‘Ser mexicana es un honor’: Claudia Ramos cumple un sueño en el baloncesto de la NCAA con CSUN

La seleccionada tricolor le ha aportado al equipo angelino de las Matadors su pasión por el deporte… y su afinado tiro de tres puntos

Con su bandera mexicana siempre presente, Claudia Ramos festejó el título de CSUN en el torneo de la Conferencia Big West en Anaheim.

Con su bandera mexicana siempre presente, Claudia Ramos festejó el título de CSUN en el torneo de la Conferencia Big West en Anaheim. Crédito: CSUN

Los Ángeles.- Cuando se extinguían los últimos segundos del juego por el campeonato del torneo de baloncesto femenil de la Conferencia Big West, las Matadors de la Universidad de Cal State Northridge (CSUN) tenían el triunfo en la bolsa contra la favorita escuadra de UC Davis el sábado anterior en Anaheim.

El resultado era irreversible, pero Claudia Ramos no lograba procesarlo.

“Algo va a pasar. No puede ser que lo logramos”, recuerda pensar Ramos. “Ya que sonó la chicharra, yo estaba en shock, no sabía ni que estaba pasando y las emociones te llegan”.

Las emociones siguieron fluyendo para la jugadora mexicana que juega como guardia tiradora. Una vez que el juego terminó (CSUN ganó 63-55) y se confirmó el boleto de la universidad del Valle de San Fernando al torneo nacional de baloncesto, Ramos se distinguió del resto, con su cuerpo cubierto por los colores verde, blanco y rojo de la bandera de su país mientras su familia la acompañaba en el Honda Center.

“Quien me conoce sabe que para mí, mi México querido y ser mexicana es un honor gigantesco”, dice en entrevista la joven nacida en Guadalajara hace 20 años. “Para mí fue súper importante tener esa bandera en la espalda y que la gente supiera que soy de México y que represento a todos los mexicanos que trabajan duro todos los días. Es mi orgullo y quería hacerlo presente en ese momento tan especial para mí”.

Dicha muestra de orgullo por su país es algo cautivante acerca de Claudia Ramos, la única mexicana en esta escuadra de CSUN que ha conquistado el torneo del Big West en tres de los pasados cinco años. Para conseguirlo, las Matadors tuvieron que ganar cuatro partidos seguidos en el torneo, algo sin precedentes en la mencionada conferencia.

El premio para CSUN fue clasificarse al torneo nacional de la NCAA que para las Matadors arranca este viernes. Les toca enfrentarse a uno de los equipos favoritos: Notre Dame, que además jugará en su arena (viernes, 2 pm Pac/ESPN2). Una verdadera misión imposible para una escuadra ranqueada No. 16 en su región del torneo en contra de un conjunto sembrado como No. 1.

La guardia tiradora juega con mucho corazón y es la mejor encestadora de tres puntos de las Matadors.
La guardia tiradora juega con mucho corazón y es la mejor encestadora de tres puntos de las Matadors.

Pero mientras nadie les da a las Matadors una real posibilidad de vencer a la poderosa escuadra de la prestigiada Notre Dame, Claudia Ramos tiene las palabras precisas.

“Nadie nos daba oportunidad de ganar el campeonato (del Big West) este año y aquí estamos”, dice la tapatía sobre el reto. “Lo vamos a atacar con la misma garra y la misma lucha que nos caracteriza. Nos vamos a concentrar en lo que nosotras tenemos que hacer y no tanto en el otro equipo y vamos a salir y hacer lo que sabemos, que es luchar y jugar con el corazón”.

Inicio doloroso en Guadalajara

Claudia no tuvo un camino dramático a los Estados Unidos. Nada le faltaba en Guadalajara, pero la lucha para conseguir sus metas ha estado presente todo el tiempo.

Fue la primera persona en su familia en interesarse por jugar al basquetbol, sólo que al principio hacerlo era más un martirio que una afición.

“Yo era ‘llenita’ de chica y mi hermano (Héctor) le dijo a mi mamá: ‘No puedes dejar que Claudia llegue gordita a la prepa’”, relata Ramos sobre sus inicios.

La mamá de Claudia, del mismo nombre, la impulsó a hacer deportes y de ahí surgió la idea de que Claudia acudiera a una prueba de baloncesto de la selección del estado de Jalisco. La experiencia fue tan agotadora y frustrante que la joven ya no quería regresar.

“Mi mamá casi me arrastró a los entrenamientos por las primeras dos semanas. Y luego cada día era mejor y mejor, y entonces fue ‘como que sí me gusta’. Poco a poco se fue convirtiendo en una obsesión, una obsesión positiva”, comparte Ramos. “El deporte me enamoró y no le puedo agradecer lo suficiente a mi mamá y a este deporte por los lugares a los que me ha llevado”.

Dice su madre: “Yo la recogía de la escuela, se cambiaba en el carro, comía en el carro mientras la llevaba a entrenar, y yo trabajaba mientras ella entrenaba. Y de ahí empezó a ser más constante”.

Su habilidad como basquetbolista llevó a Claudia a las selecciones nacionales de México desde muy joven, incluso a un inolvidable campeonato mundial Sub 17 en República Checa en 2014. Pero fue unos meses antes que ella se topó con un enorme obstáculo.

Mientras se preparaba para ir a jugar a El Salvador, se rompió el ligamento cruzado de una rodilla.

“Yo tenía 15 años y sentí que se me derrumbó el mundo en ese instante”, dice la jugadora, quien con admirable mentalidad valora la amarga experiencia de su lesión.

“Fue un momento muy duro, pero siento que me dio mucha fortaleza, no sólo como jugadora, sino como persona”, comenta. “Ese momento me hizo apreciar el deporte muchísimo más. Me hizo dar cuenta que no puedes dar nada por sentado”.

El valor de la familia en CSUN

Su llegada a CSUN la logró con el apoyo de sus padres, que viven en Guadalajara, y el entrenador de las Matadors, Jason Flowers, quien con unas palabras le hizo ver a la chica tapatía de 6 pies (1.82 m) que Northridge, donde el lema del programa es “Always Family”, era el lugar perfecto para ella.

“Yo tengo siempre esa idea que el nicho, la casa, la familia es la base, pero el éxito lo van a encontrar lejos de ella, cuando se atreven a ir por sus sueños y pagar el precio”, dice Rafael Ramos, padre de Claudia. “Ha sido una tenacidad increíble para llegar hasta donde está y un soporte familiar de que no nos quejamos que hemos sacrificado tiempo, dinero, trabajo, alimento, por ella y por su hermano”.

Claudia, líder de triples de CSUN (49 en la temporada y porcentaje de 35%) es junior, es decir, que le queda un año más de elegibilidad en la universidad, y aunque le hace ilusión buscar alcanzar el baloncesto profesional, dice que emprender esa empresa lo decidirá hasta su año de senior.

“Mi sueño desde chica fue jugar profesional, pero también me estoy enamorando de mi carrera”, admite la estudiante con un GPA de 3.8 y que estudia un major en mercadotecnia y un minor en finanzas.

Ramos cree que ante la desafiante realidad para los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos, lo mejor es trabajar más fuerte y demostrar su valor como personas.
Ramos cree que ante la desafiante realidad para los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos, lo mejor es trabajar más fuerte y demostrar su valor como personas.

Su mensaje: intentar más y demostrar

Los padres de Claudia no tienen certeza si ella se quedará en Estados Unidos o regresará a México, pero le auguran un futuro muy exitoso en donde sea por sus principios. “Lo que sí sé es que va a seguir echándole ganas”, dice su madre.

“Y va a representar a México siempre, su pasión es enorme. Y donde tenga que estar, ahí va a haber una parte de México haciendo las cosas como se deben”, agrega Rafael Ramos, quien este viernes se tomará el día para poder buscar en alguna plataforma la transmisión del partido. Ellos no pueden estar en el juego en South Bend, Indiana porque apenas regresaron de estar con su hija una semana en California.

Como una inmigrante más en Estados Unidos que no está de acuerdo con la agenda política del actual Gobierno, la cual incluye separar familias latinas mediante la deportación, Claudia Ramos comparte su malestar al respecto, pero tiene una visión interesante:

“Va a ser más difícil para nosotros lograr cosas, pero eso significa que tenemos que intentar aún más. O sea, tenemos que representar a nuestro país de la mejor manera y tenemos que seguir luchando y demostrar que la gente de México es trabajadora, de buen corazón”.

Becky Hammon la inspira

Claudia Ramos alimentó su afición al baloncesto mirando jugar a las mejores del mundo. Cuando tenía 15 años de edad viajó con su familia a San Antonio a ver su primer juego de la WNBA y a la formidable Becky Hammon, entonces estrella de las San Antonio Silver Stars.

“Me acuerdo que yo estaba completamente impresionada de la manera en que Becky jugaba porque no era la más alta, no era la más rápida, pero era increíblemente inteligente, y la técnica y el liderazgo eran de admirar”, comenta Ramos.

Hammon obtuvo reconocimiento mundial en años recientes luego de que Gregg Popovich, el legendario entrenador de los Spurs, la nombró parte de su staff, la primera mujer en tener un cargo de asistente de tiempo completo en cualquiera de los deportes de grandes ligas de Estados Unidos. Incluso, ella condujo al equipo de los Spurs a ganar el campeonato de la Liga de Verano de la NBA en 2015.

“Ahora la admiro aún más por lo que representa para las mujeres en el deporte”, agrega Ramos. “Está abriendo camino para las que venimos y está mostrando que sí se puede y que hay espacio para el poder femenino en deportes… Ahora sí que de deportista a deportista y de mujer a mujer, es de agradecerse”.

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