Fue un estudiante indocumentado, ahora crea una beca para ayudar a otros en sus estudios

La vida de un joven indocumentado nunca fue fácil, pero es mucho más complicada ahora, explica un empresario de origen mexicano que ha creado una beca para estudiantes universitarios, poniendole el nombre de sus padres inmigrantes.

Haber vivido como indocumentado durante buena parte de su niñez y adolescencia, incluso parte de su tiempo en la universidad de California, hace que José Luis Bedolla tenga muy presente la situación de los jóvenes que hoy viven la experiencia que él tuvo hace algunas décadas.

Por eso mismo, fundar una beca estudiantil con el nombre de sus padres inmigrantes, Miguel y Elvira Bedolla -ella ya fallecida-, le pareció una excelente idea.

“Ninguno de los dos fue a la universidad, si siquiera a la preparatoria”, cuenta Bedolla, hoy en día un exitoso hombre de negocios en el área tecnológica y empresarial. “Pero si no fuera por los esfuerzos de ellos dos, en trabajos físicos y duros en este país y en que solo quisieron ganar el dinero para que nosotros estudiáramos, no estaría yo en posibilidad de hacer esto”.

Tanto su padre como su abuelo fueron trabajadores temporales en Estados Unidos a mediados del siglo pasado, que como muchos mexicanos iban y venían entre el trabajo y su familia en México. En 1974 la familia decidió trasladarse a California, cuando José Luis estaba a punto de cumplir los 5 años. La visa con la que entraron expiró con el tiempo.

La familia se estableció en Pomona, California, nació otro hijo, y los padres se dedicaron a trabajar, el en la construcción, ella en fábricas de moños y cerámicas.

Ser indocumentado en aquellos años no era fácil, pero no era tan difícil como ahora, explica.

“Yo creo que, sin duda, es más dificil ahora”, comenta. “Entonces era más fácil trabajar, tener licencia de conducir, hacer la vida de cada quien y esperar a que los políticos se pusieran de acuerdo y cambiaran las leyes”.

La familia eventualmente se benefició de la Ley de Reforma y Control de Inmigración (IRCA) o Ley de Amnistía, aprobada en 1986. José Luis había logrado ingresar en Berkeley, una de las mejores universidades del país, y pasó algún tiempo allí como indocumentado antes de recibir sus papeles.

“La universidad me salvó, fue un refugio de las cosas y de las políticas sobre las que no tenía control. Era elegible a algunas becas. Trabajé noches y fines de semanas y pedí préstamos de emergencia para pagar mi universidad. Fue mi segundo hogar cuando mi madre murió (en 1990)”, dice. “Aunque fue dificil y estresante, fue relativamente fácil comparación a lo que muchos estudiantes enfrentan hoy, cuando aún con el California Dream Act, muchos préstamos federales están fuera de su alcance. Y hay más temor a la deportación”.

La beca, que por el momento cuenta con unos 50,000 dólares pero que busca aumentar a un mínimo de 100,000, será destinada a jóvenes del área de Los Angeles, donde José Luis y su esposa Lisa García Bedolla, quien es cubana de origen, crecieron, el en Pomona y ella en Downey.  La beca será para estudiar en California State University en Berkeley, donde la pareja se conoció y donde Lisa es profesora.

Para donar al fondo, puede visitar esta página

La beca estará disponible como parte del sistema de asistencia financiera de la Universidad de Berkeley.

En esta nota

dreamers Educación Inmigración soñadores

Recibe gratis todas las noticias en tu correo

Este sitio está protegido por reCAPTCHA y Google Política de privacidad y Se aplican las Condiciones de servicio.

¡Muchas gracias! Ya estás suscrito a nuestro newsletter

Más sobre este tema
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain