Familiares de migrantes abandonados: entre la resignación y la ansiedad

Algunos esperan visas humanitarias para viajar a EEUU para ver los sobrevivientes; otros tramitan repatriación de cuerpos

MÉXICO.-  Padres, madres, esposos y amigos de los 10 mexicanos muertos y 24 sobrevivientes del tráfico ilegal de indocumentados que fueron abandonados en un tráiler en San Antonio, Texas, se encuentran emocionalmente en una dualidad: entre el urgencia de encontrarse con sus seres queridos y el “shock” del duelo o sentir cerca a la muerte por el Sueño Americano.

“Te imaginas la desesperación que Manuel (Chávez, oriundo de Jalisco) sintió para animarse a beber anticongelante”, se preguntó Cecilia Rivera, amiga de uno de los sobrevivientes, en una entrevista televisiva a punto del llanto al darse cuenta de las afectaciones al hígado, cerebro y riñones que el migrante podría tener.

Rivera se enteró de la manera en que su amigo sobrevivió por narraciones de éste a sus familiares luego de recuperar el conocimiento y mientras las autoridades del estado de Texas buscan la forma de desmantelar lo que supone una red de tráfico de indocumentados con 13 de las víctimas detenidas bajo custodia como testigos de los hechos.

“Por ahora lo que les urge a los familiares es tener la certeza de que están vivos, verlos, tocarlos y no han pensado demasiado en lo que seguirá: varios están todavía en espera de que les den la visa humanitaria”, detalló en entrevista con este diario Adán Valdivia, presidente municipal de Calvillo, Aguascalientes, el municipio de donde partieron tres migrantes que se encuentran en recuperación que podrían solicitar las visas U que da estatus de residente a víctimas del crimen.

Seis familiares más de los originarios de Aguascalientes siguen en espera de las visas humanitarias que los llevaría al reencuentro con sus familiares en tanto el pueblo de Palo Alto El Llano se encuentra de luto en espera de la repatriación de su muerto José Rodríguez Aspeita, de 34 años. Juan Briones, cuñado del fallecido, detalló que el hermano de su esposa había regresado el año pasado de Estados Unidos e intentó volver.

“La esposa no puede creerlo, está sedada por el dolor”, dijo al teléfono desde el municipio ubicado a 45 kilómetros de la capital del estado, cuyos índices de marginalidad no son los más bajos del país, pero mantiene una tradición de migración. “Hay empleo pero es poco y pagan menos”.

En Zacatecas, dos padres sexagenarios recibieron con resignación la noticia que el delegado de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Javier Mendoza, dio de manera personal. “Su hijo, Ricardo Martínez (de 31 años), está muerto”. El mayor, de 34 sobrevivió y aún se encuentra hospitalizado.

Pero la principal sorpresa en este mar de emociones ha sido para algunos parientes enterarse por la tragedia en dónde se encontraban los suyos. “Algunos de estos migrantes no les habían dicho donde estarían”, dijo en entrevista con la cadena Telemundo Reyna Mendívil, cónsul general de México en San Antonio.

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