la Universidad de Illinois en Chicago confirma que entre el 2000 y 2013 el vecindario perdió 10,300 habitantes hispanos

El vecindario de Pilsen mantiene su mayoría hispana en el suroeste de Chicago, con sus cafés, galerías y murales que reflejan la cultura inmigrante de origen mexicano, pero miles de familias han abandonado el barrio en la última década debido al aumento del precio de las propiedades.

El vecindario de Pilsen mantiene su mayoría hispana en el suroeste de Chicago, con sus cafés, galerías y murales que reflejan la cultura inmigrante de origen mexicano, pero miles de familias han abandonado el barrio en la última década debido al aumento del precio de las propiedades. Crédito: EFE

El vecindario de Pilsen mantiene su mayoría hispana en el suroeste de Chicago, con sus cafés, galerías y murales que reflejan la cultura inmigrante de origen mexicano, pero miles de familias han abandonado el barrio en la última década debido al aumento del precio de las propiedades.

“Los cambios demográficos tienen consecuencias reales para los mexicanos y los mexicoamericanos que han vivido en Pilsen durante generaciones”, declaró John J. Bentancur, profesor de la Universidad de Illinois en Chicago.

En opinión del autor de un estudio sobre el desplazamiento de los habitantes hispanos, la pérdida del barrio complica la vida de un grupo que “necesita de sus vecinos, iglesias y escuelas bilingües”, y que al ser obligado a irse “no tiene muchas opciones” en el resto de la ciudad.

El estudio, “Trayectoria e impacto de la gentrificación en Pilsen”, confirma que entre el 2000 y 2013 el vecindario perdió 10,300 habitantes hispanos, en su mayoría familias.

En el 2000, los hispanos constituían el 89% de la población, y 13 años después cayeron a 81.6%, o sea a 28,835 personas, consideradas trabajadores de bajos recursos.

En el mismo período, la población blanca y de mayor poder adquisitivo aumentó 22%, para situarse en 4,385 personas en 2013.

La llamada ‘gentrificación’, proceso mediante el cual la población original de un sector o barrio es progresivamente desplazada por otra de un nivel adquisitivo mayor, se ha intensificado y está “minando a la comunidad mexicana” de Pilsen, dijo Bentancur, que fue uno de los fundadores del Instituto del Progreso Latino de Chicago.

Además, provoca un sentimiento de “incertidumbre entre los más vulnerables”, agrega en el estudio que elaboró con datos del American Community Survey.

Pilsen, que fue el punto de entrada y de asentamiento de los trabajadores de la red ferroviaria y de plantas fabriles, fue ocupado originalmente por inmigrantes europeos.

Los inmigrantes mexicanos comenzaron a llegar en la década de 1960 y convirtieron al barrio en la primera comunidad latina de la ciudad.

Sin embargo, comentó Betancur, esa presencia fue “asediada desde el primer momento” por planes de la Municipalidad para establecer a gente de clase media en esa zona cercana al centro, que incluyó hasta la creación de una “colonia de artistas blancos”, que no consiguió arraigarse.

40 años de historia

El director ejecutivo del Proyecto Resurrección, José Raymundo, dijo que es difícil controlar el mercado y el avance de las construcciones nuevas, cafés y tiendas de moda que atraen a habitantes jóvenes, solteros y blancos.

“Pero en Pilsen los hispanos tenemos más de 40 años de historia y trabajamos muy duro para conservar esa presencia”, señaló.

El Proyecto Resurrección se ha dedicado en los últimos 25 años a la construcción de viviendas accesibles y servicios en Pilsen y en otros enclaves de inmigrantes mexicanos del área, como La Villita y Las Empacadoras.

Raymundo, quien llegó de la capital de México a Chicago en 1972 cuando tenía siete años de edad, también destacó las “anclas” que tienen los latinos en el barrio, entre ellas el Museo Mexicano de Bellas Artes, los murales y las iglesias.

El concejal del área Daniel Solís dijo que “las caras pueden cambiar” en Pilsen, pero la identidad cultural se mantiene y se debe aceptar la llegada de los jóvenes profesionales que quieren establecerse en el barrio.

Otro activista del área, el ecuatoriano Byron Sigcho, que dirige la Alianza de Pilsen, también destacó la identidad única del barrio, pero advirtió que vive una crisis de vivienda que afecta “a la gente más pobre”.

“La gente se va de Pilsen y de otros barrios porque no puede contra la especulación inmobiliaria que duplica o triplica las rentas en cuestión de semanas”, declaró.

Su grupo exige que la Municipalidad cumpla con los objetivos anunciados en 2005 para construir mil viviendas públicas en cinco años, de las cuales solamente se concretó el 20%.

“Es crucial que el alcalde (Rahm Emanuel) tome cartas en el asunto, que cambien las leyes de desalojo o de control de renta, para proteger a la clase trabajadora y su derecho de acceso a una vivienda”, agregó.

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