¿Se acerca EEUU a una crisis de gobierno?

Su mensaje populista y nacionalista, su costumbre de gobernar desde Twitter, sus ataques contra la prensa y sus detractores, y sus acciones ejecutivas, han profundizado las divisiones políticas, pero es prematuro hablar de una "crisis" política

WASHINGTON.- El presidente Donald Trump ha generado mala prensa por sus polémicas acciones ejecutivas y sus controvertidos nombramientos, pero ni es un “dictador” al estilo latinoamericano ni EEUU se aproxima a una “crisis de gobierno”, aseguraron este martes varios expertos.

Su mensaje populista y nacionalista, su costumbre de gobernar desde Twitter, sus ataques contra la prensa y sus detractores, y sus acciones ejecutivas, han profundizado las divisiones políticas, pero es prematuro hablar de una “crisis” política, según expertos consultados hoy por este diario.

“Estamos ante momentos de profunda incertidumbre, y estos momentos pueden conducir a muchos lugares. Creo que es muy temprano para decir que estamos al borde de un nuevo cataclismo por los derechos civiles, o una nueva guerra como la de Vietnam”, señaló Peter Schechter, director del Centro Latinoamericano Adrienne Arsht del “Atlantic Council”.

Trump “ha actuado con enorme rapidez, pero también con casi ninguna consideración de apelar de forma más amplia, más allá de sus votantes, y eso no puede durar mucho, porque sus votantes claramente no son la mayoría, y todo presidente tiene que negociar con el Congreso, con distintas partes interesadas”, advirtió.

Schechter dijo confiar en que, una vez que todos los miembros del Gabinete presidencial tomen las riendas de sus respectivas agencias, “sirvan de equilibrio a las propuestas más radicales y no tan pensadas cuidadosamente, como las que hemos visto”.

Por su parte, Ian Vásquez, analista del libertario Instituto Cato,  explicó que la concentración del poder en manos republicanas deja a Trump “con más poder que cualquier presidente en décadas”, y no sorprende que intente deslegitimizar a la prensa y las cortes.

“En EEUU, las instituciones están funcionando, la gente sale a las calles y tiene libertad de expresión; estamos en otra fase de la democracia americana… no se ha visto este tipo de populista en la Casa Blanca, y aunque hay desacuerdos sobre su manejo de las políticas, es muy temprano para hablar de una crisis de gobernanza“, afirmó Vásquez, director del Centro para la Libertad y la Prosperidad Global.

El Congreso, en particular legisladores republicanos, tendrá la labor de estar alerta e impedir una crisis política de mayúsculas proporciones, según los expertos.

Un poder más concentrado

Los republicanos ahora controlan el Congreso, la Casa Blanca, y más de la mitad de los estados y legislaturas estatales, además de que Trump nombrará a un juez vitalicio en el Tribunal Supremo, colocándose en una ventaja idónea para avanzar su agenda conservadora.

Pero parte de la situación actual, según Vásquez, se debe a una continua y mayor concentración del Ejecutivo desde las presidencias de George W. Bush y Barack Obama.

Si Bush tenía la urgencia de tomar medidas unilaterales contra el terrorismo tras los atentados del 9/11, Obama heredó la peor crisis económica desde la “Gran Depresión”, y ambos mandatarios justificaron los sucesos dentro y fuera del país para adoptar controversiales medidas ejecutivas.

Protestas por todas partes

Desde su primer día en el poder, Trump ha afrontado un creciente movimiento de “resistencia” y protestas contra sus políticas, que han sido pacíficas en su mayoría.

De las 17 acciones ejecutivas que ha firmado en los últimos doce días, las relacionadas con la construcción de un muro fronterizo, y la prohibición temporal de la entrada de refugiados de siete países con mayoría musulmana, han generado las mayores críticas, incluso del empresariado.

Presionado por periodistas, el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, ha defendido las acciones ejecutivas para fortalecer la seguridad nacional, y hoy mismo reiteró su queja de que es la prensa la que habla erróneamente de una prohibición a la entrada de musulmanes.  Esto, pese a que el propio Trump ha usado la palabra “prohibición” en Twitter.

Spicer ha tenido que hacer “control de daño” ante informes de prensa de que Trump no consultó a las agencias a cargo de la ejecución de las medidas ejecutivas, ni avisó por adelantado a los miembros del Congreso. El secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, negó hoy que su agencia estuvo desprevenida.

Mientras, los fiscales generales en 16 estados han prometido luchar contra las nuevas restricciones,  y cinco jueces federales han puesto un freno temporal a la detención de individuos en los aeropuertos internacionales de EEUU.

Trump reemplazó a la fiscal general interina, Sally Q. Yates, después de que ésta se negó a defender las restricciones, y se anticipa una batalla campal en los tribunales sobre la constitucionalidad de las medidas.

Advertencia conservadora

El columnista conservador del “New York Times”, David Brooks, señaló que muchos legisladores republicanos no simpatizan con Trump, no confían en él como administrador ni coinciden con él en asuntos clave, pero “respetan el control que tiene sobre sus votantes”.

Brooks ve señales de peligro por todas partes y cree que, tarde o temprano, los republicanos que se han aliado con Trump, por conveniencia o lealtad, tendrán opciones difíciles.

Tal como sucedió en la era de Nixon, los líderes republicanos tendrán que enfrentarse a Trump, y arriesgar sus ataques en Twitter, “o ponerse de su lado y vivir con su mancha”, advirtió Brooks.

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